Redacción El País
El hábito de llevar varias pulseras simultáneamente es una elección estética que difícilmente pasa inadvertida. Sin embargo, más allá de la moda, la psicología del comportamiento sostiene que estos accesorios pueden ofrecer pistas sobre la identidad, las emociones y la forma en que una persona se relaciona con su entorno.
Para especialistas en conducta humana, las pulseras funcionan como señales visibles: pueden ser símbolos de protección, objetos con carga afectiva o simples formas de expresión personal que comunican más de lo que parece.
Usar muchas pulseras suele asociarse a una búsqueda de singularidad y autenticidad. Es decir, no se trata solo de adornos, sino de pequeños mensajes que se transmiten sin palabras. Los psicólogos destacan varios motivos frecuentes detrás de este hábito:
- Expresión de personalidad: quienes optan por múltiples accesorios suelen inclinarse por la creatividad, lo artesanal o lo distintivo. Es una manera de reforzar un estilo propio.
- Vínculo emocional: muchas pulseras representan recuerdos, viajes, regalos afectivos o etapas importantes. Funcionan como un puente con personas o momentos significativos.
- Sensación de protección: en distintos países y culturas, los amuletos se utilizan para atraer buena energía o alejar lo negativo. Las pulseras cumplen ese rol para quienes encuentran en ellas seguridad simbólica.
- Identidad grupal: también pueden señalar pertenencia a una comunidad, un movimiento cultural, una causa social o una “tribu urbana”.
Pulseras como anclaje emocional
Desde un enfoque más conductual, los psicólogos explican que la acumulación de pulseras puede actuar como un “ancla emocional”. Es decir, un elemento que brinda calma, estabilidad o sensación de control ante situaciones cotidianas o estresantes.
Lejos de indicar un problema psicológico, este comportamiento es considerado un mecanismo simbólico común y extendido en numerosas culturas. Aporta estructura, identidad y una manera personal de gestionar emociones.
Aunque a simple vista parezca apenas una decisión estética, usar varias pulseras a la vez puede revelar una compleja combinación de estilo, memoria, protección y pertenencia. Para la psicología, estos pequeños objetos muestran cómo las personas construyen y refuerzan su identidad día a día, utilizando la apariencia como un lenguaje propio.
En base a El Tiempo/GDA