Redacción El País
Olvidar el nombre de una persona conocida, una dirección familiar o incluso una palabra en medio de una conversación es una situación que todos experimentamos en algún momento. Si bien en la mayoría de los casos estos lapsos de memoria son pasajeros y no revisten gravedad, pueden generar inquietud, especialmente con el paso de los años.
¿Por qué se nos olvidan los nombres?
Existen múltiples factores que pueden influir en estos olvidos. La sobrecarga de información, la hiperconectividad y el estrés crónico afectan la concentración y la retención de datos, dificultando el acceso rápido a ciertos recuerdos. Además, la falta de atención al momento de recibir una información impide que esta se almacene correctamente en la memoria.
Según el psicoanalista José Abadi, "los olvidos cotidianos se relacionan con una alta tensión emocional, mucha agitación y dispersión. La mente está ocupada en otra cosa, lo que dificulta focalizarse en una idea específica".
Otro fenómeno común es la anomia, un término en neurociencia que describe la incapacidad momentánea de evocar una palabra específica. Esta desconexión temporal en el acceso a la información almacenada en el cerebro puede generar frustración, pero es algo habitual y no implica necesariamente un problema cognitivo.
¿Cuándo hay que preocuparse?
Si bien olvidar nombres o palabras es parte del funcionamiento normal de la memoria, hay señales que pueden indicar un deterioro cognitivo:
- Olvidos frecuentes y persistentes que afectan la vida diaria.
- Dificultad para recordar información reciente, como citas o conversaciones.
- Desorientación en lugares familiares o problemas para seguir instrucciones.
- Cambios en el lenguaje, como olvidar palabras comunes y reemplazarlas con términos inadecuados.
Si estos síntomas aparecen de forma recurrente, es importante consultar a un especialista para evaluar la situación y determinar si existe un problema subyacente.
Cómo fortalecer la memoria y la concentración
Para mantener una buena salud cognitiva, los expertos recomiendan:
- Ejercitar la memoria con lectura, juegos de palabras y rompecabezas.
- Realizar actividad física regularmente, ya que mejora la oxigenación cerebral.
- Reducir el estrés mediante técnicas de relajación como la meditación.
- Dormir bien, ya que el descanso es clave para la consolidación de la memoria.
- Llevar una alimentación saludable, rica en antioxidantes y omega-3, presentes en frutos secos, pescados y vegetales de hojas verdes.
Los olvidos ocasionales son normales y, en la mayoría de los casos, no deben ser motivo de alarma. Sin embargo, prestar atención a su frecuencia y evolución es clave para detectar a tiempo posibles problemas de salud cognitiva y tomar medidas preventivas.
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