Durante la infancia, los niños aprenden a regular sus emociones y expresarlas. Sin embargo, en ocasiones su comportamiento puede verse afectado por enojo, tristeza o frustración, especialmente cuando algo les es negado o se sienten limitados, lo que desencadena pataletas o berrinches. Y lo mejor en estos casos no es ignorarlos.
Según la psicóloga Isabel Rojas, ignorar estos momentos fomenta que los niños no gestionen sus emociones, lo que, con el tiempo, los convierte en adultos con poca tolerancia a la frustración. La solución —dice— tampoco es ceder y darles lo que piden.
“Desde hace unos años ha aparecido lo que se llama el 'hijo tirano'. Manda en casa y hace que todo gire en torno a él, pero ojo, es educable”, explica, haciendo referencia a que a través de los berrinches los niños evitan el malestar y buscan únicamente el placer. Si esto continúa, se manifiesta con más fuerza en la adolescencia y los lleva a sentir un vacío existencial en el que nada los llena o les gusta.
La clave está en cómo los adultos atienden el llamado y les enseñan a “gestionar las emociones desde el primer momento”. “Educar no es evitar el sufrimiento, sino acompañarlo”, señala la psicoterapeuta, resaltando que hay que aprender a negarles cosas a los menores para que adquieran habilidades durante su desarrollo.
“Solo así lograremos criar adultos resilientes, capaces de enfrentar al mundo real con fortaleza interior”, concluye y agrega que es fundamental enseñarles desde pequeños a expresar el malestar “sin agresividad" y a entender que no siempre pueden obtener lo que desean.
Stephany Guzmán Ayala, El Tiempo/GDA
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