El ejercicio físico es reconocido por sus múltiples beneficios para la salud. El neurocientífico José Luis Trejo, del Instituto Cajal, revela que los beneficios no son solo para el cuerpo, sino también para la mente: "Nunca es tarde para empezar a moverse. El deporte actúa como una medicina para el cerebro".
La ciencia demostró que el movimiento diario puede fomentar la creación de nuevas neuronas, especialmente en el hipocampo, una región del cerebro clave para la memoria y el aprendizaje. “Cuando nos movemos, el cerebro fabrica neuronas en el hipocampo. Solo un 5 % de estas se forman en la etapa adulta”, explicó Trejo.
"La formación del mínimo número de neuronas, cuando no hacemos ejercicio, acelera el envejecimiento y afecta al estado de ánimo", advirtió. El sedentarismo es una de las principales causas de la aceleración del envejecimiento cerebral y de los trastornos del estado de ánimo, lo que subraya la necesidad de moverse y reducir las horas de inactividad.
No obstante, aunque la actividad física tiene muchos beneficios, Trejo advirtió que hacer ejercicio en exceso puede tener consecuencias perjudiciales tanto para el cuerpo como para el cerebro. De acuerdo con el neurocientífico, "hacer ejercicio extenuante hace que estés en el mismo punto que una persona sedentaria". Este concepto se basa en la "curva hormética", que explica que el ejercicio, al igual que el estrés, puede ser beneficioso en dosis adecuadas, pero es dañino si se excede.
"El ejercicio es un estrés y, si te pasas de tiempo o de esfuerzo, tu cuerpo sufre todos los perjuicios y no acumula ningún beneficio", afirmó y destacó que la clave está en la moderación y en adaptar el ejercicio a las necesidades individuales. "El ejercicio efectivo tendría que elevar la frecuencia cardiaca entre un 60 y un 80 %", recomendó el neurocientífico.
En este sentido, es importante que las personas no se obsesionen con el ejercicio ni intenten alcanzar niveles de intensidad demasiado altos sin tener en cuenta sus capacidades. "Sorprendentemente, la práctica clínica no acostumbra a recomendar que hagamos ejercicio. En cambio, cuando lo hace, no dicen cuánto, cuándo, dónde, ni cómo", se lamentó. Este vacío de información sobre el ejercicio, según él, es un factor que limita su adopción en la vida diaria.
Trejo también destacó que los beneficios del ejercicio se multiplican cuando se realiza al aire libre y en contacto con la naturaleza. "Se ha observado que los beneficios máximos se producen cuando el ejercicio se hace en el exterior", afirmó el. Un paseo diario de 20 minutos, por ejemplo, es suficiente para reducir la ansiedad, gracias a su efecto ansiolítico.
Camila Paola Sánchez Fajardo, El Tiempo/GDA
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