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Tres formas no tradicionales de practicar yoga: en el agua, en el aire y en el cuerpo de otros

En el mundo del yoga existen prácticas para todos los gustos y modalidades que desafían al cuerpo y la mente de maneras innovadoras.

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SUP YOGA
SUP Yoga.
Foto: Paikea Stand Up Paddle.

Por Tatiana Scherz Brener

El yoga es una práctica milenaria que no deja de reinventarse. Su versatilidad permite adaptarla a contextos diversos e incluso combinarla con otros tipos de entrenamiento. Algunas variantes no tradicionales son SUP Yoga, Yoga Aéreo y AcroYoga.

SUP YOGA.
SUP YOGA.
Foto: Paikea Stand Up Paddle.

Yoguis con aletas.

La práctica de yoga es desafiante en cualquiera de sus versiones. A través de las asanas o posturas corporales uno se conecta con lo lindo y lo no tan lindo de sí mismo, con lo que cree que puede o no puede hacer y con las ansiedades y los miedos. Ahora bien, ese proceso de autoconocimiento puede ser aún más intenso si se le suma otro condimento: una superficie inestable.

Delfina García y Analía Cesari son profesoras de yoga y fundadoras de Paikea Stand Up Paddle (en Instagram: @paikeasup). Trabajan en Punta del Este, Maldonado, y dan clases de SUP Yoga (abreviación para Stand Up Paddle Yoga), es decir, yoga en el agua.

Esta disciplina se realiza sobre tablas de Stand Up Paddle, las cuales se anclan para evitar que se vayan con la corriente durante la práctica. Sin embargo, nunca quedan completamente estáticas, y el movimiento, sumado al viento y la convivencia con otros seres vivos como pájaros y peces, hacen de esta actividad una experiencia súper estimulante.

“Tal vez te chocás un poquito con el de al lado o viene un viento y te desestabiliza, pero lo lindo de la práctica está ahí, en poder mantenerse centrado en la respiración para volver al eje”, sostuvo Delfina.

Para las profesoras, el agua es sanadora. “Cuando la vida te lleva de patas para arriba, volver al agua siempre trae calma”, aseguró Delfina. Además, agregó que estar al aire libre siempre genera bienestar porque “la naturaleza es un regulador del ser”.

En sus clases, comienzan dando una breve explicación sobre el Stand Up Paddle para que los alumnos puedan remar hacia el lugar donde anclarán las tablas. Una vez allí, dan inicio a la práctica de yoga. Luego, hacen ejercicios de relajación. Analía expresó que “es hermoso sentir la postura de shavasana, que es cuando uno se acuesta al final de una clase, arriba de la tabla, flotando y siendo sostenido por el agua en lugar de la tierra”.

Asimismo, esta disciplina es, para muchos, una manera de acercarse al agua por primera vez. “Hay gente que nunca se hubiese subido a una tabla o que nunca se le hubiese ocurrido meterse al agua, y de esta forma lo puede hacer”, expuso Delfina.

La práctica puede adaptarse a todos los niveles y condiciones físicas, y no es necesario tener experiencia previa ni flexibilidad o equilibrio, porque justamente eso es lo que se aprende en el proceso. Tampoco es cosa solo de mujeres, como a veces se piensa, y de hecho en Paikea Stand Up Paddle han tenido varios alumnos hombres.

Yoga Aéreo
Yoga Aéreo.
Foto: Centro Shanti Tai.

Yoguis con alas.

Ya vimos que podemos hacer yoga sobre una superficie inestable, pero ¿qué pasa si quitamos toda superficie por completo? De eso se trata el Yoga Aéreo: realizar la práctica en el aire, con la ayuda de un columpio.

El Centro Shanti Tai de Montevideo (en Instagram: @centroshantitai) se especializa en esta disciplina desde el año 2012. Ana Durán Olivera, su fundadora, explicó que el columpio consiste en tres partes independientes, una hamaca y dos brazos, las cuales pueden ir acomodándose a gusto del practicante.

En el mundo, esta variante también se conoce como Aeroyoga. Sin embargo, Ana prefiere llamarla ‘Yoga Aéreo’ “para no perder de vista que lo que estamos haciendo en el columpio es yoga”. En este sentido, señaló que “las posturas que se realizan en el suelo se trasladan a la parte aérea, pero son las mismas posturas”.

El Yoga Aéreo nace a partir del Yoga Kurunta, una modalidad que trabaja las asanas en el plano vertical, sobre una pared y con la asistencia de cuerdas. Más adelante, un profesor de yoga español llamado Rafael Martínez creó el Método Aeroyoga®, manteniendo la idea de la vertical pero quitando la pared: “Se trabaja en un sistema donde no tenés resistencia, salvo la del propio columpio”, indicó Ana.

Las características de esta práctica hacen que uno no pueda distraerse: “Te tiene con la atención en el aquí y ahora, no podés pensar en los problemas de afuera”, aseguró la profesora.

Si bien puede causar vértigo en algunos casos, el cuerpo logra adaptarse progresivamente. Ana sostuvo: “Uno se va fortaleciendo a medida que vence esas dificultades y el columpio te permite avanzar de forma amable con el cuerpo”. Además, este puede adaptarse a las condiciones de cada alumno: “Permite trabajar con cualquier edad y complexión física; la persona solo tiene que traer las ganas”.

“El columpio te desafía constantemente, no solo a nivel corporal, sino también mental, porque es un elemento que cambia, que no se mantiene siempre igual”, aseguró. De hecho, para las personas que practican yoga en el suelo y luego prueban esta variante, resulta una experiencia muy diferente porque “cambia completamente el control”. “Hay que reaprender las posturas y así reaprender de uno mismo”, dijo Ana.

En el Centro Shanti Tai, las clases terminan con una sesión de Yoga Nidra, también sobre el columpio, que incluye métodos de relajación y meditación.

AcroYoga
AcroYoga.
Foto: AcroYoga Costa Oeste.

Yoguis danzantes.

Otra manera de innovar en el mundo del yoga es fusionar la práctica con otras actividades. Tal es el caso del AcroYoga, que, como su nombre lo indica, combina yoga y acrobacia.

Joaquín Rex es profesor de yoga y dirige AcroYoga Costa Oeste (en Instagram: @acroyoga.costaoeste), un centro que funciona en Viña del Mar, Chile. Según explicó, hay dos grandes escuelas de esta disciplina a nivel mundial: por un lado, AcroYoga Montreal, que une yoga, acrobacia y danza, y, por otro lado, AcroYoga Internacional, que junta yoga, acrobacia y masaje thai.

En AcroYoga Costa Oeste, trabajan con su propio método: yoga, acrobacia y movimiento. “Incluímos algunas técnicas de masaje, pero nos enfocamos en el movimiento físico en general”, expuso Joaquín.

La práctica implica aplicar la ética del yoga en el sistema de entrenamiento acrobático grupal. Esto quiere decir que las acrobacias se realizan con el fin de conectar con el momento presente en lugar de con un objetivo competitivo o comercial.

“Tiene que ver con la unión, el respeto, la no violencia y la escucha. Se trata de llevar la práctica del yoga, que es súper íntima, a un uso social”, mencionó el profesor. De hecho, siempre se trabaja en grupo, y eso hace que no solo importe la conexión con uno mismo, sino también con el otro: “Se necesita mucha conciencia corporal, pero también conciencia grupal, empatía y comunicación efectiva”.

Son muchos los desafíos que se presentan a la hora de practicar AcroYoga. En los primeros niveles, lo que más cuesta es autorregularse y bajar la ansiedad, que es muy importante para aprender a trabajar con el cuerpo de otro, indicó Joaquín. Luego, están los obstáculos propios de tener que coordinar muchos estímulos al mismo tiempo. “Es muy potente a nivel físico y emocional. Ahí volvemos a las bases del yoga para estar conectado con uno mismo y con el otro al mismo tiempo”, dijo.

Sin embargo, no todo son dificultades. La disciplina permite dar rienda suelta a la creatividad: “Es tan dinámica y tiene tantas facetas, siempre podés estar creando”. Además, es estéticamente muy linda. “Tiene mucho de la danza, de la contemplación de lo bello y lo increíble, y ese encanto del circo, de hacer algo casi imposible”, expresó Joaquín.

En AcroYoga Costa Oeste, las clases comienzan con āsanas que preparan al cuerpo de acuerdo a las acrobacias a realizar. “Por ejemplo, hacemos muchas phalakasanas o planchas, muchas posturas del guerrero porque se necesita fortalecer las piernas, y posturas de la vela porque hacemos muchas invertidas”, contó el profesor.

Luego, continúan con la práctica de acrobacias grupales y por último llega el momento de relajación: “Usamos estiramientos que son casi gimnásticos porque la acrobacia es una práctica de alta exigencia, pero también trabajamos con la respiración y a veces con la meditación”.

Llevar la práctica más allá: yoga y cerveza.

El yoga es conocido a nivel mundial por combatir el estrés y ayudar a sobrellevar el día a día con más calma. En Alemania surgió una nueva forma de aplicar esta disciplina con otra actividad que es, para muchos, relajante: beber.

El Bier Yoga o yoga cervezero implica realizar posturas de yoga y estiramientos sosteniendo un vaso o una botella de cerveza, con el fin de mantener el equilibrio y no volcar el líquido.

Las creadoras fueron Emily y Jhula, profesoras de yoga certificadas y “apasionadas bebedoras de cerveza”, como se definen en su página oficial www.bieryoga.de. Allí también sostienen que “BeerYoga es divertido, pero no es broma: tomamos la filosofía del yoga y la combinamos con el placer de beber cerveza para alcanzar su nivel más alto de conciencia”.

La modalidad se volvió tendencia rápidamente, y fue replicda en otros países. Uno de ellos es Tailandia, donde denominaron esta actividad como ‘Brew Yoga’. Han creado una comunidad alrededor de este concepto, con miles de seguidores en Instagram y Facebook (@brewyoga_thailand).

Cuando surgió este movimiento, muchos cuestionaron si no iba en contra de la salud por promover el consumo de alcohol. Al respecto, Nipaporn Audrach, promotora de Brew Yoga, dijo a Efe que el evento “no persigue que nadie se emborrache”.

De hecho, en las clases de Brew Yoga Thailand no solo incorporan bebidas alcohólicas, sino que cada uno puede hacerlo con lo que quiera: vino, jugo, té, etc. También han incluido experiencias inmersivas de ‘Silent Brew Yoga’, eventos en los que los participantes se sumergen en el movimiento del yoga con un par de audífonos inalámbricos con aislamiento de ruido que les permiten escuchar al instructor y al DJ.

Otras ciudades que han tenido instancias de yoga con cerveza son Melbourne, Sídney, Auckland y Singapur.

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