Estas son las cosas que hacemos mientras dormimos y no nos damos cuenta, según expertos

Desde hablar o moverse sin notarlo hasta reparar tejidos, limpiar el cerebro y fijar recuerdos, el descanso nocturno es uno de los momentos más activos del día.

Mujer duerme tranquilamente
Mujer duerme tranquilamente.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Dormir parece una actividad pasiva: cerramos los ojos, apagamos la luz y el cuerpo “se desconecta”. Sin embargo, la ciencia del sueño demuestra todo lo contrario. Mientras dormimos, el cerebro y el cuerpo trabajan intensamente, y en ese proceso pueden ocurrir conductas y fenómenos de los que no tenemos ningún registro al despertar. Desde hablar o moverse sin notarlo hasta reparar tejidos y fijar recuerdos, el descanso nocturno es uno de los momentos más activos del día.

Especialistas en medicina del sueño y neurociencia explican qué sucede en esas horas en las que, aunque estemos inmóviles en la cama, el organismo no se detiene.

Hablar dormidos: cuando el cerebro sigue activo

Hablar dormido —o somniloquia— es uno de los fenómenos más frecuentes. Puede presentarse como murmullos, palabras sueltas o frases completas y suele ocurrir durante las fases de sueño ligero o en transiciones entre etapas.

Los expertos explican que sucede porque las áreas del cerebro vinculadas al lenguaje pueden activarse parcialmente, incluso cuando el control consciente está apagado. No suele estar asociado a problemas de salud y es más común en niños, aunque también puede aparecer en adultos, sobre todo en períodos de estrés, falta de sueño o fiebre.

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Hombre duerme con la boca abierta.
Foto: Commons.

Moverse, patear y cambiar de posición

Durante la noche, el cuerpo cambia de postura varias veces sin que lo recordemos. Estos movimientos tienen una función clave: evitan la rigidez muscular, mejoran la circulación y reducen la presión sobre articulaciones y tejidos.

En algunos casos, los movimientos pueden ser más intensos: patadas, sacudidas o movimientos bruscos de brazos. Esto puede estar relacionado con microdespertares, sueños intensos o, en situaciones menos frecuentes, con trastornos como el síndrome de piernas inquietas o el trastorno de conducta del sueño REM, que requieren evaluación médica.

Soñar: una actividad mental intensa

Aunque no siempre los recordemos, todos soñamos varias veces por noche. Los sueños ocurren principalmente durante la fase REM (movimientos oculares rápidos), cuando el cerebro presenta una actividad similar a la vigilia.

Según los neurocientíficos, soñar cumple funciones importantes: ayuda a procesar emociones, integra experiencias recientes y contribuye a la creatividad y a la resolución de problemas. El hecho de no recordar los sueños no significa que no hayan ocurrido, sino que el cerebro no los fijó en la memoria al despertar.

Dormir
Mujer durmiendo.
Foto: Freepik.

Fijar recuerdos y reparar el cuerpo

Una de las funciones más estudiadas del sueño es la consolidación de la memoria. Mientras dormimos, el cerebro ordena, clasifica y fija la información aprendida durante el día. Durante las fases profundas del sueño, se refuerzan los recuerdos importantes y se descartan datos irrelevantes. Por eso, dormir bien mejora el rendimiento cognitivo, la concentración y la capacidad de aprendizaje.

Además, mientras dormimos, el cuerpo entra en “modo reparación”. En especial durante el sueño profundo, se liberan hormonas como la hormona del crecimiento, fundamentales para la renovación celular, la reparación de tejidos, la recuperación muscular y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

La piel también se regenera con mayor intensidad durante la noche, motivo por el cual la falta de sueño suele reflejarse rápidamente en el aspecto físico.

Limpieza del cerebro: el sistema glinfático

Uno de los descubrimientos más recientes de la neurociencia es el funcionamiento del sistema glinfático, un mecanismo que se activa principalmente durante el sueño profundo. Este sistema se encarga de eliminar desechos metabólicos del cerebro, incluidos los que se asocian a enfermedades neurodegenerativas. Dormir bien, entonces, no solo descansa la mente: la “limpia” activamente.

Lejos de ser un tiempo perdido, el sueño es uno de los pilares más importantes de la salud física y mental. Por eso, los expertos coinciden: dormir bien no es un lujo ni una pérdida de tiempo, sino una inversión diaria en bienestar, memoria, equilibrio emocional y calidad de vida.

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