Inauguración

Durante dos décadas, Espacio Ciencia, el museo ubicado en el Parque Tecnológico del Latu, fue una visita obligada para grandes y chicos. La cama de clavos, la bola de plasma o el viaje en el Hércules a la Antártida eran algunas de las atracciones típicas que maravillaron a los visitantes durante todo ese tiempo. Sin embargo, en 2018 el directorio del Latu decidió decirle adiós al museo para abrir uno nuevo, lo que sucederá el próximo 21 de octubre en una nueva locación y con nuevas atracciones interactivas.

Orientado a la familia, Espacio Ciencia es un museo que busca fomentar el interés por las distintas ramas científicas a través de exposiciones interactivas. El pasado jueves 10, el centro tuvo su lanzamiento oficial y recibió a algunos niños y adolescentes en su nuevo edificio ubicado a pocos metros del anterior.

Algunas de las estaciones fueron dejadas atrás, mientras que algunos clásicos aún se conservan; al tiempo que se incorporaron nuevos personajes y asistentes. Ahora, el espacio tiene dos pisos y los visitantes son recibidos por Clarita, una guía con inteligencia artificial que responde preguntas a través de una pantalla.

Martha Cambre, jefa de Espacio Ciencia, explicó a El País que el traslado del museo se enmarcó en la relocación y construcción del Nuevo Centro de Eventos (Avenida Dra. María Luisa Saldún de Rodríguez 2037) que ubicó en un nuevo predio las atracciones para el público general.

“No solo fue una mudanza, sino que se trata una apuesta a una renovación del museo y de la propuesta desde la temática hasta la construcción del edificio”, indicó la jerarca.

La renovación de Espacio Ciencia está atravesada por los Objetivos para el Desarrollo Sostenible de la Organización Naciones Unidas de una manera atractiva para toda la familia.

Además, en esta nueva planta en el parque del Latu se consideró a niños a partir de los 3 años, los que tendrán su propia propuesta para aprender sobre los diferentes biomas del Uruguay. El espacio diseñado para los más chiquitos y hasta los 7 años incluye atracciones que permite entrar en “el monte” a través de unos túneles; tirarse en tobogán por debajo de la pradera; jugar carreras con un ñandú o dar de comer medusas a una tortuga virtual que no sabe distinguirlas de bolsas plásticas.

Por otro lado, el Plan Ceibal dirá presente con dos salas: un laboratorio de robótica y un Ceilab. “En este se manejarán tecnologías que no son tan conocidas o utilizadas por la población general; vamos a tener impresoras 3D, manejo de drones y ese tipo de tecnologías que son más novedosas”, contó la jefa del museo.

En tanto, en cumplimiento con los Objetivos del Desarrollo Sostenible, habrá un espacio cuyo centro será el cuidado del agua como recurso.

“En ese aspecto hay un audiovisual muy importante con el agua como eje de vida en nuestro planeta y en particular en nuestro país. Creemos que es una propuesta visualmente interesante”, subrayó Cambre.

Entre las explicaciones de ese sector aparecen los diferentes animales que viven en ese medio hasta la descripción de problemas muy actuales como las cianobacterias, un fenómeno que afecta a las playas y ríos durante los veranos.

Las energías renovables también tienen su lugar en Espacio Ciencia: un gran molino de viento gira en medio del salón y la energía que se genera a partir de la biomasa se convierte en chispazos en una gran pantalla negra.
Desde el punto de vista lúdico, el sector llamado “Ilusionarte” juega con ilusiones ópticas e invita a los visitantes a tomarse fotos, siendo este uno de los puntos más divertidos de la visita para todas las edades. “Es un sector que tiene que ver más con la percepción, pero está ligada al juego”, afirmó Cambre.

Parte de las atracciones incluyen un laberinto de espejos del que cualquiera saldrá mareado; un cuarto inclinado, que al ser observado a través de una mirilla cambia las alturas de los objetos; y una habitación “sin gravedad”, donde gracias a la perspectiva parecerá que quienes la visiten flotan en el aire y podrán tomarse fotos para el recuerdo.

Cambre destacó la permanencia de algunas de las atracciones clave del viejo Espacio Ciencia que aún podrán ser vistas.

“Mantuvimos la palanca que está adelante que permite levantar el auto; también las parábolas. En general, todo lo que tiene que ver con lo que llamamos el área física en esta materia y que están ubicadas en la planta alta. Aún puede verse, entonces, la cama de clavos, la bola de plasma o el giroscopio”, señaló en entrevista con El País.

No obstante, esta área física fue renovada desde el punto de vista de la presentación de las atracciones: una serie de superhéroes y villanos, diseñados especialmente para esta reapertura, ayudarán a comprender los diferentes fenómenos que pueden observarse en cada estación.
“Cada personaje tiene propiedades específicas de acuerdo a las atracciones. Están planeados exclusivamente para Espacio Ciencia. Son llamativos y tienen un enganche para temas que quizás son de física y muchos adolescentes los ven menos interesantes, así que es una manera de acercarlos”, subrayó.

Según Cambre, la despedida de atracciones icónicas como el hormiguero o el viaje a la Antártida no fueron sencillas. “Tuvieron 20 años de historia, la decisión fue dura pero se decidió que esto era una renovación y había que apostar al cambio”, sostuvo la jefa del museo científico.

El próximo lunes 21 de octubre, Espacio Ciencia volverá abrir sus puertas para recibir a nuevos y antiguos visitantes.

Entre semana, las visitas guiadas están enfocadas a grupos escolares mientras que los fines de semana se recibe a familias. Para el público general (a partir de 4 años), las entradas costarán $300, pero habrá descuentos para jubilados y promociones 2x1. Mientras que el costo para visitas guiadas es de $90 por niño para las instituciones públicas y $180 para las privadas.