SOLIDARIDAD

Arropá.uy nació el pasado jueves 9 de abril por la inquietud de un grupo de personas que notaron que, absorbidos lógicamente por el tema coronavirus, muy poca gente estaba mirando qué va a suceder este invierno en materia de abrigo. “Nos pareció que todos tenemos cosas para ordenar y para sacar del placard y, a su vez, estamos todos en casa con tiempo para hacerlo”, contó Santiago, uno de los impulsores de la iniciativa que prefiere darse a conocer solo por su nombre porque “la idea es que no se identifique con una persona en particular, es un proyecto de voluntariado”.

Las claves de Arropá.uy son: clasificá, lavá, empaquetá y arropá. O sea, a todos aquellos que quieran donar prendas de vestir, ropa de cama o calzado, se les pide que las ordene por categoría; las lave o acondicione (es importante que estén en buen estado); las coloque en bolsas bien cerradas o preferentemente en cajas, y se contacte con Arropá.uy a través de sus vías de comunicación: Instagram (@arropa.uy), correo electrónico ([email protected]) o WhatsApp (094401310).

Arropá.uy se encarga de retirar las donaciones por el domicilio de los donantes para evitar la circulación de personas. En última instancia cuenta con dos centros de acopio: un galpón en la zona de Parque Rodó (Pablo de María 1013, entre Durazno y San Salvador) y un centro que comparte con la gente de CanastasUY en el local cedido por el Colegio Ivy Thomas, en Camino de los Horneros.

“Hacemos bastante hincapié en que la ropa esté en condiciones, limpia, que no sea algo que otra persona no usaría; que sea una ropa digna y útil. La persona que la vaya a recibir tiene que tener la misma sensación que nosotros cuando nos vestimos todos los días”, destacó Santiago sobre lo que se solicita como donación.

Arropá.uy recibe las prendas y un equipo que tiene experiencia en trabajar con textiles e indumentaria se ocupa de la clasificación por sexo y edad. Por sugerencia de la gente sumaron la donación de ropa de cama (frazadas, mantas, acolchados) y calzado. “El sábado vino un equipo de fútbol de Tacuarembó y donó un montón de zapatos de fútbol que seguramente muchos niños o adolescentes van a poder usar”, contó Santiago a El País.

El coordinador destacó la transparencia con la cual se realiza la tarea. “A la gente le explicamos lo que hacemos, cuál es el criterio, a quién se va a donar y los agendamos en una ruta de recolección que se hace durante la semana. Esto último es lo más complejo, pero creo que es el diferencial que tiene el proyecto; vos simplemente tenés que ordenar y clasificar la ropa”, dijo.

Dado que el proyecto recién comenzó, no está aún definido a quienes estarán dirigidas las donaciones. Lo que está claro es que todo estará publicado en las redes sociales.

“Hay mucha gente que necesita, depende mucho de los volúmenes y del tipo de ropa. Para la ropa de niños ya hemos hablado con algunos CAIF; en los adultos, pensamos en los hombres que están en situación de calle del MIDES y en los refugios, que parecen ser los que más lo necesitan… Después hay un montón de asociaciones y organizaciones barriales, sobre todo en los barrios más complicados; seguramente lo canalicemos por ahí”, anunció Santiago.

Ya han aparecido interesados del interior del país para extender la iniciativa, concretamente de Maldonado. Arropá.uy actualmente no cuenta con los medios para cubrir todo el país, pero sí con la posibilidad de compartir el know how para que otros puedan llevar la experiencia adelante.

No hay fechas límite para esta iniciativa, incluso ya hay quienes les sugieren que la repitan todos los inviernos. “Te das cuenta de que con unas pocas prendas le podés solucionar la vida a una persona: un pantalón, dos buzos, dos camisas y una campera y pasa el invierno dignamente, abrigado. Le cambiás la economía de un par de meses”, destacó el organizador.

También subrayó la respuesta de la población que, sin importar edad ni condición económica, de inmediato ofreció su ayuda. Se les acercaron desde adultos mayores, con la ropa empaquetada y lavada, hasta gente de barrios humildes, a las que no les sobra nada. Incluso hubo quienes les han escrito diciendo que se han puesto a tejer prendas para esta causa.

“Lo único que hacemos nosotros es organizar y canalizar la voluntad y la solidaridad de la gente. Es muy emocionante ver cómo se enroscan y quieren colaborar. No lo hacen para quedar bien ni para cumplir porque esto es totalmente anónimo, lo hacen de corazón pensando en el que va a recibir la campera o el par de zapatos”, concluyó Santiago.