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Turismo rural: rincones llenos de naturaleza e historias para conocer en Uruguay

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Quebrada de los Cuervos

VIAJES

Treinta y Tres y Cerro Largo no son de los que suelen encabezar la lista de destinos de los uruguayos, pero ofrecen varias propuestas.

Caminos de tierra que suben, que bajan, que levantan polvareda, pero que vale la pena transitar. Caminos que cruzan los paisajes más verdes y que parecen interminables, pero que sigue valiendo pena atravesarlos. Una hora para ir desde el pueblo más cercano, una hora o más para volver, a veces esquivando pozos, otras pasando por pequeños puentes; pero sí, el paseo aún lo vale y al final no será visto como esfuerzo, sino como un privilegio de quienes pueden estar allí.

Uruguay tiene varias opciones a la hora de hacer turismo, pero al elegir un destino, los locales parecen no salir de los más conocidos.

Marina Cantera, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Turismo Rural y Natural (SUTUR) y presidenta también de la Cámara Uruguaya de Turismo, acompañó a El País en una recorrida por Treinta y Tres y Cerro Largo y explicó que el turismo rural es “una experiencia totalmente distinta a otros tipos de turismo”, porque “tiene esa esencia humana de las personas que están detrás de cada servicio”.

Cantera agregó: “El visitante puede acercarse a todo eso y tiene un plus además de lo que conoce y hace en el lugar. De esta manera se relaciona con gente, cultura, modos de vida, muchas cosas que van añadidas al producto y que no se encuentra en otras ofertas”.

Además, para las familias locales el turismo forma parte de sus ingresos. “Es una herramienta de desarrollo para estas empresas y por eso es tan importante”, afirmó.

¿Qué lugares visitar?

Los departamentos de Treinta y Tres y Cerro Largo no suelen ser los primeros que aparecen en la lista de destinos cuando un uruguayo se propone hacer turismo interno. Sin embargo, lo que ofrecen en materia de paisajes, naturaleza, flora, fauna, historia y gastronomía no tiene nada que envidiar a otros lugares tradicionalmente más populares.Uno de esos caminos de tierra que parece interminable y que vale la pena recorrer es el que lleva a la Quebrada de los Cuervos y Sierras del Yerbal, en el departamento de Treinta y Tres.

Daniel Erman, director de este paisaje protegido, destacó en diálogo con El País que este lugar fue el primero en integrar el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), que, en total, hoy en día tiene 17 sitios en su lista.

La quebrada propone dos opciones: una es visitar el mirador que comparte un paisaje que desborda naturaleza y tranquilidad; otra es animarse a recorrer el sendero que va desde lo bajo a lo alto.

Quebrada de los cuervos. Foto: Uruguay Natural
Quebrada de los cuervos. Foto: Uruguay Natural

Hay flora diversa e incluso algunas especies que por el momento solo se han registrado allí. El visitante puede tener suerte de ver algunos ejemplares de aves, anfibios y hasta una araña imponente: “Aquí habita la araña más grande de Uruguay, una especie de araña pollito que puede llegar a medir 20 centímetros de diámetro”, contó.

En Cerro Largo, hay otro lugar que también integra la lista del SNAP y es el Paisaje Protegido Paso Centurión y Sierras de Ríos.

Laura Magallanes, guía del emprendimiento local Tinambú Ecolodge (en Instagram @tinambupasocenturion), explicó a El País que el recorrido del sendero dura unas cuatro horas en total y en el camino se pueden descubrir distintas especies de flora y fauna.

No ocurre siempre, pero si la suerte está presente, se puede llegar a ver ejemplares de animales nada comunes. Recorrer el sendero junto a una guía local enriquece aún más la experiencia de la visita.

No muy lejos de este sendero está la zona donde funcionaba la vieja aduana, junto al río Yaguarón. Este punto es el único espacio público dentro del área protegida y, si bien la parte que era el edificio de la aduana está en ruinas, es un buen paseo para conocer la ribera.

La guía resaltó la biodiversidad del lugar y dijo que “los encuentros con los animales son de las cosas más lindas” que pueden suceder durante una visita. Siguió: “La primera vez que vi un coendú (una especie de puercoespín) lloré de emoción. Y también me pasó cuando hace poco apareció un oso hormiguero chico”.

Mientras que señalaba y explicaba cada rincón, Magallanes destacaba la importancia de cuidar estas áreas: “Aquí van quedando restos de árboles nativos que no fueron talados y es sumamente importante mantenerlos para que sigan estando las especies. Tanto la flora como la fauna. Hay animales que necesitan árboles altos para vivir, ya que se esconden de los depredadores y obtienen comida. Hay aves que necesitan árboles viejos y altos como estos, porque tienen huecos y allí viven. Por eso acá se puede ver animales que no aparecen en otras partes del país”.

Un museo en un lugar histórico para Sudamérica.

“De este lado de la calle estás en Treinta y Tres y, si te parás del otro, en Durazno”, dice un vecino que entabla conversación con quien llega a la casa en la que las mujeres votaron por primera vez en Sudamérica.

La histórica votación fue en el plebiscito de 1927 cuando Cerro Chato, ubicado en la frontera de Durazno, Treinta y Tres y Florida, debía decidir a dónde pertenecería su administración.

Cerro Chato. Foto: Leonardo Correa / Ministerio de Turismo
Cerro Chato. Foto: Leonardo Correa / Ministerio de Turismo

Hoy el lugar es un museo interactivo y muestra documentos de la época, así como historias de quiénes fueron las mujeres que votaron, muebles originales, sellos y más. Fernando Botana, quien acompaña por el recorrido y repasa los acontecimientos más importantes, explica que la casa fue declarada Monumento Histórico Departamental de Durazno en 2013.

Familias que abren sus puertas en sitios únicos.

Cabalgatas, campo, silencio, senderismo, observación de aves, comida casera y todo lo mejor de las cosas sencillas, esa es la propuesta de varias estancias que se ubican en esta zona del país.

Detrás de cada lugar hay historias familiares que enriquecen la estadía.
La séptima generación que hoy lleva adelante la estancia Los Plátanos (kilómetro 234 de la ruta 7, en Valentines, Treinta y Tres), comparte con los visitantes la cuidada edificación hecha en 1850 con paredes de piedra, techos de madera y tejas traídas en barco desde Francia.

Estancia Los Plátanos. Foto: Leonardo Correa / Ministerio de Turismo
Estancia Los Plátanos. Foto: Leonardo Correa / Ministerio de Turismo

Esta familia abre sus puertas en un entorno repleto de naturaleza y calidez y no falta la comida casera como el guiso, cordero al tannat, feijoada, arroz con leche o pastelitos de membrillo. Están en Instagram como @estancialosplatanos.

En el departamento de Cerro Largo, otra de las estancias que se puede visitar es la estancia El Rosario (ruta 26 kilómetro 429, a 2 kilómetros de Melo).

Preparaciones locales. Foto: Rosana Decima
Preparaciones locales. Foto: Rosana Decima

Allí, la quinta generación de una familia con gran arraigo en la zona, ofrece diferentes actividades como cabalgatas, recorridas por el campo en Jeep, avistamiento de flora y fauna, caminatas por el bosque, comidas criollas, entre otras.

Apuesta al turismo pensando en la zona.

Una de las áreas que se apronta para recibir turistas, tanto de Uruguay como los que eventualmente vuelvan al momento que se abran las fronteras, es el oleoturismo.

Además de producir aceite de oliva, en Olivares Santa Laura (en Instagram @aovesantalaura), están actualmente construyendo algunos salones para recibir al público.

Olivares Santa Laura. Foto: Rosana Decima
Olivares Santa Laura. Foto: Rosana Decima

Se ubica en ruta 7 kilómetro 9, Cerro Largo. Es una zona entre las chacras de Melo y la Sierra de Ríos, a minutos de la capital departamental y próximo a la frontera con la Pampa Gaucha de Rio Grande do Sul. Son tan solo 60 kilómetros los que lo separan de Brasil y quienes están detrás de este emprendimiento saben que el turista del país carioca disfruta de este tipo de actividades.

El monte de olivos que se ve desde la ruta impresiona: son más de 100 hectáreas de plantación y el predio tiene en total unas 250 hectáreas.

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