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Gracias a su hijo se volvió experto en tallar aviones que ahora le piden cadetes de la EMA

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Con 3 Palos

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"Con 3 Palos" es el emprendimiento de una joven pareja de Tala dedicada a hacer aviones y barcos de madera. Los cadetes de la Escuela Militar de Aeronáutica los piden como recuerdo de su primer vuelo.

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Su hijo Ihojan nació prematuro y eso cambió mucho la vida de Washington Martelo (38 años) y Jennifer Montes (30), una pareja de Tala (Canelones) que se conoce hace 10 años. Ella decidió dejar de trabajar para dedicarse por entero a la crianza del pequeño, mientras que él terminó por convertir un hobby en una entrada de dinero y satisfacciones que hasta hoy lo sorprenden.

“Cuando te llega el rol de padre querés darle algo único. Yo decidí tallar un avión en maderacon un cuchillo, que era lo único que tenía en ese# momento. No era muy lindo, nada que ver al producto de ahora”, cuenta a las risas Washington, deshuesador del Frigorífico San Jacinto Nirea.

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Hasta ese entonces tomaba el tallado de objetos como forma de desestresarse del trabajo de ocho horas, pero fue algo que también lo ayudó mucho durante el mes que Ihojan estuvo internado en el CTI.

“Cuando nos vinimos para casa Washington arrancó a hacer camioncitos y espadas. Las espadas las vendíamos en un almacén, pero no nos daba resultado porque nuestros clientes se lastimaban mucho”, confiesa riendo Jennifer.

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Fue en ese momento que su pareja terminó por descubrir su pasión por los aviones. Ayudó que su amigo Nicolás Radesca, que es piloto, le pidiera una maqueta de un avión. Le pasó fotos, le dio detalles y él se animó a probar. El resultado le gustó tanto a su amigo que corrió el dato entre sus compañeros de la Escuela Militar de Aeronáutica (EMA) y todos empezaron a pedirle que les hiciera el avión que habían volado por primera vez.

“Yo ni sabía que existía la EMA. Si la hubiera conocido en mi época de estudiante creo que me hubiera enlistado para ser piloto”, dice.

Con 3 Palos

Conocer el Museo Aeronáutico y luego llevar a Ihojan, que se volvió fanático de los aviones, hizo que la motivación por el tallado creciera.

La pareja decidió crearse una cuenta en Facebook y la llamaron Con 3 Palos, pero no le dio mucho resultado. Entonces, cuando los pilotos de la EMA les empezaron a comprar, se pasaron para Instagram. Allí la cosa cambió y se potenció mucho a todo nivel.

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“Puedo decir que de los casi 2.500 seguidores que tenemos, unos mil son casi amigos porque están en todos los detalles, me mandan fotos… se sienten muy identificados con mi trabajo y quieren ayudar. Hemos conocido una cantidad de gente linda que, si bien son desconocidos, terminamos siendo grandes conocidos”, destaca el artesano.

Washington se nutre mucho de los consejos que le dan sus seguidores, así como también de lo que realizan dos referentes en la materia que tiene en Argentina y México.

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“En México esto es algo fuera de serie porque usan madera de balsa, que se moldea muy fácil con las manos y que en Uruguay sale muy cara”, explica.

Él recurre al reciclado y utiliza pallets o alfajías de pino, que es una madera muy suave.

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Lo que más lo motiva es realizar maquetas para ocasiones especiales, como puede ser un cumpleaños o lo que ya es su marca de fábrica, los aviones que le encargan las familias de los cadetes de la EMA para regalarles cuando se reciben. Para su elaboración intenta ser lo más detallista posible, incluyendo hasta la matrícula de vuelo.

“Es algo único y muy especial. Entonces hacemos ese esfuerzo mágico para que esté pronta en la fecha pedida y así le damos esa alegría”, señala sobre un trabajo que realiza con agenda y al que le dedica los momentos libres que le deja el frigorífico. “Según lo cansado que venga y la motivación que tenga”, apunta.

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Recientemente incorporó los barcos, algo que surgió casi que por casualidad.

“Un día estaba aburrido y empecé a ver qué podía hacer. Busqué fotos de barcos de Hong Kong y empecé a hacerlos a mi estilo, sin reglas. A la gente le gustó mucho porque en la feria Portera Abierta vendimos todo”, recuerda.

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Washington hace referencia a la feria creada por Beatriz García, artesana responsable de Deco.Damajuanas. Dicha feria recién tuvo una primera edición este año, pero fue tan exitosa que ya está confirmado que habrá más y en ellas quiere estar Con 3 Palos.

Otro gran objetivo es el Fin de Semana del Patrimonio, del que fueron parte el año pasado y tienen muchas ganas de repetir porque vendieron todo.

No se olvidan de El Empujón de Malos Pensamientos. El espacio del programa radial de Orlando Petinatti los tuvo como protagonistas y logró que aumentaran en mucho sus seguidores en Instagram.

En cuanto a las redes sociales, es Jennifer la que se encarga, además de brindar, según ella misma dice, “apoyo psicológico”.

Y obviamente sigue siendo muy importante Ihojan, hoy de 6 años, que ya tiene cerca de 10 aviones de madera hechos por su padre, además de varios camioncitos.

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“Ahora está en la etapa de que los quiere hacer él. Cuando está en el taller conmigo siempre me está robando clavos, está con un martillo y me dice ‘papá, ¿esta madera la precisás?’ y se la termino dando”, cuenta Washington y Jennifer apunta “ama los aviones y dice que va a ser piloto”.

Eso reafirma algo que ambos dijeron al principio de esta charla: “Este emprendimiento existe desde que nació nuestra bendición, Ihojan”.

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Pandemia y precios, dos razones de buena venta

“Uuuuh, fue fabuloso”, responde Washington cuando se le pregunta cómo le fue a Con 3 Palos durante la pandemia del covid-19. “La gente no salía y no gastaba, entonces tenía dinero para gastar en cosas que no eran necesarias. Teníamos varios pedidos por semana. Además, como trabajamos con envíos a domicilio, la gente no tenía que moverse de su casa”, explica.

El artesano es consciente de que su producto no es algo en lo que la gente piense en gastar en épocas en el que el dinero escasea, por eso sus épocas de zafra son cuando se dan fechas especiales y en tal sentido vende más en verano que en invierno. Otra cosa que aclara es que sus precios son muy accesibles.

“Nos ha pasado que se asustan de nuestro trabajo. Por ejemplo, en una exposición de San Jacinto la gente nos felicitaba por lo que hacemos, pero nadie preguntaba precios porque pensaban que salía muy caro. Entonces en Portera Abierta decidimos cambiar la estrategia y poner los precios. Ahí nos decían ‘¿pero nada más que eso?, estás regalando tu trabajo’”, recuerda Washington, quien prefiere vender que quedarse con las maquetas.

El trabajo más caro que hace, que es el avión Hércules en un tamaño de 80 centímetros de ala (maqueta grande), cuesta $ 2.300. Los barcos que realiza también son grandes y al más caro lo vende a $ 1.100.

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