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En las profundidades del lago Constanza de Suiza yace un barco de nombre Santis, que navegaba desde finales del siglo XIX entre este país y Alemania, y vio su deceso en 1933, con su hundimiento. Más de 90 años después del hecho, una empresa rescatará al barco que relacionan con el RMS Titanic y lo exhibirá a toda la comunidad.

El Santis, de 48 metros de largo, es un buque que funcionó como ferry. Llegó a transportar a 400 pasajeros por día y se lo consideró el rey de aquellas aguas alpinas. Sin embargo, tras una crisis económica, y un terrible error en la modificación de sus motores de carbón por petróleo, terminó siendo inutilizable. Con esto, la empresa naviera suiza, propietaria de la embarcación, decidió hundirlo en el centro del cuerpo de agua, por lo que en pocos minutos, reposó a 210 metros de profundidad.

Gracias a la oscuridad y a la falta de oxígeno, las condiciones del barco se mantuvieron en buen estado. Desde su estructura, hasta la pintura y las letras que develan su nombre. Es por ello que la Asociación de Salvamento de Barcos de Romanshorn lo compró, con el fin de darlo a conocer a todo el mundo.

Foto: Schiffsbergeverein, Pen News, La Nación/GDA

Santis se fabricó en 1898 y durante casi 40 años funcionó sin problema, hasta que la situación económica empeoró en la zona. Si bien permaneció en el olvido durante décadas, recién en 2013 un submarino descendió hasta el lecho del Constanza y comprobó cómo se encontraba el naufragio.

Silvan Paganini, presidente de la Asociación de Salvamento de Buques, contó al medio británico Daily Mail que existen diferentes virtudes que lo hacen comparable con el Titanic. En principio, la manera en que se hundió fue igual a la del transatlántico, “la popa se elevó en el aire con la bandera ondeando en alto”.

Foto: Schiffsbergeverein, Pen News, La Nación/GDA

Otra de las características “es que el barco de vapor Santis tiene una máquina de vapor de tres cilindros como el Titanic”. “Una máquina de vapor de tres cilindros es muy rara, y esta es una de las similitudes desde el punto de vista técnico”, destacó Paganini.

La diferencia primordial es que el buque suizo se puso en funcionamiento 20 años antes que el británico y sobrevivió mucho más tiempo, solo que la historia condenó a los dos por igual.

En 2016 se introdujo en el lago Constanza una especie de mejillones exótica que se reprodujo con gran velocidad y se convirtió en la principal amenaza del Santis. Sin depredadores, se expandieron por diferentes zonas del cuerpo de agua y llegaron hasta lo más hondo. Según un estudio, esta variedad conocida como mejillón quagga pasó a ser la predominante.

Esto mismo representa un gran problema para la estructura del barco, puesto que hasta el momento siempre estuvo al resguardo de las rocas y la poca llegada de luz. No obstante, los mejillones invadieron parte de la chimenea, lo que podría corroer fácilmente el metal.

En cuanto al rescate del Santis, la primera fase comenzará en marzo de este año, en la que se lo elevará hasta los 12 metros. Luego, en una posterior, que será en abril, se sacará por completo a la superficie. “La solución más barata es levantar bolsas. Son como globos que funcionan bajo el agua, los llenas de aire y luego se elevan”, indicó Paganini. Luego de ello, se transportará al astillero Romanshorn, donde se restaurará.