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Dos amigas descubrieron cómo tratar el cemento para aplicar en decoración

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Sofía Martínez y Sofía Jiménez de Aréchaga son pioneras en Uruguay en el uso del concreto para la realización de todo tipo de mesas, accesorios decorativos y bachas.

"Cambiamos los escritorios y la ropa de oficina por mamelucos y nos pusimos a mezclar cemento”, bromean Sofía Martínez y Sofía Jiménez de Aréchaga sobre el vuelco que le dieron a sus carreras hace casi dos años.

Sofía Martínez es contadora y fue a cursar un MBA a Barcelona. Al volver sintió que su carrera laboral se había transformado en “un lienzo en blanco” en el que no sabía qué iba a pintar. “Cuando volvés sin trabajo tenés la posibilidad de elegir para dónde agarrar. Ya había tenido varias experiencias laborales y no quería volver a tener una relación de dependencia”, recuerda en diálogo con El País.

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Las Sofías se conocieron trabajando para una consultora y empezaron a proyectar juntas.

Su novio, que trabaja con materiales para la construcción, le comentó las posibilidades que ofrecía el cemento. Sin saber absolutamente nada del tema decidió empezar a investigar y a experimentar, estudiar qué se podía hacer y contactarse con gente del exterior que lo trabajaba de otra manera.
Así se fue gestando Mezcla, un emprendimiento que realiza premoldeados en concreto.
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“Básicamente es el cemento que conocemos, pero lo trabajamos con técnicas más innovadoras y otros aditivos. Aplicamos formas de trabajo que acá en Uruguay no son muy comunes. De esa forma logramos acabados muy lisos, agradables, formas orgánicas y espesores bajos. Y todo eso lo aplicamos en decoración para el hogar, muebles y accesorios”, explica Martínez.

La emprendedora empezó a ofrecer el producto a sus conocidos, les hizo muebles y notó que gustaban. Enseguida se dio cuenta de que podía venirse algo grande, pero que no iba a poder afrontarlo sola. Entonces se acordó que Sofía Jiménez de Aréchaga, a la que había conocido en 2012 trabajando juntas para una consultora, también estaba buscando un cambio laboral; ya no le interesaba ser la clásica economista.

“Le propuse unirse a esta aventura, le gustó, empezamos y seguimos en este camino de experimentar, probar e informarnos”, cuenta Martínez.

Ya habían querido encarar un emprendimiento juntas cuando se conocieron; en aquel entonces no resultó, solo hubo que esperar un tiempo más.

Jiménez de Aréchaga agrega que cuando su amiga le hizo la propuesta ella estaba empezando el MBA en la ORT, entonces decidió encarar todo el máster en base a Mezcla. Ahí conoció el Centro de Innovación y Emprendimientos (CEI) de la ORT y decidieron desarrollar la empresa dentro de ese marco.

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Macetas, bandejas y lámparas forman parte de la oferta de accesorios que permite este material.

Primeras en Uruguay.

Son las primeras en trabajar el concreto decorativo en Uruguay, material que utilizan para elaborar tanto mesas de living, comedor o mesitas de luz, como accesorios que pueden ser macetas, lámparas o bandejas. El 7 de diciembre, día en que lanzaron su sitio web (soymezcla.com), sumaron la producción de bachas.
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“Son piezas hechas a mano, que tienen mucha personalización. Combinamos las piezas de cemento con partes de madera y de hierro como, por ejemplo, una mesa ratona hecha con una tapa de cemento macizo y una estructura de madera. Trabajamos con carpinteros y herreros con los que tercerizamos parte del trabajo”, detalla una de las emprendedoras.

Experiencia con el cemento no tenían ninguna, todo se dio probando e investigando. “Una cosa que nos gusta remarcar es que, así como la madera tiene muchos colores y terminaciones distintas, con el concreto decorativo también se puede lograr eso. Es tan versátil en la forma, en los colores, en las terminaciones que se pueden conseguir, que es un material que puede durar muchísimo porque se adapta perfecto a diferentes estilos y materiales. Su atemporalidad es de las cosas que más nos atraen”, destaca.

La única contra que se le puede encontrar es que se trata de un material poroso, pero con los tratamientos adecuados eso se remedia. “Dedicamos mucho tiempo a investigar cómo sellarlo correctamente para que el material quede protegido, se le pueda dar uso diario y no se manche”, explica Jiménez de Aréchaga.

Los clientes le consultan mucho si se rompe o casca y ellas responden que no trabajan con el hormigón típico que uno tiene en mente, sino que se trata de un concreto que, gracias a los aditivos que aplican, ofrece mucha resistencia y cierta flexibilidad. Con el correcto cuidado puede durar muchísimos años. “La idea no es que dure un par de años y después se tire”, aclara Martínez.

Otra cosa que les gusta remarcar es que trabajan bajo la política de la sustentabilidad. “Tomamos muy en serio todos los procesos para que sean sustentables, que el procesamiento de los desechos se haga en buena forma, que ningún desecho que pueda ser tóxico vaya a alguna corriente de agua o al aire. Tratamos de hacer mucho hincapié en eso porque queremos crear un buen ambiente de trabajo para nosotras y nuestros empleados; además de no generar ningún daño al medio ambiente, sino que todo lo que se haga sea para mejorar la calidad de vida”, subraya.

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Comenzaron trabajando solas, pero ahora ya cuentan con tres empleados.

Día a día.

El taller de Mezcla está en el barrio Cordón. Allí tienen dos formas de trabajar: crean sus propios diseños y los venden o los clientes traen sus diseños y ellas los ejecutan.

“Nos pasa mucho de que cada vez más estamos trabajando directamente con diseñadores, arquitectos y decoradores. A ellos les da la posibilidad de crear un diseño y a nosotros de co-crear con ellos. De repente quieren hacer una mesa que tenga concreto manteniendo su diseño y eso lo podemos llevar a cabo”, detalla Martínez.

Arrancaron haciendo todo solas y, a medida que fue subiendo la demanda, fueron incorporando personal; hoy cuentan con tres empleados.

En cuanto a sus carreras universitarias, estas les sirvieron como experiencia laboral y también para saber cómo administrar una empresa.

Confiesan que hoy están con capacidad completa de producción. Su idea es seguir innovando en las técnicas, para lo cual será fundamental el apoyo financiero que ya se ganaron de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).

“Hay muchísimas cosas que se pueden realizar y para eso se precisan capacitaciones y traer muchos materiales, insumos y elementos para experimentar”, señalan de esta empresa que no para de crecer y en la que todavía les queda mucho por hacer.

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Mesas de living o mesas ratonas son algunos de los ejemplos de lo que hacen.

De las redes a la visita personalizada

El primer contacto se da, por lo general, a través de Instagram (también tienen Facebook), después la gente visita su taller y se produce un contacto personalizado muy enriquecedor. “Es parte de la experiencia, que conozcan de primera mano cómo se trabaja”, destacan sus responsables. Los productos de Mezcla también están en casas de decoración: Casa Banem (Carrasco), Casa Ernesta (Pocitos), In Casa (Punta del Este) y desde hace poco en Salto.

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Su taller está en el barrio Cordón; allí atienden en forma personalizada.

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