Cirujanos pediátricos: Solo hay 39 en todo el país; se busca mejorar su distribución

Cirujanos pediátricos

SALUD

La asistencia está asegurada pero, al haber muy pocos al norte del Río Negro, es necesario repensar su distribución y apostar a la regionalización. Las cirugías prenatales son un objetivo.

"¿Conocés un acto mayor de confianza que entregar un hijo a un desconocido que te promete que te lo va a curar?” Los cirujanos pediátricos Carlos Kierszenbaum (presidente de la Sociedad Uruguaya de Cirugía Pediátrica, SUCIPE) y Andrés Broggi (tesorero) conviven con esa realidad a diario.

Son dos de los 39 médicos que se dedican a esta especialidad en todo el Uruguay, con tan solo siete de ellos radicados en el interior del país. “Al norte del Río Negro solo hay tres, en Paysandú, Rivera y Tacuarembó, y el de Tacuarembó está por jubilarse”, contó Kierszenbaum.

Si bien la gran mayoría de los departamentos no cuenta con cirujanos pediatras efectivos, el especialista destacó que lo primero que hay que dejar en claro es que “la atención de los niños en Uruguay está asegurada”.

Un aspecto fundamental a tener en cuenta para explicar por qué no hay profesionales en todos los departamentos es que en el Uruguay hay pocos niños y los datos demográficos demuestran que cada vez hay menos. En el censo de 2011 el 21,7% correspondía a niños, mientras que hoy esa cifra bajó a 20,3%.

“La realidad es que la población del Uruguay también se concentra al sur del Río Negro, entonces las distribuciones de especialistas se hacen en función de dónde están las poblaciones y los centros de más alta tecnología y experiencia. Montevideo obviamente es el referente de la cirugía pediátrica del país”, explicó Kierszenbaum.

Esa distribución hoy estaría acorde a las necesidades a cubrir, pero es real que hay que mejorarla a corto plazo.

Se debe tener presente, además, que al ser pocos cirujanos eso hace que se los sobrecargue y que para determinadas cirugías haya pacientes que deban esperar mucho más tiempo de lo necesario para operarse en las mejores condiciones.

Además, hasta hace poco en el interior los cirujanos de adultos se encargaban también de las cirugías de los niños, cosa que ya no sucede.

“Las nuevas generaciones de cirujanos de adultos entienden, y con razón, que no están formados para atender niños. En particular hay determinados tipos de cirugía a las que están menos acostumbrados, como son las que se practican a menores de 5 años. Ahí nuestro rol es más específico por una cuestión de experiencia y de formación”, remarcó el especialista en diálogo con El País.

Un elemento fundamental para que los profesionales puedan llegar a todos los rincones del Uruguay es el de los traslados. Al sur del Río Negro las distancias son relativamente cercanas y no habría mayores inconvenientes; el problema aparece al norte del Río Negro, donde las logísticas son un poco más complejas.

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Cirugías: el 95% se puede hacer en Uruguay

“Muchas veces nos enfrentamos a campañas públicas de gente muy bien intencionada que no sabe que estas cirugías se hacen en Uruguay”, dijo el doctor Kierszenbaum sobre los pedidos de ayuda para que los niños se operen en el exterior. No cree que sea un problema derivado de los médicos, sino que tiene que ver con los entornos familiares o personales de los involucrados.

El cirujano Andrés Broggi explicó que puede que haya tratamientos puntuales que no se hagan en Uruguay, pero el 95% o más de las patologías se puede resolver en el país. “Hay colegas que se especializan en Estados Unidos, además de que hoy en día con Internet se facilita el acceso a los referentes mundiales. Se puede conversar de pacientes que salen de la media. Nosotros tenemos mucha referencia con Argentina, que es potencia en cirugía pediátrica a nivel mundial”, destacó.

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Un cirujano pediátrico por año.

“Desde hace más o menos siete años se genera un cirujano pediatra por año. Con esto creemos que a corto plazo vamos a poder cubrir todas las necesidades asistenciales de los niños en cirugía pediátrica en el Uruguay”, indicó Kierszenbaum.

Anualmente hay un solo cargo de residente de cirugía pediátrica. El que accede cursa cuatro años de residencia en la Clínica Quirúrgica Pediátrica del Centro Hospitalario Pereira Rossell, la única que hay en el país y en la cual se operan unos 5 mil niños por año.

De esos cuatro años, un año entero lo dedica a cirugías de recién nacidos.

“Termina la residencia y tiene la posibilidad de recibirse, pero de alguna manera nosotros lo estimulamos a que dé la prueba para ser Grado 2 o Asistente de Clínica Quirúrgica, que son tres años con posibilidad de otros tres años más. De esa manera tiene la posibilidad de operar casos más complejos y está capacitado para atender niños básicamente solo”, explicó Kierszenbaum.

Por lo tanto un cirujano pediátrico se forma en unos siete años.

Si bien es cierto que hoy en día la tecnología permite que la capacitación pueda darse hasta en la misma cirugía con un celular, lo mejor es pasar por ese Grado 2. Afortunadamente, casi el 100% de los residentes acepta la sugerencia de los cirujanos.

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“Lo ideal sería poder armar equipos de trabajo, pero eso es lo más difícil en Uruguay porque se requiere de, por lo menos, dos o tres personas. De eso estamos lejos”, se lamentó Kierszenbaum.

Por lo tanto los esfuerzos deberían estar puestos en estudiar las necesidades de distribución de profesionales en el país.

“El concepto que estamos manejando en la SUCIPE es el de la regionalización, es decir, que haya centros regionales y que las distancias sean cortas para cubrir las necesidades quirúrgicas de todos los niños del Uruguay”, dijo.

Tanto Kierszenbaum como Broggi destacaron que lo que distingue a su especialidad de otras es que “nosotros no solo tratamos adultos, nosotros tratamos a un niño con una familia”.

Eso se traduce en que los que toman las decisiones son los familiares, cosa que no sucede con las cirugías de los adultos.

“En ese binomio niño-familia hay que incorporar que hablamos y convivimos con familias”, subrayó Kierszenbaum. Y esas familias, por lo general, no se ajustan a la familia tipo de antaño.

“Por ejemplo, en el Pereira Rossell en un importante porcentaje de casos tratamos con abuelas, porque son las que crían a los chiquilines por distintos motivos: padres que están trabajando, padres separados, madres adictas. Es una realidad que cambió en el Uruguay y nosotros tenemos que adaptarnos”, acotó el especialista.

Es un tema contemplado en la formación del cirujano, pero que sobre todo se aprende con la experiencia de estar horas, días y noches en el hospital. “Casi diría que es aprendizaje de trinchera. Vas aprendiendo a ser educado, empático, solidario, humanista y, aparte de todo eso, el mejor técnico”, sentenció Kierszenbaum.

Cirugía fetal: un objetivo que se proyecta

“La cirugía fetal es algo relativamente nuevo. Comenzó a mediados de los años 80 en Estados Unidos y en los últimos 30 años ha tenido un desarrollo muy importante”, explicó el cirujano pediatra Andrés Broggi sobre una especialidad que en Uruguay por el momento está en fase de “proyecto”.

En América Latina, en esta última década se ha notado un gran desarrollo de la cirugía fetal, sobre todo en países con mucha población y potenciales pacientes como son Argentina, Brasil o México.

Uruguay está procurando su desarrollo vinculándose fundamentalmente con Argentina. “Es un campo que va a tener que llegar al país. Hay múltiples estudios y trabajos multicéntricos donde se ve la ventaja de tener una intervención a nivel fetal”, destacó Broggi en diálogo con El País.

Agregó que va a ser necesario apostar a que haya gente que se forme en este campo para poder brindarle a los niños uruguayos la posibilidad de acceder a este tipo de cirugía.

El doctor Carlos Kierszenbaum señaló, por su parte, que en este tema es clave el concepto de densidad de población. “Somos pocos y la posibilidad de que podamos lograr una expertise para manejar este tipo de situaciones es difícil. O sea, son tan pocos casos que a veces justifica más trasladarlos a un centro regional en Argentina, Brasil o Chile que operarlos acá porque para nosotros puede llegar a ser hasta anecdótico este tipo de cirugías. Es muy poco probable que tengamos el tipo de lesiones o patologías que requieran una cirugía fetal”, indicó.

Fuera de eso, el especialista destacó la muy buena formación que existe en el país. “Potenciales cirujanos pediátricos de América Latina quieren venir a hacer la residencia al Uruguay. Se puede decir que es una formación integral”, apuntó el cirujano.

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Lo complejo de operar a un recién nacido

Otro tema muy delicado con el que se enfrentan los cirujanos pediátricos son las cirugías de los recién nacidos. “Hay una familia que está esperando un niño y ese niño nace con una patología que requiere cirugía. Vienen unas personas y les dicen ‘hay que operarlo’ y tiene minutos o segundos de haber nacido. Entonces hay que prepararse para sostener a esa familia; es una situación de muchísima responsabilidad y muchísimo cuidado”, comentó Carlos Kerszenbaum.

Por suerte, hoy en día hay altísimos porcentajes de diagnóstico prenatal para casi todas las patologías que atienden los cirujanos pediátricos. “Pero hay algunas que no tienen y es una sorpresa para la familia”, indicó.

Su colega, Andrés Broggi, apuntó que hay casos en los que deben operar niños de menos de un kilo. “Hoy nacen de 25 semanas y sobreviven; muchos hemos tenido que operar niños de 700 gramos, que entran en mi mano”, señaló.

Más mujeres en la especialidad

Se ha notado un aumento de cirujanas pediátricas y también de aspirantes a serlo. La especialidad trata desde recién nacidos hasta niños de 14 años.

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