La investigación sobre la diversidad fúngica en Uruguay dio un paso significativo gracias al trabajo del científico argentino Guillermo Morera, quien desde hace una década reside en el país y se ha dedicado a la taxonomía y ecología de los hongos. Su último logro, bajo la dirección de la Dra. Sandra Lupo de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (UdelaR) y el Dr. Ignacio Carrera de Facultad de Química, se materializó en la publicación de un artículo que marca un hito en la micología nacional: la descripción de una nueva especie de hongo coprófilo, Conocybe pruinosa.

La formación y experiencia de Morera fueron clave en el desarrollo de esta línea de investigación. Desde su licenciatura en Biología en la Universidad Nacional de Córdoba, donde se especializó en taxonomía y ecología de hongos degradadores de madera, hasta su incorporación al laboratorio de Micología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, su interés por los hongos no dejó de crecer.

Con el tiempo, su trabajo se centró en los hongos medicinales, particularmente aquellos productores de psilocibina, un compuesto psicoactivo que se encuentra en ciertos hongos del género Psilocybe (entre otros géneros). El año 2020 marcó el inicio formal de su proyecto de doctorado, centrado en explorar la diversidad de hongos productores de psilocibina en Uruguay, un área de estudio aún incipiente en la región.

El artículo "A new species and new records of dung-associated bolbitiaceous fungi (Bolbitiaceae, Basidiomycota) from Uruguay", publicado recientemente, es un avance importante en el conocimiento de los hongos coprófilos de Uruguay. "Este estudio tiene como objetivo ampliar el conocimiento sobre los hongos asociados al estiércol de ganado, un grupo poco documentado en el país”, sostuvo el investigador. Los hallazgos incluyen la primera vez que se registran en Uruguay los hongos Pholiotina coprophila y Conocybe rufostipes, además de la descripción de una nueva especie: Conocybe pruinosa.

“Lo interesante de estos hongos es su relación genética con especies encontradas en otras regiones del mundo, como Asia, Europa y América del Norte. Este hallazgo sugiere una posible conexión con la introducción del ganado bovino en Uruguay, ya que estos hongos crecen principalmente en el estiércol de estos animales”, indicó Morera.

Foto: Guillermo Morera/Facultad de Ciencias.

Morera destacó “la necesidad urgente de estudiar la biodiversidad fúngica de Uruguay, especialmente en un contexto global de crisis ambiental”. A nivel mundial, se estima que solo el 6% de las especies de hongos han sido descritas, lo que subraya la importancia de continuar con investigaciones de este tipo. “En Uruguay, la documentación de los hongos es crucial no solo para la conservación de los ecosistemas, sino también para el desarrollo de aplicaciones prácticas, como la biotecnología y la gastronomía. Además, el estudio de los hongos coprófilos tiene una relevancia ecológica clave, ya que estos organismos son responsables del reciclaje de celulosa y otros materiales vegetales digeridos por los herbívoros”, comentó.

En particular, los hongos que Morera estudia pueden “contener metabolitos secundarios como la psilocibina, que está siendo objeto de un renovado interés científico debido a sus posibles aplicaciones terapéuticas, especialmente en el tratamiento de trastornos psiquiátricos como la depresión y la ansiedad”. Este enfoque multidisciplinario, que involucra la colaboración con el equipo que investiga sobre hongos psicodélicos, permitió avanzar no solo en el conocimiento de la biodiversidad de hongos en Uruguay, sino también en el estudio de sus posibles aplicaciones en la medicina y la psicoterapia.

A pesar de los avances, Morera es consciente de que “aún queda mucho por descubrir”. “El territorio uruguayo es rico en especies de hongos que siguen sin ser descritas, y cada uno de estos organismos podría tener propiedades únicas que podrían ser de gran valor para la ciencia”, explicó el científico argentino. El trabajo de Morera y su equipo continúa centrado en la identificación y análisis de los metabolitos presentes en los hongos estudiados, abriendo nuevas oportunidades para la biotecnología, la medicina y la conservación de especies.

El descubrimiento de Conocybe pruinosa y los avances en el estudio de los hongos coprófilos en Uruguay son solo el comienzo de un camino largo y prometedor en la micología del país. La investigación de Morera, al igual que otros esfuerzos en el ámbito científico nacional, pone a Uruguay en el mapa de la investigación micológica internacional. Estos hallazgos no solo enriquecen el conocimiento de la biodiversidad local, sino que también abren puertas para aplicaciones prácticas y terapéuticas que podrían beneficiar a la sociedad. Sin duda, el estudio de los hongos en Uruguay sigue siendo una frontera científica llena de potencial.