Publicidad

Boyero de Berna: Perro dulce y cariñoso con el que hay que tener determinados cuidados

Compartir esta noticia
Boyero de Berna
Happy bernese mountain dog in beautiful spring flowerd field. Spring flovers and dog.
Shutterstock

MASCOTAS

Es una raza con características para hacer frente a otras latitudes, por eso demanda estar atentos para impedir que estos perros pasen mal o enfermen.

"Son como peluches”, es una de las descripciones que más se escucha cuando se le pide al dueño de un boyero de Berna que defina a su mascota. Estos perros grandes, robustos y musculosos pertenecen a otra de las razas que se ha puesto de moda en nuestro país.

“Hace más o menos unos seis o siete años que se ve un pico de crecimiento en la población de esta raza en Uruguay. Seguramente haya ingresado por Brasil o Argentina”, explicó Carolina Menchaca, estudiante avanzada de veterinaria que se ocupa de analizar una de las patologías que podría afectar a esta raza: la mielopatía degenerativa.

Pero comencemos por conocer al boyero de Berna, una raza de porte grande. Los machos llegan a medir 70 centímetros y las hembras unos 67 centímetros, mientras que el peso puede alcanzar entre 40 y 45 kilos, tanto en machos como en hembras.

“Son datos que el propietario tiene que tener en cuenta cuando lo elige para estar en su casa”, advirtió Menchaca.

Otro punto importante es que, si bien tiene un nivel de actividad moderada, es decir que no se trata de un perro súper activo, si vive en un apartamento hay que sacarlo tres o cuatro veces por día.

“Se recomienda que uno de los paseos centrales -mañana o tarde- sea mínimo de una hora y si está en apartamento que se lo saque dos veces más, unos 20 minutos, como para que haga sus necesidades. Los paseítos de solo tres o cuatro cuadras no son suficientes”, señaló Menchaca.

También se debe controlar el peso porque la baja intensidad de ejercicio físico sumada a las porciones de alimentos que tendemos a darle, hace que sean perros propensos a la obesidad.

Es una raza que tiene unos 2000 años de antigüedad. “Se cree que surgió con la invasión de Roma a las montañas de Suiza como perro de guardia y pastoreo para el ganado. Se habrían hecho cruzas de algunos mastines romanos que se usaban para la guardia, con otros perros pastores como para suavizar un poco el tema del carácter”, indicó Menchaca.

De ahí que no sean perros recomendados como guardianes, pero sí destacados por su carácter dulce. “La gente los elige porque son cariñosos, bastante gentiles, calmos, súper apegados con sus dueños. Pero hay que tener en cuenta que cuando son cachorros, al ser tan voluminosos, pueden ser un poco toscos y más si no les enseñamos cómo acercarse a los niños. Muchos los eligen como perro niñera y a veces no pueden controlarse, se les pasa la impulsividad y terminan en algunos golpes con los chiquitos; entonces hay que tener un poco de cuidado”, detalló la especialista.

Otra característica que deriva de su origen es el pelaje, ideal para resistir al frío de las montañas o condiciones climáticas que no son comunes por estos lares. Por eso tienen una capa de doble pelo que exige mucho cepillado.

“En épocas de calor son propensos a golpes térmicos. Están buscando constantemente la sombra o jadean más que otros perros porque les cuesta perder ese calor. En ese caso no hay que darles más agua, sino buscarles un clima más cercano a lo que necesitan. Es decir, si los tenemos afuera, que estén a la sombra; no exponerlos al sol del mediodía; no bajarlos al pavimento caliente”, recomendó Menchaca.

Cruce y enfermedades.

Al tener una población inicial tan pequeña de perros, como ocurre en Uruguay con esta raza, la base genética que comparten es mucha. Entonces se empiezan a cruzar perros que están emparentados y comienza a haber más endogamia.

“Eso predispone a un montón de patologías porque los animales empiezan a compartir genes. Cuanto más chance tengan de juntarse dos patitas de un mismo gen, el perro va a estar afectado”, señaló Menchaca a El País.

Lo que se debe hacer para evitar esto es llevar un registro de las líneas genéticas, ver qué perros están afectados e intentar separarlos del plantel de cría. Hay que controlar el acompañamiento del criadero con un veterinario e intentar cruzar ejemplares que no estén emparentados.

“Lo que se hace por lo general es traer un reproductor del exterior y cruzarlo con las hembras de acá, entonces garantizás que no van a estar emparentados y hay menos chances que desarrollen patologías. Igual alguna, por más que tengamos todos los cuidados, se termina desarrollando porque la población de la que se fundó la raza es muy chiquita”, explicó.

La enfermedad que más afecta al boyero de Berna es el cáncer, en tanto la mielopatía degenerativa es más difícil de diagnosticar porque por lo general se desarrolla a partir de los 8 años y ese es el promedio de vida de esta raza, unos cuatro años menos de lo que en general viven los perros.

Seguimiento del criadero es clave en varios temas

Al cruzar al perro hay que buscar un equilibrio entre la salud del animal y la pureza de la raza. “Si vos separás las enfermedades genéticas, a veces te vas de lo que es el estándar de raza y pierden características. Por ejemplo, la punta de la cola deja de ser blanca. Por eso es muy delicado el tema y los extremos son malos”, explicó Carolina Menchaca.

La aspirante a veterinaria también dio una serie de recomendaciones a la hora de adquirir un cachorro: contactarse con el criador y que este informe sobre los requerimientos de la raza; que se lo pueda volver a contactar en caso de haber problemas; ir personalmente al criadero y ver las condiciones en las que están los padres del perro; si no se puede ir, pedir videos; exigir que los cachorros estén registrados para controlar las enfermedades genéticas.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad