Figura mediática debutó en las Llamadas de Canelones: tocó el tambor y confesó cuál es su asignatura pendiente

Nunca es tarde es una frase que le calza a la perfección a Nubel Cisneros. Y es que el meteorólogo de Canal 10 y Canal 5 dio un paso importante en su vida al debutar, a los 67 años, en las Llamadas del departamento de Canelones. Fue una experiencia que jamás imaginó vivir y de la que sacó el máximo provecho: “Fue una alegría tremenda, mi primera vez, nunca había incursionado en un desfile. Era un sueño, algo que me propuse”, confiesa a El País.

El camino de Cisneros en la percusión comenzó de manera inesperada y tardía, un año y medio atrás, pero muy rápido se enamoró del tambor. Inquieto por naturaleza, tenía un tiempo muerto entre un trabajo y otro y quiso usarlo de forma productiva. Se enteró que el esposo de la maquilladora de Canal 10 era docente de tambor y le comentó: "¿Te animás a decirle si puedo ir a probar una clase?" Salió fascinado de esa primera experiencia en Ansina Tradición, el taller de Martín Silva ubicado a pasos de Saeta, y no se fue más.

“Fui a ver si me sentía cómodo y encontré un grupo humano excepcional. Me empezó a gustar, aunque empecé lento a aprender; al principio me costaba”, relata el que consiguió su propio tambor de forma insólita.

"Le comenté a un vecino que iba a clases de percusión y me dijo, 'tengo un familiar que tiene tambores'. Un domingo apareció en el auto con el tambor que uso hoy. Se lo quise comprar y el señor me dijo, 'usalo y después arreglamos'. Sigo esperando que le ponga un precio", cuenta agradecido.

El camino hacia las Llamadas se dio de forma inesperada. Su profesor lo había invitado varias veces a desfilar, pero no se animaba. Hasta que un día, un camarógrafo de Canal 5, Marcos Cabrera, le propuso participar en las Llamadas de la Costa junto a la comparsa que él integra, Alma Negra.

Cisneros aceptó sin pensarlo demasiado: “Me comprometí y después de que estaba todo orquestado me asusté un poco porque no podía defraudar a este muchacho que me había invitado", confiesa. Cabrera lo contactó con Aníbal Severo, director de la comparsa, y se entendieron muy bien, aunque se vieron las caras recién el sábado 22 de febrero, día en que Cisneros se presentó a desfilar sin ensayo previo, y con la dificultad de tener que adaptarse a un ritmo "más cadencioso" al que estaba acostumbrado.

La confianza de su profesor, que lo orientó con algunos tips, y de Severo, fueron claves para su buen desempeño, además del apoyo del grupo humano, que según dice, lo respaldó a muerte sin conocerlo.

Recorrió esas siete largas cuadras con un calor tremendo, aunque feliz: "Me sentí muy cómodo. Fue una experiencia maravillosa. Lo recomiendo, no hay palabras para explicarlo", resume.

Está emocionado por haber encontrado, de grande, semejante pasión y agradecido por la oportunidad. Anhela que sea la primera de muchas: "Lo volvería a hacer con ellos o en otro lado, siento que no desentonaría porque ya rompí el hielo. Uno puede pensar que le va a ir como la mona, pero estuvo bárbaro", asegura.

A pesar de que esta comparsa hecha a pulmón salió última, para el meteorólogo la experiencia superó el resultado: "Se la jugaron invitándome a desfilar, no te olvides que ellos competían", dice agradecido. Es más, al momento de esta entrevista, no sabía el fallo final, ya que era tan grande la emoción y el cansancio que se despidió antes de que se supiera.

A futuro, no descarta salir en las Llamadas de Montevideo o hacer Carnaval: "No me cierro a nada, estoy abierto. Saldría en el conjunto donde me sintiera cómodo y disfrutara. Sé que no defraudaría a quien me dé la posibilidad", dice el que suele consumir esta fiesta popular por televisión.

Se tiene fe para incursionar en distintas categorías, y aunque la murga le resultaría difícil porque el canto no es su fuerte, igual se tiene fe: "Me gusta cantar, pero en mi casa me dicen que soy espantoso, porque aparte invento las letras. Sé que la murga es difícil, pero no le tengo miedo", cierra Nubel Cisneros, dejando la puerta abierta a una futura convocatoria.