STREAMING

Para muchos, Star Wars es Luke Skywalker o Darth Vader, que por su heroísmo y villanía han dirigido el curso de la saga. Luego están los fanáticos con admiración un poco más profunda, que dirigen a las filas de personajes secundarios cuyas intenciones no se pueden clasificar tan fácilmente.

Boba Fett, por ejemplo, un mercenario blindado presentado en 1980 en la secuela de Star Wars, El imperio contraataca, es uno de esos. Allí aparecía en pocas escenas, como un accesorio del plan de Vader para atraer a Skywalker a un fatídico enfrentamiento. Fett volvió en El regreso del Jedi (1983), donde tuvo una muerte rápida. O eso parecía.

Aun así, Fett disfruta de un lugar único en la psique colectiva de los devotos de Star Wars, que han pasado años imaginando sus futuras hazañas y rodeando de una iconografía su austero rostro enmascarado.

Ahora, después de décadas de libros, juegos, juguetes y otros productos que ayudaron a mantener vivo el culto a Boba Fett, el personaje será el protagonista de su propia historia: El libro de Boba Fett, una serie de siete episodios que se estrenó ayer en Disney + y sigue al personaje tras El regreso del Jedi.

Para quienes hacen Star Wars y quienes la consumen, la culminación del viaje cultural de Fett de un jugador periférico a una figura significativa en la franquicia, es valiosa y algo desconcertante.

Para muchos, el ascenso de Fett ilustra cómo ha evolucionado la saga, contando más tipos de historias y dando atención a más personajes, incluso si el atractivo particular de Fett está impregnado de misterio y su identidad se define principalmente por lo implícito.

“No son tanto las cosas que hace Boba Fett en las películas, son las cosas que ha hecho Boba Fett”, dijo Charles Soule, autor de la serie actual de cómics de Star Wars. “Todos los que se encuentran con Boba Fett se sienten intimidados , interesados o quieren usarlo para los trabajos más difíciles posibles. Tiene este lugar increíblemente vívido en la galaxia de Star Wars fuera de sus apariciones en la pantalla”.

Boba Fett debe sus orígenes a accidentes y casualidades. Después del gran éxito de Star Wars en 1977, su creador, George Lucas, empezó con la secuela. Entre los personajes que imaginó había una nueva clase mejorada de stormtroopers al servicio del nefasto Imperio.

Joe Johnston, quien fue director de arte en El imperio contraataca, trabajó con el artista conceptual Ralph McQuarrie para diseñar el vestuario de estos supersoldados, creando una armadura y un casco con estrecha visera.

Lucas redujo sus planes para achicar el presupuesto, dijo Johnston, quien más tarde dirigió películas como Jumanji. “George dijo que no podíamos permitirnos un ejército de supersoldados, pero tenemos este nuevo traje: ‘Vamos a hacerlo un cazarrecompensas’”.

Bajo la dirección de Lucas, Johnston perfeccionó el nuevo personaje, inspirándose en el “hombre sin nombre” de Clint Eastwood en los spaghetti westerns de Sergio Leone. La armadura del cazarrecompensas recibió colores desgastados y tiene abolladuras que sugieren sus conflictos pasados.

“No era ni un héroe ni un villano”, dijo Johnston. “Podrías contratar a Boba Fett para hacer cualquier trabajo que quisieras que hiciera”.

Soule, el autor del cómic, dijo que en comparación con otros personajes de Star Wars, cuyas historias de vida han sido completadas casi en su totalidad por las películas, Boba Fett todavía tenía muchas áreas tentadoramente inexploradas en su historia personal.

“Hay personajes que hemos visto mucho, y es difícil encontrar los lugares donde aún queda mucho capital”, dijo. “Luego están los personajes cuyas cuentas bancarias no se han retirado mucho. Queda mucho capital en la cuenta de Boba Fett”.