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MATEO VÁZQUEZ

YSY A no necesitó mucho para encender la Sala del Museo por dos días consecutivos. Un outfit cuidado, el beat alto, buenas visuales y su presencia fueron suficientes: el fin de semana, el trapero brindó dos shows explosivos, demostró su importancia en la escena argentina y prometió volver, pero a mayor escala.

El argentino no necesitó mucho y eso fue desde el principio. Un par de historias en su cuenta de Instagram bastaron para agotar la primera fecha, fijada para el viernes 24 de junio. La segunda, para el sábado 25, se anunció poco después y el sold out llegó en otro par de horas.

La importancia de Alejo Acosta en el momento que vive el trap argentino a nivel mundial es alta. Con 13 años organizó El Quinto Escalón, una competencia de freestyle en Parque Rivadavia, Buenos Aires, por la que pasaron artistas de la talla de Duki, Wos, Lit Killah, Acru y decenas de nombres que hoy dominan la escena del rap.

Cuando El Quinto Escalón estaba en su auge, decidió terminarlo y apostar por la música. Integró Modo Diablo, un tridente junto a Duki y Neo Pistea que firmó los primeros himnos del género. En solitario sacó un montón de singles, tres discos de estudio y un EP. Además tiene su propio sello discográfico, editó un cómic sobre su vida y también diseña joyas y ropa bajo su propia marca, Sponsor Dios.

Esas credenciales hacen entendible el fenómeno YSY A que se vivió en la Sala del Museo. Bajo el título Show de clásicos, el artista repasó toda su carrera en distintos bloques. “Un show de YSY A es completamente explosivo, energético y abundante en amor”, dijo a El País en la previa.

El espectáculo fue guiado por una dinámica que hacía participar al público. Cada vez que el cantante iba a abordar un nuevo disco, una rueda de la fortuna con las portadas de sus publicaciones aparecía en escena. En la parte frontal del escenario tres micrófonos tomaban los gritos del público, y a la cuenta de tres había que hacer el suficiente ruido para llenar una especie de barra de energía. Si esa barra llegaba a tope el show continuaba con un disco que se definía al azar.

El público, en parte, era una especie de surtidor de energía para YSY, y el recurso del “azar” y la responsabilidad mantuvo a la gente encendida. Casualmente en ambas fechas se eligieron los mismos álbumes y en el mismo orden, mediante un sorteo al que nadie le pidió mucha honestidad.

YSY A sabe manejar al público y exigirlo. YSY A necesita manejar al público y exigirlo, porque sobre el escenario está solo y la gente termina siendo su aliada. Por eso antes de aparecer, con las luces todavía apagadas, se escuchó su voz: “Montevideo… ¿Hay gente con ganas de fiesta esta noche? ¿Hay gente con ganas de transpirar del otro lado? Espero que hayan aprendido a saltar mucho más que nunca”.

Segundos después, el show empezó con tres canciones que dejaron la sala prendida: “Dame droga”, “Salgo a cazar” y “Todo de oro”.

Tras esto llegó la primera presentación de la rueda de la fortuna. En el primer intento el público no logró llenar la barra de energía, e YSY amagó con despedirse. Dio una segunda chance y el objetivo se alcanzó, por lo que se concretó el primer sorteo de disco. ¿El elegido? Trap de Verdad.

Antes de la siguiente aparición de la rueda hubo tiempo para algunos singles, entre ellos algunas de las sesiones que grabó durante la pandemia.

Después, la barra de energía volvió a llenarse y la rueda determinó un siguiente bloque, en el que se repasaron los temas de Hecho a Mano.

Mientras YSY A canta, el público corea sus barras. Pero el sello distintivo es otro: el pogo. El artista se ha apropiado de ese elemento que no era característico del género y lo incentiva. "Cuando estoy en el estudio siempre compongo las canciones imaginándome al mar de las personas saltando", contó. En Montevideo, esa imagen se vio.

Antes del último "sorteo" hubo tiempo para un paréntesis particular. YSY pidió permiso para "ponerse romántico" sabiendo que en la lista venía una batería de temas con éxito asegurado. "Casi un G", con un beat fiestero, puso a bailar a todos en la sala; "Nati" los hizo rapear en conjunto, y "Pastel con Nutella" y "Vamo a Darle" sacaron coros de amor, desamor y seducción.

El último sorteo determinó un cierre cantado con canciones de su primer disco, Antezana 247, y descartó la presencia de su EP Mordiendo el Bozal. El recital, como había pronosticado el cantante, mantuvo la energía y se cerró con "Tamo Loco", una canción que hace pocas semanas en Buenos Aires provocó temblores en edificios cercanos al estadio Obras, por la efervescencia del público al escucharlo en vivo.

YSY A no necesitó mucho para dar dos grandes shows en Sala del Museo. Solo un par de historias en Instagram, una sala repleta, una serie de canciones icónicas del trap y su presencia sobre el escenario.