Ricardo Figueredo desde Punta del Este
Ayer martes, desde temprano en la tarde, un reducido grupo de fans de la colombiana Shakira, y otro grupo más reducido de periodistas, esperaban en las afueras de las instalaciones para vuelos privados del Aeropuerto de Laguna del Sauce la aparición de la cantante, para verla partir.
Una aeronave Bombardier Global 7500 —que tiene un precio base de 75 millones de dólares— permanecía con la APU encendida, el motor auxiliar que proporciona energía y aire acondicionado a la aeronave, e indicaba discretamente que alguien importante estaba por llegar.
Entre los presentes, los comentarios iban y venían. La conclusión era clara: definitivamente esperábamos la llegada de Shakira, quien se iría del país tras pasar algunos días de descanso en Punta del Este, en medio de una ajetreada gira internacional.


La noche fresca de un otoño que ya se hace sentir hacía tiritar a mas de uno. Finalmente llegó la caravana de vehículos con la colombiana, su familia y su séquito. La acompañaron en esta escapada sus hijos, Milán y Sasha, su hermano, Tonino Mebarak; su mánager, Nadine Eliya, la jefa de operaciones de su gira, Sofía Leclair, y una de sus amigas más cercanas, Gabriela Vaca Guzmán.
¿El comité de recepción? Diez fans y seis periodistas mas los funcionarios de la terminal. Siete carritos para llevar valijas alineados en el cordón, y cuatro mas de reserva por si acaso.
¿La comitiva? Seis automóviles, con sus correspondientes choferes y guardaespaldas.


Al ver todo ese recibimiento hubo dudas, frenadas y cambios de marcha para ver cómo proceder, hasta que salió el humo blanco. En definitiva, Shakira se tenía que ir.
Una colega que salía en vivo para una canal de televisión puso todo su empeño en conseguir una palabra de la diva, sin éxito. Shakira abrazó a una simpatizante y entró rápidamente a la terminal para perderse detrás de puertas de vidrio, mamparas y paredes. Para volver a su propio mundo.
Nosotros también.

Mientras el Bombardier volaba hacia México, ya sentado en mi auto, pensaba en que esta muchacha no tiene idea de lo lindo que puede ser ponerse unos lentes de sol, recogerse el cabello bajo un sombrero y salir sola en un auto común a recorrer un lugar, comprar en una feria o tomarse un helado en la Rambla.
Por ahora, la gira de multitudes continúa. Tras despedirse de Sudamérica, esta noche actuará en Monterrey, en el Estadio BBVA, donde repetirá mañana. Luego seguirá por Guadalajara, Ciudad de México, República Dominicana y varias ciudades de Estados Unidos.

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