Los Nocheros: su ADN, ser "una casa muy grande" y de qué se dieron cuenta cuando empezaron a venir a Uruguay

Mario y Álvaro Teruel y Rubén Ehizaguirre de Los Nocheros volverán a Montevideo para presentarse el 5 de agosto en el Auditorio Nacional del Sodre. En la previa, los cantantes conversaron con El País.

los nochers.jpg
Mario y Álvaro Teruel junto a Rubén Ehizaguirre.
Foto: difusión.

Para Los Nocheros, volver a Uruguay siempre es una celebración. Y no es solo porque el trío ya se presentó en incontables festivales del interior y en escenarios clave como el Teatro de Verano o el Teatro Solís. Sino porque acá, desde sus primeras visitas, encontraron un público cómplice, receptivo y abierto a su propuesta. Mario Teruel, una de las voces del grupo nacido en Salta hace casi 40 años, cuenta a El País que “una sorpresa muy bonita” en la trayectoria del conjunto fue descubrir esa afinidad con el público uruguayo.

“En todos lados teníamos que explicar que éramos folcloristas y que cantábamos canciones de amor, pero desde la primera vez que vinimos nos dimos cuenta de que acá nos entendían. No solo eran apasionados de su folclore, sino también del nuestro”, dice. “Y para nosotros, que crecimos escuchando a Zitarrosa y a Los Olimareños, hubo una hermandad musical que nos hizo sentir siempre muy cobijados”.

El martes 5 de agosto, el proyecto detrás de clásicos como “Entre la tierra y el cielo”, “Roja boca” y “Chacarera del rancho” regresará a Montevideo luego de varios años, para actuar en el Auditorio Nacional del Sodre. Las entradas están a la venta en Tickantel, los precios van de 1760 a 3300 pesos, y ya hay varios sectores agotados.

El trío viene de publicar un disco en vivo para celebrar los 25 años de Signos, el álbum que consolidó su fama regional. Mario Teruel asegura que ese trabajo afianzó el sonido del grupo. “No solo tiene cinco o seis canciones que seguimos haciendo porque tuvieron mucha aceptación”, dice. “En ese disco se afianza nuestra identidad: el grupo vocal, lo romántico, lo melódico, lo folclórico”.

Para su hijo Álvaro, que ingresó a Los Nocheros en 2005 como reemplazo de Jorge Rojas, la clave de esas canciones es que no están atadas a una moda, y por eso siguen funcionando. “Tienen un sabor muy bueno porque son superrománticas y a la gente le gusta eso. A nosotros también”, comenta. Aunque el vínculo con las canciones del pasado se mantiene, convive con una búsqueda constante de actualización. Por eso, Signos. 25 años vivo incluye a Agustín Bernasconi en una nueva versión de “Procuro olvidarte”, y a Yami Safdie en “Ausencia”.

En ese sentido, los salteños transitan una etapa de estrenos e intercambios generacionales que amplían su espectro.

Durante la pandemia lanzaron el ciclo Nocheros en la mesa, una serie de encuentros compartidos en su canal de YouTube donde se reunían con colegas de distintas generaciones. La consigna era sencilla: cocinar, cantar, recibir amigos. El proyecto comenzó como una forma de mantenerse activos durante la pausa obligada, pero pronto fue ganando consistencia y se convirtió en un espacio donde las generaciones dialogan y la música encuentra nuevas formas de circular.

Gracias a eso, grabaron una serie de colaboraciones como “Mi chica de pueblo”, junto al grupo de cumbia Migrantes; una nueva versión de “Entre la tierra y el cielo” con Emanero y MYA; y “Mi última carta” con el Chaqueño Palavecino, quien también se presentará en el Auditorio del Sodre, mañana y con entradas agotadas.

Entre esos cruces con la música popular actual, el grupo participó en el remix de “No te vayas”, uno de los éxitos de Marama, que llevaron hacia el terreno del folclore con el aporte del argentino Nahuel Pennisi.

En la previa de su regreso, el trío formado por Rubén Ehizaguirre y Álvario y Mario Teruel, dialogó con El País.

—La propuesta de Los Nocheros se basa en la unión de una serie de aspectos: el amor por las raíces, la búsqueda de la innovación, el poder de la armonización y el respeto por la palabra. ¿Qué tan importante es eso para ustedes?

Rubén Ehizaguirre (R.E.): Es el ADN, hermano. Es nuestra cédula. Yo creo que todo artista busca eso: tener algo que lo diferencie del resto, porque sabés que es tu documento. Una vez que conseguís eso que nombrás, como artista lograste lo máximo. De ahí, hay que seguir haciendo canciones que tengan la consideración de la gente. Hay cosas que uno ya sabe que nos pertenecen, como el comienzo de la guitarra de Mario, un acorde hecho a tres voces, o un solo de Álvaro o mío. Todas esas cosas son significativas, porque aunque no sepas el nombre del que canta, la oreja te dice: “Yo a estos los tengo conocidos...”.

nocheros.jpg
Los Nocheros.
Foto: Difusión.

—¿Y cómo definirían lo que viven cada vez que sus voces dialogan en el escenario?

R.E.: Ya es cuestión de piel, aunque no lo ves desde una costumbre, sino desde la admiración hacia el que tenés al lado. Cuando estamos en el escenario, es mágico sentir que los tengo a ellos, porque conozco sus timbres y sus tesituras. Entonces vas protegido. Te sentís fuerte y seguro.

Mario Teruel (M.T.): Hace casi 40 años que canto con el Negro (mira a Ehizaguirre), y hasta el día de hoy, en cuatro o cinco partes del show me hace estremecer. Y después (mira a su hijo) me encanto con los solos de Álvaro. Y yo, que estoy en el medio cantando, siento que tengo un lugar de privilegio cuando subo al escenario...

Álvaro Teruel (A.T.): Es relindo sonar juntos, porque siento que se detiene el tiempo. De repente entro en una percepción distinta, y es como estar en un tubo... Se te olvida todo. Tenemos el privilegio de hacerlo seguido y que nos haga bien no solo a nosotros, sino a quien nos escucha.

—Después de tantos años, ¿qué significa para cada uno ser un Nochero?

A.T.: Es un orgullo, realmente, que pide que uno esté comprometido. Es un examen diario, y a la vez un modo de vida. Además, nosotros somos versátiles y siempre estamos pensando en canciones que abran nuevos caminos. Es algo bastante inexplicable...

R.E.: Y es una responsabilidad bonita, porque cuando te comienzan a imitar, es porque algo has hecho y estás dejando. No digo que seamos ejemplo de nada, pero sí que dejamos algo presente, para que los chicos que vienen lo tengan ahí para empezar y luego hacer su camino.

M.T.: Para mí es uno de los lugares más bonitos que hay, porque Los Nocheros es una casa muy grande: mis hijos, mis nietos y mis amigos cantan acá. Entonces, es el lugar en el que, al igual que en mi familia, siempre he encontrado cobijo. Siempre hemos tenido una relación muy linda, y si de alguna forma uno pinchó una goma y tuvo que correrse para la banquina, los otros se encargan de traerte de nuevo al camino. Es por eso que es un lugar tan bello, en el que siempre quiero estar: todos los días me levanto y me acuesto pensando en Los Nocheros.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar