La última vuelta de Jaime Roos: cronología de una deuda que se salda entre ritual, récord y el sabor del adiós

Jaime Roos inicia este jueves una seguidilla de 10 shows en el Auditorio del Sodre, y concreta así un sueño que se demoró 45 meses, mientras evita el dramatismo de hablar del retiro de las tablas y mira hacia un futuro lleno de planes.

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Jaime Roos en el Estadio Centenario. Foto: Leonardo Mainé.
Jaime Roos en el Estadio Centenario.
Foto: Leonardo Mainé.

Cuatro años de espera, una cifra récord y una frase con la que suavizar lo que, entre líneas, se lee como un retiro de los escenarios: “Nunca digas nunca más”. Con esos tres pilares, Jaime Roos emprende hoy su seguidilla de conciertos en el Auditorio Nacional del Sodre, una suerte de residencia que se extenderá, con una única noche de interrupción (el 20), hasta el 26.

Nunca, en la historia del Adela Reta, un artista musical, sea solista o banda, logró agotar 10 funciones al hilo. Jaime cumplirá, así, el sueño de Mediosiglo, aquella idea con la que había anunciado su vuelta a los escenarios para el invierno de 2020 en esta misma sala de Mercedes y Andes, y que una pandemia le atrasó 45 meses.

La cronología se remonta a 2019. En noviembre, el más montevideano de los músicos uruguayos anunció que volvería a tocar después de cinco años de ausencia, un período que destinó a trabajar, en reclusión, en la reedición de toda su obra (Obra completa, Bizarro).

En marzo de 2020, el coronavirus atravesó el mundo y el regreso del músico, primero con los espectáculos públicos suspendidos y después con los aforos muy limitados, quedó flotando en un limbo sobre el que era difícil hacer especulaciones.

Los seis shows planteados para agosto se reubicaron en un calendario inestable para abril de 2021. Pero protocolos sanitarios y los vaivenes del covid obligaron a la producción y al artista a orientar el foco hacia un nuevo escenario, al aire libre y con una mayor capacidad que permitiera cumplir con las exigencias de su tiempo. Entonces Jaime soltó, nunca olvidó, el anhelo del Sodre, y apuntó al Teatro de Verano. Iba a tocar allí en octubre de 2021, pero eso tampoco fue viable. Con ese derrotero, el proyecto Mediosiglo finalmente aterrizó en el Estadio Centenario.

A lo que ocurrió entonces —dos reprogramaciones por causa de la agenda futbolística—, Jaime lo llamaría luego “el atropello más grande” de su vida. Finalmente, saldría a la cancha el 17 de diciembre de 2021, con una Banda Completa como una selección campeona del mundo, y con un regalo artístico e identitario que 20.000 personas no olvidarán nunca más.

Después pasaron más cosas: una temporada bajo el título Mediosiglo terminó reducida a un show en Punta del Este y otra vuelta en el Estadio (a fines de 2022), un cambio de producción no exento de asperezas, varios recitales —en Atlántida, en el Luna Park porteño, en Rosario, en Córdoba, en Colonia y así—, contadas entrevistas, algunos planes. Y, en el medio, un anuncio.

En abril de 2023, Jaime Roos confirmó que el Sodre, ya con otro show, le daría revancha. Empezaba el camino hacia una deuda pendiente que se paga a partir de hoy, como una antorcha que alumbrará 10 noches con el único fuego de una banda, 18.000 personas, un coro de murga, un hombre solo y tanta, tanta música.

Un ritual sin sorpresas y la posibilidad de un nuevo disco

Desde 2021 hasta ahora, la experiencia de ver en vivo a Jaime Roos es casi un ejercicio de acopio emocional: el público repite, reincide, permanece, como si pusiera a prueba una convicción profunda en las canciones y su esencia. Que el recital sea clásico en su impronta y prácticamente idéntico en su repertorio no ha fisurado el interés de una audiencia que, si fue a aquellos Estadios, encontrará apenas una variación en el orden del setlist y tres agregados directamente tomados de la sección “clásicos”.

Dicho de otra forma: no convendría esperar “Tema del hombre solo”, “Una vez más” e incluso aquel “Pirucho” que Jaime confesó que había ensayado para la serie original de recitales en el Sodre. Más bien piense en “Esta noche”, entréguese al ritual y confíe en el poder del “Nunca digas nunca más”.

Con esa frase, incluida y subrayada con humor en el texto de presentación de estos shows, Jaime intentó quitarle el dramatismo a lo que se perfila como una despedida. Sería, esta, su última presencia en los escenarios, pero no su retiro de la música: con 70 años cumplidos en noviembre y las canciones en las venas, anuncia un horizonte entre películas, libros y discos.

No hace promesas, pero la idea de volver al estudio, el “deseo concreto” que le anticipó a El País tres años atrás y que cortaría el silencio sembrado hace 18 años, cuando lanzó el álbum Fuera de ambiente, todavía es una intención viva que funciona, en sí misma, como un poco de esperanza. Lo demás es esto: el presente, la certeza del reencuentro, otra vuelta. Una vez más.

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