Agarrate Catalina gira por el país pero se baja del Carnaval; Yamandú Cardozo explica qué hay detrás

Yamandú Cardozo de Agarrate Catalina, 2022. Foto: Mauricio Rodríguez

ENTREVISTA

La murga de los hermanos Cardozo llega este sábado al Auditorio del Sodre, recorre el interior y no concursará en el Carnaval 2023. Los motivos.

“No sé por qué lo seguimos eligiendo”, dice Yamandú Cardozo, y enseguida: “No, sí sé por qué”. Habla, claro, de las razones para seguir, como hace 20 años, en el barco de Agarrate Catalina, la murga cooperativa que fundó —con otros—, que sostiene —con otros— y de la que no puede desprenderse. La murga con la que ahora gira por el país, con la que mañana llega al Auditorio del Sodre y con la que no concursará en el próximo Carnaval.

La decisión se tomó hace algunas semanas. La Catalina estaba en conversaciones con la cantante Maia Castro para que asumiera como nueva directora escénica ante la salida de Tabaré Cardozo, pero dos días después de una auspiciosa reunión, se resolvió no seguir adelante. No con ella: con el proyecto todo.

Aunque había ganas, no había interés por hacer las cosas “otra vez en velocidad”, explica Yamandú en charla con El País. “Necesitamos sacar la cabeza de la guillotina de la competencia por un rato”.

La explicación es que aunque la balanza estaba muy dividida entre lo que los envalentonaba y los desmotivaba de volver al concurso oficial, había cansancio, pero también una ausencia que modificaba todo.

Tabaré Cardozo ya estuvo a punto de no salir este año en carnaval, y finalmente resolvió no participar en 2023: pondrá otra vez el foco en su proyecto solista y en un nuevo disco doble que ya se cocina. Y su hermano lo entiende, y también lo lamenta.

“Es que Tabaré ha resignado un montón por la Catalina, y cada año que hace carnaval es una zafra que no toca y es cuando hay más laburo, no solo para él sino para sus músicos. Y se condiciona la llegada de su arte a su gente. Porque la Catalina lo acompaña en su desarrollo, pero le pesa. Rechaza las invitaciones para estar donde quiere estar, porque obvio, él es la Catalina. (...) Fue raro, porque las otras veces que decidimos no salir en carnaval, yo no podía más. Y en este caso estuve triste porque tenía ganas de poder. Pero sabía que no nos iba a dar, porque volver a tomar decisiones rápidas provoca lesiones humanas. Entonces lo planteamos y la barra estuvo de acuerdo, pero vamos a descansar lo mínimo indispensable. El carnaval 2024 es nuestro plan”.

Ahora, mientras el vínculo con Maia Castro se afianza y se proyecta, con menos presiones, Agarrate Catalina recorre los escenarios con La involución de las especies, que fue segundo premio del Carnaval 2022.

Tras actuar en Minas, Florida, Durazno, Paysandú, Salto, Paso de los Toros y San Carlos, la Catalina se presentará mañana a las 21.00 en el Auditorio Nacional del Sodre Dra. Adela Reta, con espectáculo completo; quedan entradas en Tickantel.

Luego seguirá por Pando el 28, Rocha el 3 de noviembre y Rosario, Colonia, el 4, para de ahí regresar a Argentina.

“A mí es uno de los escenarios en que más me gusta estar en la vida: en movimiento, con esta barra de la Catalina”, dice Yamandú sobre la gira. “Es muy raro lo que pasa. El otro día, yendo a Salto, éramos 20 personas ponele y de esas 20, 13 o 14 están desde el ensayo uno. Es mucho. Yo miraba esa barra y veía sobrevivientes, sobrevivientes a nuestra propia historia, a nuestro colectivo. Y está mortal”.

Yamandú Cardozo. Foto: Leonardo Mainé.
Yamandú Cardozo. Foto: Leonardo Mainé.

—Recién hablabas de lo que ha tenido que resignar Tabaré por estar en la Catalina. ¿Y qué pasa contigo?

—Sí, me comió la vida la Catalina. No me la puedo arrancar, no sé sinceramente si podrían extirparme a mí de la murga -ojalá que sí-, pero es verdad que me pasa eso. Que hay un montón de cosas que no me planteo porque tengo a la Catalina absolutamente presente. Me ha pasado de propuestas que implican un rodaje, o volver a estar en tele, pero si ya sé que tengo tantos días de corrido sin poder estar alerta a la murga, aunque lo pudiera hacer, a mí me inquieta. Porque ahora vivo un presente que, si me lo pongo a analizar, es lo que hubiera soñado. Decíamos con Tabaré: “¿Qué haríamos si fuéramos millonarios, o ricos? ¿Cuál es el primer gusto que nos daríamos?”. Y Tabaré dice: “Yo tendría la mejor murga del mundo”. Y la mejor murga del mundo es con las personas que quiero y pudiendo decir lo que quiero, y ya la tengo. Entonces a veces siento que freno otras posibilidades para no perder esta. Y si mañana viene el delirante de nuestro mánager a decirnos: “Vamos a tocar en la Luna”, ¡largo todo y puedo! A veces siento que me gustaría explorar otros discursos estéticos, y de a poco voy. Aunque lo de la Catalina también funciona como una excusa a mi propia pelotudez.

—Por cierto, hay un montón de gente que ya cree que ustedes, los Cardozo, son millonarios...

—Ah, por supuesto. Es cierto que la Catalina trabaja todo el año, tiene una estructura que hemos fabricado entre mucha gente y nos permite tener un jornal anual sostenido, pero en Carnaval, que es donde calculo que la gente cree que hacemos millones y millones, todas las murgas cobran según un canon establecido, y eso se reparte entre 20 y pico de personas sacando el bondi, el agua, el maquillaje, no sé qué. Lo que cobra cada cooperativista de la Catalina en zafra debe ser de los jornales más bajos de todo el Carnaval. Es verdad que haces más tablados, pero no es ningún negocio salir en la Catalina en Carnaval. Pero ese es el único espacio que tenemos para encontrarnos todos, la compañía que gira y el núcleo viejo, duro de la murga. Y está bueno.

"No es ningún negocio salir en la Catalina en Carnaval"

Yamandú Cardozo

—Ahora que están de gira por el país, ¿crees que cambia mucho la visión que hay sobre la murga en el interior y en Montevideo?

—Sí. Pasa una cosa que es la sorpresa del que te ve poco en vivo. Y está buenísimo ver la realidad de las murgas locales, que compiten y concursan en los respectivos carnavales. Porque parece que lo único que nos importara es el Teatro (de Verano) y hay un montón de realidades que son de remar contracorriente, con las pocas oportunidades que tienen con algunas intendencias, con muy poco apoyo de algunas direcciones de Cultura, con un menosprecio real obre la actividad de la murga y lo que vale le ejercicio del arte hecho en colectivo. Entonces eso también nos modifica. Y sobre todo traspasar la frontera de tocar en la capital departamental. Recuerdo pueblos muy chicos donde nos quedábamos en el gimnasio o en una iglesia porque no había hoteles con capacidad para alojar a 30 personas. Me acuerdo en el pueblo de Santa Catalina de un cartel hermoso que decía: “La murga que estuvo en China, hoy en Santa Catalina”. Me parecía genial, y a su vez aterrador. Cuando en 2005 fuimos a Rivera, hacía 25 años que no iba una murga de Montevideo. ¿Y cuántos kilómetros son?, ¿estamos tan lejos? Entonces está buenísimo para la murga estar ahí, y sentirse reclamada. Creo que somos uno de los colectivos que en estos 20 años más fuimos a tocar al interior, y me parece tremendo galardón. Tiene que ver con insistir, con estar y con ser, como grupo, querido y bien recibido. Y por eso disfrutamos tanto esto.

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