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LIBROS

El proyecto monumental que busca preservar la dramaturgia uruguaya, "esa eterna olvidada"

El Instituto Nacional de Artes Escénicas ha publicado una veintena de libros de teatro de autores nacionales

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Colección Teatro del Instituto Nacional de Artes Escénicas.
Colección Teatro del Instituto Nacional de Artes Escénicas.
Foto: Darwin Borrelli

Nicolás Lauber
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"Es una colección dedicada a la dramaturgia uruguaya. Esa eterna olvidada. La que no vende en las librerías. La que si no era publicada por el autor o por algún concurso, era imposible de acceder”, resume a El País el director y dramaturgo uruguayo Matías “Dino” Armas acerca de la Colección Teatro que publica el Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE).

Comenzó en 2021 y hasta la fecha son 20 los libros que la componen. La intención de las autoridades de la institución es continuar ampliándola en cada trimestre. Saben que por temas presupuestales no podrán llegar a imprimir 12 tomos este año, como estaba planeado, pero la prioridad es que no se interrumpa este esfuerzo.

Desde el INAE se imprimen 300 libros de cada autor, y se dividen en dos partes: una mitad va a las librerías de todo el país, y la otra se distribuye entre productores teatrales, bibliotecas y grupos que potencialmente puedan poner en escena esos textos, como ya han hecho compañías tanto de Montevideo como del interior.

Jimena Máquez en "Colección Teatro" del INAE.
Jimena Máquez en "Colección Teatro" del INAE.
Foto: Difusión

Si el teatro es un reflejo de lo que ocurre en una sociedad, esta colección tiene el valor de abarcar diferentes puntos de vista y sensibilidades de varias épocas. Es un proyecto monumental que busca preservar la dramaturgia uruguaya.

“Lo que se intentó fue cubrir de una manera amplia la diversidad”, cuenta Álvaro Ahunchain, coordinador del INAE. Esa diversidad refiere al género de los autores y los estilos que presenta, pero también a lo territorial con dramaturgos de Montevideo y el interior; y a lo generacional (con autores emergentes como Bruno Acevedo, Jimena Márquez o Alejandra Gregorio junto a consagrados como Omar Varela, Sandra Massera, Jorge Denevi y Ana Magnabosco).

En la colección hay obras constumbristas, naturalistas, hay experimentación, comedia, drama y vanguardias. También una línea de investigación sobre la danza y el circo criollo, cuna del teatro nacional.

Si bien hay autores que han publicado su obra sin necesidad de una colección -Jacobo Langsner, Gabriel Calderón o Carlos Maggi, entre otros-, la intención de este proyecto fue encontrar a esos otros que tenían el camino más cerrado, para poder difundirlos. Desde nombres de peso como Jorge Denevi a jóvenes como Sebastián Barrios, todos fueron considerados por las autoridades del INAE.

El primer tomo de los editados, por ejemplo, reúne obras de Alberto Paredes, uno de los grandes dramaturgos del Uruguay. Algunas no se habían estrenado como el caso de Dos almas, que montó La Candela el año pasado, dirigida por Mario Varela en virtud de esta colección. Hay volúmenes dedicados a Ana Magnabosco, Vachi Gutiérrez, Federico Roca, Fernando Schmidt y así.

Schmidt aplaude esta iniciativa, ya que “el teatro no se escribe para ser leído, sino para ser interpretado”. “Por eso no es común que alguien compre un libro de obras teatrales, como no se compran libros de guiones”, dice.

“Buena parte de las obras publicadas en esta colección no las conocía y lo estoy haciendo ahora”, comenta Jorge Denevi. Tardes enteras en el cine, que estrenó y dirigió hace unos años, es parte de la colección, por ejemplo. Según Denevi, “tuvo muy mala respuesta crítica y peor asistencia de público. Y recibí, después de que salió el libro, más comentarios favorables que en aquel entonces. ¡Y hasta una propuesta para una adaptación cinematográfica!”.

Vachi Gutierrez en la "Colección Teatro" del INAE.
Vachi Gutierrez en la "Colección Teatro" del INAE.
Foto: Difusión

Una colección con historia.

Uno de los primeros registros de una colección de dramaturgia a cargo del Estado data de 1985, en tiempos de Adela Reta como ministra de Educación y Cultura. En esa ocasión fueron dos tomos que antologizó Laura Escalante, con obras como El herrero y la muerte de Jorge Curi y Mercedes Rain, y Procesado 1040 de Juan Carlos Patrón, entre otras.

Tuvo que pasar casi una década para que se publicara más teatro de manera institucional, esa vez a cargo de Julián Murguía cuando era director del Instituto del Libro. La “Colección de Teatro Uruguayo” incluyó, entonces, algunas obras de Ana Magnabosco y Álvaro Ahunchain entre otros, pero tras el fallecimiento de Murguía, el instituto cerró y la historia quedó trunca. Esa posta es la que tomaron las autoridades del INAE para estos libros.

Uno de los tomos reúne cuatro obras de Fernando Schmidt, quien cuenta el proceso para sumarse. “Me llamaron y expresaron la intención de publicar obras mías que yo eligiera sin ningún tipo de condición ni exigencia”, dice el autor de Radojka.

Dino Armas también señala la independencia de criterio: “Tuvimos libertad para elegir las obras y a los prologistas”.

A Magnabosco, por su parte, le interesó formar parte porque entiende que “el Estado debe documentar este género”.

“De lo contrario, desaparecido el autor, su obra puede perderse”, dice la dramaturga con más de 30 obras escritas, tres de ellas estrenadas por la Comedia Nacional.

“He participado en congresos de autores y todos tienen sus libros auspiciados por el Estado, pero aquí esa posibilidad queda librada al ego y al bolsillo de cada uno”, agrega en referencia a algo que, ahora, da un giro.

INAE: libros y más.

Este proyecto se enmarca en un proceso de transformación del INAE. Mientras que con esta colección se muestra el catálogo de autores y obras a los uruguayos, hay un proceso paralelo para dar a conocer el material al mundo. “Así se empiezan a diversificar los espectáculos, para que no queden como esfuerzos individuales de algunos colegas que buscan internacionalizarse, sino que sea una política de Estado. Hay que llevar la cultura uruguaya al mundo”, comenta Ahunchain.

La tercera parte de este plan es trabajar para recuperar el público perdido con la pandemia.

“Ahora trabajamos en la organización de espectáculos populares al aire libre tanto en los escenarios de Montevideo, que solo se usan en febrero para el carnaval, como en el interior”, comenta Ahunchain.

Así, los teatros de verano de Paysandú, Fray Bentos, La Paloma y Montevideo contarán con espectáculos clásicos en versión popular. El fin de semana llevarán El enfermo imaginario al Centro Cultural La Paloma, y tienen previsto hacer una versión de Romeo y Julieta y otra de El perro del hortelano de Lope de Vega para barrios periféricos de la capital.

Así, el INAE intenta no solo acerca a los uruguayos un enorme catálogo de autores nacionales. También queda el registro de obras que ya no estarán solo en la memoria.

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