"Grand Tour": el maestro Miguel Gomes, entre el cine clásico y lo onírico, deslumbra con su sexta película

El portugués Miguel Gomes es uno de los grandes maestros del cine contemporáneo. Esto queda certificado por su presencia y reconocimientos en los principales festivales del mundo, así como por la unanimidad canónica de la prensa especializada.

En Uruguay, Gomes se ha visto poco y fugazmente. En Cinemateca 18 se estrenó Tabú en 2013, y en Sala Cinemateca, en 2016, se exhibieron las tres partes de Las mil y una noches, su obra más ambiciosa. Para completar una perspectiva habría que sumar Aquel querido mes de agosto, la película que lo estableció como un director de referencia.

Grand Tour es su sexta película y, hablando de certificaciones, le valió a Gomes (nacido en 1972) el premio a mejor director en el Festival de Cannes.

La película, filmada en el mismo blanco y negro clásico de Tabú, sigue a un funcionario británico (la película está hablada en portugués, uno de sus caprichos) que huye de una persistente novia prometida a través de exóticos destinos asiáticos de principios del siglo XX.

Es una historia que bien podría haber filmado Josef von Sternberg, una referencia presente en la iluminación (el fotógrafo es Rui Poças, colaborador habitual de Gomes) y en una puesta en escena que alardea de la artificialidad del cine clásico, del que utiliza incluso más recursos. Eso se combina con exteriores contemporáneos, un anacronismo que potencia el aspecto onírico que Gomes ya había acentuado en Tabú, una obra cercana en espíritu.

Grand Tour es algo más compleja y aproxima al director al trabajo del tailandés Apichatpong Weerasethakul, aunque Gomes sigue siendo una isla.

Es, y el resto importa poco, una experiencia visual de una belleza a la que solo puede aspirar el cine.

Grand Tour (* * * *)
Director: Miguel Gomes. Guion: Mariana Ricardo, Telmo Churro, Maureen Fazendeiro, Gomes Con: Crista Alfaiate, Gonçalo Waddington, Cláudio da Silva. Duración: 129 minutos. Estreno: 24 de abril en cines; está en MUBI.