Crítica

Cómo es "El triángulo de la tristeza", una reflexión infantil que igual logró colarse en los Oscar 2023

Ganó la Palma de Oro de Cannes y está nominada mejor película; es del sueco Ruben Östlund, uno de los maestros del cine actual. Sinopsis, crítica y tráiler.

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"El triángulo de la tristeza".
Foto: Difusión

Por Fernán Cisnero
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Siendo El triángulo de la tristeza, la película ganadora de la Palma de Oro de Cannes, uno tiende a verla como una alegoría seria de un director serio sobre algunos vicios y ninguna virtud modernos.

Uno tendería a pensarlo como una relectura de El discreto encanto de la burguesía de Buñuel o, capaz, L’Avventura de Antonioni con la que comparte clase social y escenario. O Parásitos sobre grietas sociales y económicas y que también ganó la Palma de Oro en Cannes.

Pero, la verdad, la última película de Ruben Östlund está más cerca, por ejemplo, de La Isla de Gilligan (la referencia es ajena) que de cualquier intento de acercarse de manera profunda a temas así de contemporáneos.

Que haya ganado la Palma de Oro y esté nominada a tres Oscar tan importantes como mejor película, mejor guion y dirección (ambos rubros atendidos por Östlund), es, capaz su gracia. O parte del problema.

A Ostlund le van la sátira y se supone que El triángulo de la tristeza funciona como alegoría. Un yate de lujo por el Mediterráneo, una tormenta, un ataque pirata y un naufragio revela la fragilidad las estructuras sociales.

La película está dividida en tres capítulos. El primero gira alrededor de Carl (Harris Dickinson), un modelo que ya tuvo su cuarto de hora y su novia, Yaya (la fallecida Charlbi Dean Kriek), que además de modelo es influencer. Discuten por plata y están en el yate por canje.

“Lo pagó tu apariencia”, le dice el multimillonario ruso (Zlatko Buric) en la segunda parte, “El yate”, y ese es otro tema de la película: lo que consigue la belleza en tiempos tan expositivos como estos.

El barco está lleno de estereotipos y eso incluye una encantadora pareja de ancianos dedicada al negocio de las armas. Son la elite más fea del mundo y otros similares que funcionan como decorado.

La tercera parte se llama “La isla” y es la vida durante el naufragio cuando el mango de la sartén pasa a manos de una de las mujeres de la limpieza filipinas (Dolly De León). “En el barco, limpiadora, acá, capitana”, dice apoyada en que es la única capacitada para cazar, encender un fuego y cocinar.

El simbolismo de El triángulo de la tristeza es así de elemental.

Todo es un poco así e incluye un explícito momento escatológico: hay una larga sesión de vómitos que aporta más que nada asquerosidad y solo sirve para subrayar (con un marcador grueso) la fealdad de las clases altas.

De fondo, a tal digestiva bancanal, hay una discusión a partir de citas de Lenin, Marx, Reagan y Thatcher lanzada por el capitán marxista del barco (Woody Harrelson) y el ruso capitalista que intenta dar un gracioso marco histórico y político, aunque termina siendo un chiste mal contado.

Que el capitán de ese barco que reflejaría la sociedad moderna, sea un borracho es otra de las obviedades.

Östlund ya se había concentrado en un ambiente cerrado en The Square que intentaba mostrar la vacuidad del arte moderno y de los personajes que lo habitan. A Cannes lo puede, por lo visto, esa clase de cosas: The Square es la otra película de Östlund en ganar la Palma de Oro. Era mejor que esta, seguro.

En todo caso, el director sueco tenía más puntería en Force Majeure, que habla de nuevas masculinidades en, de nuevo, el ambiente aislado de un centro de esquí. Tenía, en todo caso, una ambición más controlada y una historia muchísimo más contundente. Es lo mejor que ha hecho.

Lo que queda es una reflexión tan infantil como sus protagonistas sobre los tiempos modernos. No tiene la ponzoña ni de Buñuel ni de Michael Haneke, ni de Lars Von Trier ni de Bong Joon Ho, pero quizás en su corto alcance, en su incumplida ambición desmedida haya un significado extra, mucho menos explícito y mucho más interesante que lo que termina mostrando. No es fácil verlo.

El triángulo de la tristeza [** ]
Suecia, Francia, Reino Unido, Alemania, 2022. Guion y dirección: Ruben Östlund. Fotografía: Fredrik Wenzel. Editores: Ruben Östlund, Mikel Cee Karlsson. Con: Harris Dickinson, Charlbi Dean, Woody Harrelson, Vicki Berlin, Henrik Dorsin, Zlatko Burić, Jean-Christophe Folly, Iris Berben, Dolly De Leon, Sunnyi Melles, Amanda Walker, Oliver Ford Davies. Duración: 147 minutos. Estreno: 16 de febrero, en cines.

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