La vuelta de Martín Sarthou a los medios: por qué dejó Canal 12 y Nacional, y su plan con Victoria Zangaro

Luego de siete años alejado de la pantalla, el periodista regresó con un nuevo formato que propone una mirada reflexiva sobre el presente. También habla de su vida personal y de proyectos a futuro. Leé la entrevista completa.

El periodista Martín Sarthou.
El periodista Martín Sarthou.
Foto: Ignacio Sánchez

Fue la cara de las noticias internacionales en Telemundo (Teledoce) durante dos décadas. Martín Sarthou estuvo al frente de coberturas memorables —el rescate de los mineros de Chile, el terremoto en Haití, conflictos en Medio Oriente, entre otras—, pero después de siete años sin la pantalla, hay gente que ya no lo recuerda. El olvido no le preocupa y hasta rechazó propuestas de medios tradicionales: “Si es un repasito de temas, no me interesa”, dice a Sábado Show.

En 2018 decidió dar un paso al costado de un canal que sentía como su casa. Su especialización empezó a perder espacio y supo que era momento de buscar otros desafíos. La oportunidad apareció en Nacional, el club de sus amores, donde asumió la responsabilidad del área de Comunicación. En Canal 12 dudaron: “¿Vas a dejar todo esto por algo que quizás dura un mes?”, le preguntaron. Finalmente fueron cinco años intensos, atravesados incluso por el regreso de Luis Suárez.

Luego llegó UPM. Se mudó a Fray Bentos y sostuvo a distancia la relación con Victoria Zangaro, su pareja desde hace 15 años. El plan era instalarse juntos en Mercedes, pero la vida profesional de la conductora de Desayunos Informales (Teledoce) no se lo permitió, y Sarthou decidió volver. Retomó la docencia universitaria y se interesó por el impacto de la tecnología, la información y la incertidumbre contemporánea.

Así nació primero una newsletter en Substack y luego un regreso a los medios no convencionales. Trimax Media le abrió la puerta y el 28 de noviembre estrenó Liminal, una propuesta 360 que combina un videostream semanal, podcast, newsletter y futuras charlas presenciales para reflexionar sobre el presente y la condición humana.

El nuevo proyecto es la excusa para repasar su recorrido, su visión de los medios, su experiencia en la comunicación corporativa y aspectos más personales, como los cambios de vida que encaró y las ganas de volver a celebrar el amor con Victoria.

—Estudiaste Relaciones Internacionales y terminaste haciendo una carrera en los medios. Has dicho que "el camino es tu destino favorito". ¿Cómo evaluás tu recorrido?
—Hace poco le decía a Victoria (Zangaro) que el día que me muera, en mi lápida debería decir: "Hice lo que quise". Ese chiquilín de 16 años que soñaba con entender el mundo fue desbloqueando sus metas, gracias a la insistencia, el momento justo, la generosidad de los medios que confiaron en mis aventuras y, sobre todo, a la coyuntura de entonces, que lamentablemente hoy no existe.

—Hiciste coberturas internacionales memorables y también peligrosas. ¿Lo recordás con nostalgia?
—Sí, pero no lo volvería a hacer. Incluso me ofrecieron cubrir el último conflicto de Israel y Gaza, pero estoy en otra etapa de mi vida. Dejé de viajar en 2010 y no lo voy a volver a hacer.

—¿Por qué tomaste esa decisión?
—En 2010 mi hija tenía 8 años y empezaba a ser más consciente de los riesgos. Fueron años intensos, con muchos viajes, y pensé: “Hasta ahora venimos zafando, ¿para qué tentar a la suerte? Colguemos acá’. Ahí lo decidí.

—Tenés fotos con Bush, Fidel Castro y Fujimori. ¿Alguna anécdota destacable?
—Conocí a Fidel Castro en 1992 en un encuentro de la UNESCO, no como periodista. Castro accedía a sacarse fotos y luego su equipo te las enviaba por mail. Me interesaba saludar a Gabriel García Márquez, pero no pude porque fue la persona más antipática que vi.

Martín Sarthou junto a Fidel Castro, cuando trabajaba para UNESCO.
Martín Sarthou junto a Fidel Castro, cuando trabajaba para UNESCO.

—Fueron 20 años en Telemundo hasta que en 2018 decidiste dar un paso al costado. ¿Te costó?
—Aprendí mucho, fueron muy generosos y siento un agradecimiento eterno, pero surgieron otras inquietudes. Quería probar la comunicación corporativa, surgió la oportunidad de ir a Nacional y no lo dudé.

—¿Qué te dijeron en el canal?
—Como que no me creían mucho. “Te vas a otro medio”, me decían. Pero jamás sería tan desleal de no plantearlo. “¿Vas a dejar todo esto por algo donde quizás estás un mes?” Estuve cinco años al final.

—¿Qué te tentó de Nacional?
—La pasión pesó mucho pero coincidió con un momento de cambios en Telemundo. Me dijeron que iban a hacer un noticiero con menos peso internacional, empecé a buscar, se abrió una oportunidad y la tomé.

—Estuviste durante la vuelta de Luis Suárez, ¿cómo fue?
—Fue una locura, una gran experiencia, aprendí mucho. Nacional cambió mi forma de ver la comunicación, entendí fenómenos y audiencias nuevas.

—¿Por qué te fuiste de Nacional?
—Me fui para acompañar a José Decurnex; fueron tres años fantásticos. Lo sucedió José Fuentes y trabajamos muy bien. Cuando fallece, surgió la posibilidad de UPM y me pareció una buena oportunidad después de cinco años. Nacional te demanda 24 horas los siete días. Todo es muy grave y parece que el mundo se fuera a acabar.

—UPM implicó estar lejos de tu familia, ¿cómo lo manejaron?
—El plan era que Victoria se mudara allá y nos turnábamos para viajar los fines de semana. Pero su carrera está muy consolidada y no tiene miras de cambiarlo y decidí volver.

¿Te fuiste del 12 diciendo que no volverías más a los medios?
—Nunca me fui de un lugar diciendo “no vuelvo más”. Era una oportunidad y me fui bien.

—¿Tuviste propuestas para regresar a la televisión?
Tuve alguna, pero no hay un espacio para hacer lo que me interesa y me motiva hoy.

Martín Sarthou junto al equipo de "Telemundo" en 2018.
Martín Sarthou junto al equipo de "Telemundo" en 2018.

—¿Qué te proponían?
Distintas cosas. Puedo ser el quinto en el orden de importancia en un programa pero si es un repasito de temas no me interesa.

—Quizás otra persona por volver hubiera aceptado… 
Si no tengo pantalla vivo igual o mejor. No lo necesito pero pasás al olvido. Hay gente que no me conoce, pero no me preocupa. No voy por la vida haciéndole acordar que trabajé en Telemundo.

—¿Extrañaste la tele?
—No. En los primeros tiempos decía, dónde me expreso. Me venía ese reflejo de agarrar la mochila y salir cuando había un fenómeno internacional, porque es vocacional.

—¿Cómo vivís los conflictos internacionales?
—Sigo muy encima de los temas porque estoy haciendo análisis en otros formatos, pero con todo el tiempo del mundo. El fenómeno de la nueva tecnología es así: o te subís o te lleva puesto. Como siempre fui curioso, se me dio por explorar y encontré mucha incertidumbre y miedo en la gente. Decidí empezar con este formato 360 para acompañar ese camino.

—¿Surgió de vos o te convocaron de Trimax?
—Surgió de mí y Trimax me abrió las puertas. Empecé con un newsletter para armar una comunidad, que ya sigue alrededor de mil personas. Toco un tema y lo tengo en video de seis minutos, en plataformas de podcast, y en texto a través de Liminal Newsletter. Se vienen las charlas liminales, que son encuentros personales.

—¿De qué te interesa reflexionar?
—En qué cosas la tecnología nos está obligando a no pensar, qué cosas resignamos a la tecnología pensando que nos lo da todo digerido y no estamos viendo el detrás. Aprender a ir más allá y cómo relacionarnos con las herramientas para no tomar malas decisiones. No traigo soluciones mágicas ni soy un gurú. Es sentarse a ver dónde estamos parados, a pensar los miedos y los prejuicios, porque es el mundo que nos tocó vivir.

—En este tiempo también hiciste un cambio físico: bajaste 25 kilos por salud y empezaste a meditar, ¿te volviste más espiritual?
—Volví a viejos hábitos: cambié mi forma de alimentarme y empecé a entrenar con regularidad para estar bien para mí y los demás. Encontré en la meditación una forma de parar la cabeza. No es espiritual, es sentarme a respirar, que el tiempo fluya, que el teléfono no suene y yo esté presente.

—Participaste de un gran fondo en la Patagonia de 130 kilómetros en bicicleta, ¿no?
—Fui con otras cinco mil personas. Había hecho varios en Uruguay, pero me habían invitado a ir y era un desafío personal. Descubrí que con 55 años tengo mejores tiempos que a los 40.

Victoria Zangaro y Martín Sarthou en el día de su boda.
Victoria Zangaro y Martín Sarthou en el día de su boda.
Foto: redes sociales

—Llevás 15 años con Victoria Zangaro, ¿cuál es la fórmula?
—Vamos descubriendo todo día a día. Estamos mucho juntos y, cuando no, es raro. El tiempo en UPM fue muy desafiante. Nos consultamos en cada proyecto y decisión que tomamos. Estamos muy bien.

—Se casaron en 2012, ¿les gustaría renovar los votos?
—Tenemos ganas. No por los votos, fue una ceremonia civil porque veníamos de matrimonios anteriores, pero queremos hacer otra fiesta porque la pasamos muy bien. Además, en 13 años apareció gente nueva en nuestras vidas. Capaz que busquemos un número redondo para afianzar el amor y reafirmar el compromiso, pero que sea extremadamente divertida.

—¿Qué planes tenés de vida y de trabajo?
—Estoy apostando a que todo esto tan experimental se consolide y a estar bien a nivel familiar. Mi hija se recibió y ya inicia su camino. Nos queda mirar para adelante con Victoria, cuidar a los que más queremos y disfrutar. Queremos llegar a viejos con disfrute.

—¿Y volver a los medios convencionales?
—No me cierro a nada, si lo que tengo para comunicar tiene un lugar. Y si no hay lugar, la tecnología nos dio una herramienta para que surjan medios alternativos.

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