Entre coronas que pesan más de lo que brillan, batallas y personajes que gobiernan sin estar del todo seguros de querer hacerlo, el actor Dominic Marcus Singer se adentra en el corazón de La guerra de los reinos. En la serie disponible en Universal+, el actor austríaco interpreta a Gunther, un rey forzado a ocupar el trono cuando la paz se rompe.
Lejos del estereotipo del monarca heroico, Singer construye un personaje atravesado por la duda, la ambición y la necesidad de sentir. En esta entrevista, habla del peso de interpretar a un rey que no se siente rey, el entrenamiento y una batalla filmada en Islandia.
Con sangre, traiciones y coronas, Guerra de los Reinos no pierde tiempo en avisar de qué va la cosa. La miniserie alemana, dirigida por Cyrill Boss y Philipp Stennert, llegó a Universal+ el 14 de diciembre con una ambición clara: devolverle músculo, épica y densidad política a la fantasía europea. El resultado es un relato tan violento como hipnótico, donde los enfrentamientos brutales conviven con intrigas palaciegas, alianzas frágiles y pasiones que siempre terminan empujando a la guerra.
Inspirada en El Cantar de los Nibelungos -la misma raíz legendaria que siglos después alimentó El Señor de los Anillos y Game of Thrones-, la serie toma ese material fundacional y lo reinterpreta con una mirada moderna, menos solemne y más cruda. Aquí no hay héroes impolutos: hay reyes, guerreros y cazadores de dragones atrapados en un juego de poder donde la fe, la ambición y el deseo pesan tanto como las armas.
Basada en la novela Hagen von Tronje (1986), del alemán Wolfgang Hohlbein, Guerra de los Reinos se apoya en el mítico Nibelungenlied, ese cantar de gesta que mezcla historia, mitología y creencias ancestrales. Ambientada en el siglo V, la serie sitúa la acción en una Europa occidental convulsionada, atravesada por guerras, traiciones y la irrupción de lo sobrenatural, en un mundo que parece siempre al borde del colapso.
En el centro de la historia está el rey Gunther, interpretado por Dominic Marcus Singer, quien charló con Sábado Show de esta serie.
—Cuando te ofrecieron el papel del rey Gunther en Guerra de los reinos, un personaje cargado de historia, mito y política, ¿qué fue lo primero que se te cruzó por la cabeza?
—Es una pregunta hermosa, porque recuerdo que en la escuela de actuación siempre nos decían algo muy concreto: cuando interpretás a un rey, no tenés que “actuar como rey”. Eso se me quedó muy grabado. Pensé mucho en eso cuando me dijeron que iba a interpretar a Gunther. Llegué a la conclusión de que él, en realidad, no es el rey: es alguien que tiene que representar al rey. Esa fue la clave del personaje para mí. No se trata del poder en sí, sino del peso de tener que encarnar ese poder.
—Gunther es un rey atrapado entre guerras, magia y traiciones. ¿Qué parte de esa combinación fue la más desafiante de construir como actor?
—El guion dice que él nace en libertad y en paz, en un mundo sin problemas reales. Y de repente, casi de inmediato, su padre es asesinado. Muere y él tiene que convertirse en rey. No hay transición, no hay preparación. De pronto está rodeado de amenazas que vienen de todos lados, del mundo entero. Todo es presión. Cada decisión pesa, todo el tiempo.
—La serie mezcla fantasía con cierto realismo histórico. ¿Investigaste el período o el legado de los Nibelungos para profundizar tu interpretación?
—(Ríe) Es una pregunta curiosa, porque sí intenté buscar algún tipo de referencia histórica, pero durante semanas no encontré nada verdaderamente “histórico”. Al final, es fantasía. Es más bien una especie de poema nacido de tiempos algo enloquecidos. El mundo que construimos es una especie de multiverso medieval, muy fantástico. Ese trabajo recae mucho más en los departamentos de vestuario y escenografía que en nosotros como actores. Ellos crean el universo visual; nosotros simplemente lo habitamos.
—En una historia donde todos esconden un secreto, una pasión o un puñal, ¿cómo describirías la brújula moral de Gunther? ¿Todavía tiene una o ya la perdió?
—Su brújula moral está marcada por una necesidad muy fuerte de sentir algo enorme. Eso es todo. Él quiere experimentar la grandeza, sentir algo verdaderamente inmenso, ya sea a través de alguien o de algo. Ese es su objetivo. No es una cuestión de bien o mal, sino de intensidad.
—¿Cómo fue la preparación para las escenas de combate? ¿Hubo un entrenamiento específico para ese tipo de lucha?
—Fue toda una experiencia. Llegamos a los estudios Barrandov, en la República Checa, unos tres meses antes de empezar a rodar. Entrenábamos cinco o seis días a la semana. Mucha equitación, muchísimo combate físico. Empezamos a boxear entre nosotros, todo el elenco. Fue increíble. Estar tan conectados con el cuerpo, con el movimiento… era casi el paraíso. Muy intenso, pero fantástico.
—¿Ese proceso ayudó a crear un vínculo fuerte con el resto del elenco?
—Sí, totalmente. Nos convertimos casi en una familia.
—Durante el rodaje, ¿hubo alguna escena de batalla o con muchos efectos que te hiciera pensar: “esto es realmente un proyecto enorme”?
—Sin duda, la gran pelea en Islandia. Fue algo muy pesado. Rodamos durante tres días en condiciones extremas: mucho frío, yo estaba enfermo. Intentamos convencer a productores y directores de que no era buena idea filmar una escena de lucha de cuatro o cinco minutos en una montaña islandesa, donde el clima cambia cada dos horas. Pero tuvimos suerte y lo logramos. Fue una locura. Recuerdo pensar: “Bueno, ya hice una gran película en mi vida como actor, con esto ya puedo estar feliz”. Lo que venga después, vendrá.
—La serie está basada en la novela de Wolfgang Hohlbein. ¿Trabajaste directamente con el material literario o te enfocaste solo en el guion?
—En realidad, el personaje central del material original es Hagen, que es quien narra la historia desde su punto de vista. Nosotros partimos de eso, pero el trabajo que hicieron los directores fue increíble. Tomaron elementos del texto original y los reinterpretaron. Fue un verdadero placer trabajar con ellos.
—¿Hubo algún punto de inflexión en tu carrera que te preparara técnica o emocionalmente para asumir un rol con tanta responsabilidad narrativa?
—Es un trabajo, y tengo que ganarme la vida. Fui afortunado de conseguirlo. Trato de ser honesto: claro que lo valoro muchísimo. Ya había trabajado antes con estos directores en Pagan Peak, que fue bastante exitosa en Austria, y tenía muchas ganas de volver a colaborar con ellos porque hacen un trabajo excelente. También sentí curiosidad por ver hasta dónde podíamos llevar este universo.
—En un mundo lleno de héroes, villanos y dioses caprichosos, ¿cómo te gustaría que el público recuerde a tu Gunther cuando termine la miniserie?
—En la miniserie traté de preguntarme quién es el personaje que realmente entiende lo que está pasando. Intenté llevarlo a otro nivel, porque hay muchos personajes fuertes, combativos, icónicos. Yo quise que Gunther fuera distinto, que se moviera desde otro lugar. No sé exactamente cómo definirlo, pero buscaba algo más interno, más silencioso.
-
Analaura Barreto rompe el silencio tras su salida de "Subrayado": "Hay que saber cerrar ciclos a tiempo"
Victoria Rodríguez: sus problemas de autoestima, el trabajo que rechazó y el fan que le pidió que lo adoptara
La vuelta de Martín Sarthou a los medios: por qué dejó Canal 12 y Nacional, y su plan con Victoria Zangaro