Redacción El País.
El sábado 1 de setiembre de 1990 amaneció con frío sobre el antiguo edificio del Aeropuerto de Carrasco. Decenas de personas, en su mayoría hombre jóvenes, se reunieron en las afueras del sector de Arribos a esperar el aterrizaje de una estrella mundial del sexo: Ilona Staller, alias "La Cicciolina" fijó en el calendario de su gira internacional una fecha en el recóndito Uruguay. En aquel año ya era diputada italiana y tenía una fama mundial de más de 15 años como actriz triple x.
A La Cicciolina se le entendía poco cuando hablaba y menos al cantar; su medio de comunicación era el cuerpo. Apenas bajó del avión descubrió los senos (antes de la cirugía que se haría un tiempo después) y caminó sonriente por todo el hall, entre la muchedumbre enardecida de piropos. La Cicciolina vestía de blanco, llevaba corona de flores y el toque de ternura, entre justo y desubicado, lo daba un osito de peluche que siempre llevaba consigo en medio de su desnudez.
Del aeropuerto, la actriz se fue en caravana hacia la disco New York, New York para una conferencia de prensa, previa a su presentación musical que sería esa misma noche en el Parador del Cerro.
El productor y empresario Everli Rodríguez fue el responsable de esta visita y recuerda perfectamente las circunstancias. “Vino para una gira por Argentina pero allá hubo resistencia de la curia y se bajaron algunas fechas. Me llamó un productor y me la ofreció. Yo dije que sí, encantado. En ese momento era el símbolo de lo prohibido”, rememora Rodríguez.
A pesar del poco tiempo de difusión, la presentación fue un éxito, con un Parador del Cerro repleto. “Ella cantaba no muy bien pero el show era ella misma”, dice Everli Rodríguez.
El presentador de la velada fue el periodista Daniel Lucas, quien tenía su espacio de espectáculos en Telemundo y se deshizo en elogios hacia La Cicciolina.
La actriz llegó con el productor argentino Ovidio García, el mismo que en ese momento era manager de Susana Giménez, y se alojó aquel fin de semana en el Hotel Oceanía. Recorrió la rambla de Punta Gorda y ante la brisa montevideana se calzó una campera de jean.
Al otro día dejó el país. En 1991 dejó de filmar pornografía y se casó con el artista estadounidense Jeff Koons. Tuvieron una hija pero se divorciaron al poco tiempo.
Hoy, Ilona Staller tiene 73 años y acaba de publicar su libro de confesiones y memorias.
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