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La odisea de Villa Constitución: durante meses vecinos denunciaron a médico por alcoholismo y murió paciente

Desde ASSE aseguran que en esa localidad es particularmente difícil conseguir un médico que quiera radicarse allí.

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Villa Constitución.
Villa Constitución.
Foto: Florencia Cruz.

Clara Lussich

Como replicando las líneas con las que Gabriel García Márquez describe la muerte anunciada de Santiago Nasar, la hija de Abel Ramírez cuenta entre lágrimas lo que dijo su padre hace algunos meses: “Este tipo algún día va a matar a alguien. Acuérdense de mí”. Ramírez no vivía en un pueblo caribeño de Colombia, ni tampoco había estado en la boda de Ángela Vicario y Bayardo San Román como hizo Nasar en la novela, sino que él había participado de la Fiesta de Playa del Lago enVilla Constitución, un pequeño pueblo en el interior del departamento de Salto, donde nació y vivió hasta su último día.

Quizá la similitud más evidente entre lo que sucedió el domingo pasado en Villa Constitución y la ficción de García Márquez, sea la muerte pública. Esa imagen brutal de un hombre tirado en el piso con decenas de personas alrededor pidiendo ayuda a los gritos, mientras la música continúa sonando, ajena a la tragedia.

Algunos de los gritos iban dirigidos específicamente a José Andión, el médico de guardia que debía asistirlo. Veinticuatro horas después del episodio, el funcionario de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) sería cesado de su cargo y expulsado del pueblo entre recriminaciones.

La que debería haber sido una noche de celebración para una localidad tranquila se transformó en una madrugada atroz, con un vecino muerto, el médico de guardia alcoholizado, con el resultado de la espirometría de 1,26, y varios pobladores declarando en la Fiscalía de Salto.

El asunto fue así: Abel Ramírez estaba disfrutando de la fiesta que organiza su pueblo desde hace 30 años durante el primer fin de semana de enero. De hecho, él había participado en la organización de esta edición como integrante de la comisión de vecinos. No fue casualidad, Ramírez era presidente de la comisión barrial y un “vecino amable”, conocido por todos. En la fiesta estaba también su hija Laura, que vive en Montevideo, y había viajado especialmente para disfrutar de la jornada junto a él.

Cerca de las tres de la mañana, Ramírez comenzó a sentirse mal y lo asistieron los vecinos. Pero unos minutos más tarde empezó a convulsionar. Entonces, Carlos “Tito” Souto, alcalde de Villa Constitución, llamó a la policlínica para pedir auxilio. Los enfermeros y el chofer de la ambulancia salieron inmediatamente. De camino levantarían al médico que estaba de guardia, por su domicilio. José Andión era el único doctor en la localidad, en la que viven unas 4.000 personas y esa noche tenía a más de 5.000 festejando.

Cabe destacar que la distancia entre el predio donde se realizaba la fiesta, la policlínica y la casa del médico es inferior a 80 metros entre sí, frente a la plaza principal de Villa Constitución. Por eso sorprendió la demora de la ambulancia. Cuando lo fueron a buscar, Andión habría demorado entre 10 y 20 minutos, según los distintos relatos de los presentes. Y cuando llegó al lugar para asistir al paciente, tuvo dificultad para bajar del vehículo, se tropezó y cayó sobre el hombre convulsionando. Ahí es cuando los vecinos comenzaron a gritarle. Lo insultaron diciéndole “médico borracho” y lo echaron, “tomátela”.

El reloj seguía corriendo. Finalmente lograron subir a Ramírez a la ambulancia y llevarlo hasta la policlínica, donde Andión lo reanimó, pero la situación volvió a empeorar y entonces el médico determinó su traslado al hospital del Centro Médico en Salto, la mutualista que se encuentra a unos 60 kilómetros.

Ramírez era paciente de la mutualista, pero por un acuerdo firmado con ASSE, la policlínica también le da cobertura a los usuarios de la privada. En el camino, Laura, la hija de Ramírez, iba en la parte delantera de la ambulancia. Lo vio a Andión abriendo la ventanilla que separa a los conductores de la parte trasera, y lo escucho decir: “Falleció”.

La muerte del hombre de 67 años destapó, por un lado, una serie de incongruencias en el funcionamiento de la salud pública en algunos lugares del interior, y la particular situación de Villa Constitución, en donde algunos de los médicos que fueron asignados para trabajar allí terminaron volviéndose enemigos de los pobladores. Y también deja al descubierto una disputa paralela entre ASSE y la Intendencia de Salto sobre la disposición de los recursos sanitarios que habría que prever en eventos públicos (ver recuadro).

¿Era evitable?

El alcalde Souto va por su tercer período en el municipio de Villa Constitución. Conoce el lugar como la palma de su mano y se comporta como un vecino más: habla y no parece un político, se queja de las mismas cosas que el resto de los pobladores, pero lo defiende como ninguno. A pesar de que en el pueblo hay casi 40°, él dice: “hoy no está tan mal”, mientras le cae una gota de sudor del pelo, que baja lentamente por su frente y se pierde cuando llega a su ceja izquierda. Para Tito, como lo conocen los vecinos, Villa Constitución es “el paraíso de la paz”. Aunque, confiesa, sufren de necesidades. “En todos lados hay necesidades, pero acá estamos verdaderamente mal”, dice Souto.

Se detiene frente a la casa del médico cesado por ASSE. Las persianas están bajas y el auto del médico está estacionado en la puerta. En ese momento, Andión estaba detenido en la Jefatura de Salto y sería puesto en libertad unas horas más tarde, después de haber declarado en la Fiscalía.

Souto avanza pateando el pedregullo a cada paso que da, y cuenta: “Me acuerdo de un domingo que hubo fútbol acá y un gurí se lastimó la mano. Fue hasta su casa para ver si tenía algo roto. El médico le dijo que en ese momento no lo podía atender y que mejor dejara de jugar al fútbol y se dedicara a otra cosa”, narra el alcalde y suma esta a las decenas de anécdotas que hacen los pobladores de Villa Constitución sobre Andión.

Ambulancias de Villa Constitución.
Ambulancias de Villa Constitución.
Foto: Florencia Cruz.

Entre las necesidades que señala el alcalde está el asunto de la asistencia médica, porque hay un único médico para todas las personas que viven allí, y “cuando se sube a la ambulancia todo el resto queda sin nadie por si le pasa algo”.

La combinación del calor agobiante de los primeros días de enero, con el letargo de la siesta que aquí parece obligatoria, hace que esta localidad parezca más alejada de la realidad capitalina de lo que verdaderamente está. Los 545 kilómetros que la separan de Montevideo son motivo, según el alcalde, de que los reclamos a las autoridades a veces “se escuchen menos”, y por eso dice que “hace falta un Estado más presente”, mientras saluda a los vecinos que se van despertando.

Carlos Souto, alcalde de Villa Constitución.
Carlos Souto, alcalde de Villa Constitución.
Foto: Florencia Cruz.

Desde el amplio predio sobre el lago en donde se celebró la fiesta, Souto le da la espalda al agua, mira hacia la casa del médico y se lamenta: “No estamos hablando de una ciudad donde no se puede transitar, estamos hablando de unos 80 metros, por eso es una vergüenza lo que demoró el señor en salir de su casa cuando lo fueron a buscar”. Al caminar por Villa Constitución todos los vecinos aseguran que el estado en el que estaba el médico el domingo mientras atendía a Ramírez no les sorprendió: dicen que “ya se sabía” de su supuesto alcoholismo. Entonces, ¿por qué seguía trabajando allí?

Desde que falleció su madre, en junio, Inés Aramburu hizo una campaña en redes sociales señalando la culpabilidad de Andión en el desenlace fatal. Ella dice que Villa Constitución es un pueblo chiquito y “la gente tiene miedo, por eso no habla”, pero que “todos pueden dar fe de lo que hacía este médico”.

“Mi madre era diabética crónica y lo fue a ver a su casa porque se sentía mal. El médico le dijo que tenía una hernia abdominal. La atendió sentado en su sillón y luego le dio un pase para ir al Hospital de Salto. En ese momento yo le sentí olor a alcohol, pero no dije nada. Cuando mi madre llegó a Salto, fue internada y la abrieron para ver qué tenía. Yo estaba en la sala de espera y al rato salió el cirujano a decirme que le quedaban dos horas de vida porque tenía una infección generalizada”, cuenta Inés entre lágrimas. Su madre fue sometida a otras nueve intervenciones y falleció a las pocas semanas.

Inés asegura que fue hasta la casa del médico después de lo sucedido; fue “por las buenas”, para “pedirle explicaciones”, y este, según ella, le cerró la puerta en la cara. Desde ese momento, grabó videos contando su historia y los colgó en las redes sociales con el fin de lograr la destitución de Andión. Cuenta que llegó a intercambiar mensajes de WhatsApp con el propio Leonardo Cipriani, presidente de ASSE, y este le habría respondido en más de una ocasión que estudiarían el caso.

“Con lo que pasó el domingo anterior estaba todo el pueblo de testigo y no pudo pasar desapercibido, pero si era el relato de una persona como yo, que lo viví sola, quizá este médico todavía seguía trabajando”, dice, y agrega: “Esto no me devuelve a mi madre, pero ayuda mucho”, en referencia a su destitución.

Leonardo Cipriani.
Leonardo Cipriani.
Estefania Leal

Por su parte, Cipriani, reconoce que desde Salto le habían “comentado” acerca de los supuestos problemas del médico con el alcohol, “pero no se había confirmado nada, entonces faltaba tener garantías” para poder trasladarlo de su función. Cipriani cree que ASSE hizo lo correcto porque el médico fue despedido al día siguiente del hecho, y subraya con respecto al conocimiento previo de sus conductas que “hay que entender que es difícil encontrar a profesionales para algunas zonas del interior profundo”.

Un asunto sociológico.

En el “paraíso de la paz” pasa algo particular que no se da en otras localidades del interior del departamento, plantea Richard Boucq, director de la Red de Atención Primaria (RAP) de Salto, de quien dependen las policlínicas de la localidades ubicadas en el interior. “Yo pienso que va a haber que hacer un estudio sociológico de por qué no van para ahí; van a cualquier pueblo perdido en Salto, pero a Villa Constitución no quiere ir nadie”, dice Boucq con indignación.

El problema está en la radicación. Según el jerarca de ASSE, “es posible” que los médicos no quieran vivir allí porque eso implica recibir consultas a toda hora y “puede ser agotador”. Boucq enfatiza en el hecho de que en Villa Constitución esto ocurre más que en otros sitios del interior y es necesario “cuidar más a los médicos”.

“En un pueblo con menos de 4.000 personas no puede ser que el promedio sean dos consultas por noche. Entre las 12 de la noche y las siete de la mañana hay dos personas tocando la puerta e incluso hay días de más. Significa 60 consultas nocturnas en el mes. Para un lugar tan pequeño, es una locura. Así, los doctores se empiezan a cansar”, dice. “Una vez fue una suplente a cubrir una guardia allí y cuando volvió dijo: ‘No vuelvo más’”.

Policlínica de Villa Constitución.
Policlínica de Villa Constitución.
Foto: Florencia Cruz.

El País informó hace más de dos años que en 2014 algunos habitantes de Villa Constitución decidieron hacer un sondeo de la cantidad de niños en situación de discapacidad que había en el pueblo y registraron más de un centenar. De acuerdo con el censo de 2011, viven en Villa Constitución 1.500 niños menores de 14 años, de modo que los que tienen alguna discapacidad rondarían el 6,6%. A nivel nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadística, la cifra se ubica en 5,6%. De todas maneras, según los vecinos las consultas en la policlínica no suelen ser debido a estos casos, sino principalmente de parte de personas mayores.

Los problemas del pueblo con los médicos que allí se radican no comenzaron con Andión, ya existía un antecedente. Antes hubo una médica que distribuía sus horas entre los pacientes de ASSE y los de la mutualista Centro Médico. Ella también acumuló una serie de denuncias públicas por malos tratos a pacientes y finalmente renunció a su cargo en ASSE en 2021, pero sigue atendiendo en la salud privada de la localidad.

Debido a la poca oferta de especialistas en Villa Constitución, cuando Andión no estaba disponible, la mujer seguía atendiendo a pacientes de la salud pública ocasionalmente. La doctora, que es de origen cubano, hoy está en la pequeña policlínica del Centro Médico que también tiene vista a la plaza principal de Villa Constitución. Desde allí, asegura que no tiene “nada malo para decir” sobre Andión y lo cataloga como un “buen profesional”.

Con respecto a lo que ya se sabía o no sobre Andión, Boucq sostiene que el doctor no contaba con ningún “antecedente concreto”, y que la dirección visitó especialmente la policlínica que él atendía “sin avisar” en varias oportunidades. “El doctor siempre estaba sobrio y atendiendo a los pacientes adecuadamente”, asegura.

CIPRIANI.

"Por suerte tienen abulancia nueva"

En su visita este miércoles al Parlamento el presidente de ASSE, Leonardo Cipriani, fue consultado sobre lo ocurrido en Villa Constitución y lamentó lo sucedido, pero subrayó que ASSE ha trabajado “mucho” por la localidad y dijo que “por suerte” hace poco se entregó una ambulancia nueva y se refaccionó la policlínica de allí.

Sin embargo, el médico había trabajado en la policlínica de Belén, otra localidad en el norte de Salto, donde los vecinos también dicen que tuvo problemas. “Yo no puedo iniciar un sumario ni una investigación administrativa basado en información del boca a boca, ni de las redes. Tiene que haber una denuncia concreta. Ahora la hubo y por eso procedimos. Lo que había eran datos que nunca pudimos corroborar”, remarca Boucq.

El País logró comunicarse con Andión luego de que fue puesto en libertad y dijo que “lo que se dice no es así, pero lamentablemente las redes sociales generan esas cosas y todo se multiplica mal”. El médico hizo referencia a que “el resultado de la autopsia habla por sí solo”, en referencia a que el resultado concluyó que Ramírez falleció por un infarto, pero se negó a brindar más detalles. Con respecto a su relación con los vecinos de Villa Constitución, Andión dijo que era “buena”, y se negó a profundizar.

Por estas horas, el médico está dejando la vivienda en Villa Constitución. Debido a que no se trataba de un cargo presupuestado, sino que era contratado a través de comisión de apoyo, ya no trabajará en ASSE.

Por su parte, el director de la RAP de Salto dijo que “solamente resta firmar papeles” con dos médicos que cubrirán las horas que hacía Andión en el pueblo. Estos se repartirán cada 15 días las visitas a Villa Constitución, pero ninguno de los dos residirá allí de manera permanente.

Para el expresidente de la Sociedad de Medicina Rural, Ramón Soto, el “gran problema” de los médicos que trabajan en el interior es el dinero. “Nadie quiere irse lejos porque la responsabilidad es mucha para lo que es el salario. No es estar de guardia todo el tiempo en los papeles, pero termina siéndolo porque para el imaginario popular del pueblo uno es el único médico disponible, dice Soto.

Además, con respecto a las diferencias entre el norte y el sur del país en materia de medicina rural, el médico sostiene que el asunto es peor en el norte porque “implica mayores distancias”. En el sur, según Soto, es “más fácil” que la familia siga viviendo en Montevideo y “el médico pueda ir y volver porque las distancias son más cortas”, pero en el norte del país muchas veces implica una mudanza. “A veces hay cargos seductores en el norte, pero tienen un costo altísimo en lo social porque uno deja a amigos y encadenás a tus hijos por la brecha educacional entre campo y ciudad. Y si todavía te pagan menos, es peor”, explica, y agrega que se trata de un tema “estructural” que “puede hacer despoblar de técnicos algunas zonas del país”.

Entre lágrimas que se mezclan con el inevitable sudor de esta sofocante tarde de enero, Laura Ramírez regresa a su hogar después de sepultar a su padre. Cuenta que lo único que la motivó a denunciar al médico fue “evitar que vuelva a trabajar”, y por eso lo hizo a los pocos minutos de enterarse de que había pasado lo peor. Para ella, lo “más injusto” de la medicina rural es que “por estar lejos de todo manden a los peores médicos o a los que no quieren en otro lado”. Así lo siente.

INCONGRUENCIAS.

El pedido que nunca llegó a ASSE.

En el comunicado que publicó ASSE para informar la destitución del médico que había atendido a un paciente alcoholizado, la administración también hizo mención a que aproximadamente 2.500 personas que estaban en la Fiesta de Playa del Lago que se celebró la noche del domingo pasado en Villa Constitución “no contaban con cobertura médica para el evento” y que “dicha cobertura no está dentro de las prestaciones de ASSE”, pero que ASSE igualmente “brindó sus servicios en la emergencia”.

En este sentido, desde la administración aseguran que no se los contrató específicamente para el evento, pero que igualmente el médico estaba de guardia y por eso fue cesado al encontrarse que había bebido alcohol.

Consultado al respecto, Cipriani dice que “nunca llegó” un pedido formal para colocar una ambulancia en el predio y eso es “muy imprudente” de parte de la Intendencia de Salto y del Municipio de Villa Constitución. Pero los organizadores del evento aseguran que sí hubo un pedido a ASSE para contar con asistencia móvil. El alcalde de Villa Constitución, Carlos “Tito” Souto, dice: “Nosotros mandamos una carta formal el 4 de noviembre pidiendo apoyo en caso de que ocurriera alguna emergencia”. Ante el pedido, Souto asegura que recibió una confirmación de parte de la RAP de Salto en donde se le dijo que la ambulancia estaría en la policlínica en caso de que se necesite.

“Estamos hablando de distancias muy pequeñas, a media cuadra está la policlínica y de paso la casa del doctor que está de guardia, por eso no nos pusimos demasiado específicos con que la ambulancia estuviera en el mismo predio”, subraya el alcalde de Villa Constitución, y agrega: “Ese detalle no le hubiera salvado la vida al hombre fallecido”.

Por su parte, Cipriani indica que si se hubiera pedido el servicio adecuado la ambulancia hubiera sido “especializada” y la coordinación hubiese también involucrado al Ministerio de Salud Pública y el Centro Coordinador de Emergencias Departamentales (CECOED) de Salto. “La realidad es que fue un evento en el cual no se previó la cobertura de salud. No sé qué mail habrán mandado, pero tiene que tener la confirmación y no estuvo porque ese tipo de pedidos se solicitan al directorio y a mí personalmente me tendría que haber llegado”, sostiene Cipriani.

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