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Casi un año de espera para estudios médicos: las historias de angustia y cansancio en las mutualistas

La situación se repite: pacientes que aguardan meses para concretar estudios, como endoscopías o resonancias. ¿Qué argumentan los médicos, las propias mutualistas y el gobierno?

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Una paciente en una consulta médica
Una paciente en una consulta médica.

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Por Sebastián Cabrera
El sistema funciona más o menos así: primero el paciente intenta conseguir una hora con el médico, fracasa, lo vuelve a intentar, con suerte lo logra pero para dentro de dos o tres meses, un día lo atienden, le mandan un estudio, lo paga y entonces se pone a esperar. Si hay suerte ese lapso puede ser corto pero en algunos casos, demasiados, hay largas y tediosas esperas. Hasta de un año.

Las historias que contaremos en este artículo, de pacientes angustiados y cansados, ocurrieron el año pasado en mutualistas montevideanas, que no serán identificadas porque —aunque hay diferencias entre las instituciones, algunas son más rápidas que otras, según de qué estudio se trate— ocurren en muchas e identificar solo a algunas puede ser injusto. Pero, lo que es peor, el Estado no tiene información sistematizada sobre lo que contaremos aquí: las demoras para concretar estudios como fibrogastrocopías o colonoscopías, pero también resonancias y hasta operaciones.

Lourdes Velo (56 años) se ha tomado el tema casi como un desafío personal. Tiene todo anotado y está cansada de batallar contra el sistema, tanto que ha pensado en juntar firmas de usuarios de su institución y presentarlas ante el Ministerio de Salud Pública y la mutualista, relatando distintas denuncias. Cuenta la historia de su hija Martina (su nombre fue cambiado para preservar su identidad), de 28 años, quien a inicios del año pasado empezó con episodios de vómitos y fuertes dolores estomacales. Su doctora le mandó una fibrogastrocolonoscopía. Entonces Lourdes hace un silencio y dice, como resignada: “Está paga desde el 18 de mayo y aún no la han llamado”.

En aquel momento empezaron varias semanas de angustiosa espera y Lourdes, que ya venía molesta con otros problemas y demoras que sufrió su familia en la institución, consultó varias veces sin suerte.

Le respondían:

—Esperá que reclamo.

—Ya te van a llamar.

—Mirá que hay un orden de prioridades.

Ante las demoras, dos meses después la familia decidió actuar y hacer el estudio en una clínica privada, aunque hubiera que pagarlo. “Si vos ves a tu hija, que entonces tenía 27 años, en ese estado que nunca le había pasado y que igual arrastrándose iba a trabajar, lo primero que pensás es que hay algo malo”, explica. En la primera clínica que consultó le cobraban 42.000 pesos pero, lo más curioso, no le quisieron hacer la endoscopía por “razones éticas” ya que la empresa le brinda servicios a la misma mutualista en la que Martina estaba esperando. Al final consiguió otra clínica, donde le cobraron 18.000 pesos por el estudio.

El resultado dio que estaba “invadida de bilis” e hicieron una consulta privada con el doctor Henry Cohen, “el gastroenterólogo, el del GACH”, dice ella, que los tranquilizó respecto a que no había nada grave. La situación en parte se revirtió con medicación y cuidados en la alimentación. Ocho meses después, la fibroscopía en la mutualista aún no se realizó, y eso que la pagaron. Ellos siguen esperando y, cuando llamen a Martina, se la hará como control.

Médico
Un médico en su consulta.

Juan Pablo Machado aguarda para hacerse una colonoscopía en la misma mutualista pero desde antes que Martina, debido a repetidas pérdidas de sangre. El médico le dijo que supone que “no es nada” pero, como su madre tuvo cáncer de colon y para tener bien claro el panorama, le ordenó la endoscopía. Eso fue a mediados de 2021 y le dieron hora recién unos seis meses después. Pero ahí hubo un problema porque él leyó mal las instrucciones en la web de la mutualista (“no me habían dado el papel”, dice) y cometió errores en el procedimiento previo, por lo que hubo que cancelar todo. Pidió una nueva fecha allá por abril de 2022 y a esperar. “Todavía no me han llamado”, dice, “creo que parte del problema es que la mutualista subalquila en otras clínicas”. La situación, sumada a otras como no poder conseguir horas con diferentes especialistas, lo tiene “preocupado y molesto” porque “sabemos que en el fondo la intención es que todos nos pasemos al seguro privado”, donde los plazos son mucho más rápidos.

Creer o reventar, un día después de la charla con El País, avisa: “Te escribo para contarte que justo hoy me llamaron para coordinar la fibrocolonoscopia. Me dieron fecha para el 8 de febrero. Le pregunté a la telefonista si manejan plazos para las coordinaciones y me dijo que no, que estaba demorada porque hay mucha demanda y que mi orden no estaba marcada como urgente”.

Todo tarda pero llega, aunque 10 meses sea mucho tiempo. Ahora hay que esperar el resultado.

Jorge está en una situación parecida: su médico le ordenó una fibroscopía a fines de mayo debido a diferentes problemas digestivos y pensó que sería algo medianamente rápido. Ante la falta de noticias, dos meses después consultó vía correo electrónico y le respondieron esto: “Verificamos con su documento y vemos que su estudio aún se encuentra pendiente de coordinación. El tiempo para la programación y espera del mismo podrá variar de acuerdo a la lista de espera existente atendiendo la prioridad médica”.

Un mes después llamó. Al mes siguiente lo mismo. Esa vez la funcionaria que lo atendió fue bastante sincera con Jorge, cuyo nombre también fue modificado.

—¿Es habitual la demora? —preguntó él.

—Es habitual, sí, sí. Es un estudio que se demora bastante. La dirección técnica se rige por el dato clínico. Si es solo por control, puede demorar unos cuantos meses —le contó, aunque en su caso había síntomas concretos que habían llevado al médico a pedir el examen.

La empleada le dijo que, si tenía dolores o algo que le llamara la atención, volviera a pedir hora con el especialista para cambiar la prioridad del estudio.

—¿Podemos estar así varios meses más?

—Sí, recién el año que viene se lo pueden hacer. Igual acá voy a poner el reclamo…. Yo no sé si usted quiere volver a llamar la semana que viene o la otra.

—¿Llamar ayuda?

—Ayuda, claro.

A las semanas Jorge fue a atención al usuario, donde repitieron que ese y varios estudios más tenían grandes demoras. Lo que más lo irritó fue un correo genérico que recibió de su mutualista el 3 de noviembre, sobre una campaña de prevención y detección de cáncer colorrectal. Allí le indicaban que él se encontraba en el grupo etario en el cual se recomienda hacer pruebas de tamizaje, ya que el cáncer es la segunda causa de muerte en Uruguay y en concreto el colorrectal es el segundo con mayor incidencia en la mortalidad. Lo invitaban a hacerse un test de detección de sangre oculta en la materia, una prueba no invasiva que, si da positivo, se pasa a la colonoscopía.

A fines de diciembre Jorge visitó a su médico, quien se vio sorprendido porque no se hubiera podido realizar el estudio. “Yo te pongo que lo hagan urgente”, le indicó.

Y esa fue la puerta directa a acelerar el proceso: tiene cita para los próximos días.

Se recomienda que las personas mayores a 50 años soliciten una colonoscopía cada 10 años. Foto: US Navy.
Una colonoscopía.
Foto: US Navy.

Ezequiel Español pagó el 21 de enero de 2022 la orden de una fibroscopía, que su médico le había ordenado hacerse a la “brevedad” porque existía la sospecha de que tuviera “esófago de Barrett”, una afección en la cual el reflujo ácido daña parte del órgano e implica mayor riesgo de desarrollar cáncer de esófago. Lo mismo que en los otros casos: Ezequiel mandó correos y llamó varias veces. Cansado, fue a las oficinas a quejarse, pero el turno recién se lo dieron en noviembre, 10 meses después. “Yo quería que se hiciera cuanto antes porque, si tenía algo malo, podía crecer”, relata, “ellos mismo te dicen que vos aparecés en un listado en la computadora con cientos de personas y tenés que esperar”. Para su suerte, al final el resultado dio bien.

“Y ahora tengo una resonancia de una rodilla, estoy esperando desde octubre. Ya la pagué y no la hacen”, se ríe cansado, “un desastre, están sobrecargados”.

El caso de Mateo (también nombre falso), un profesor de música montevideano, es bien distinto. A fines de marzo de 2022 se rompió los ligamentos jugando un partido de fútbol: no podía caminar y estuvo una tarde en la emergencia pero, como en la placa no se veía nada, lo mandaron a la casa. “Me ordenaron algo para el dolor y me aguanté unos días hasta que pude ver a un traumatólogo, que me dijo que le parecía que estaba roto el ligamento cruzado. Me mandó una resonancia para confirmar la lesión y me advirtió que estaban demorados”, dice Mateo.

Una resonancia que demoró medio año en realizarse: a fines de setiembre. En el medio hubo no menos de 10 correos electrónicos enviados y muchas llamadas telefónicas.

—¿Por qué demoran tanto? —preguntó cuando se hizo la resonancia en un centro al que lo mandó la institución.

—Mirá, lo que demora es tu mutualista: acá el retraso máximo es un mes.

La resonancia confirmó el diagnóstico y ahí empezó otra batalla: conseguir fecha para la operación. El médico le anticipó que la lista de espera es de un año, así que Mateo sabe que tendrá que tomarse las cosas con mucha calma. Hoy casi no le duele la pierna pero le aconsejan no forzarla para que la lesión no empeore, por lo que por ejemplo no puede correr ni jugar al fútbol.

Muchas veces el resultado del estudio obliga a que el paciente termine en el quirófano. Puede ser por una lesión en una pierna, como Mateo, o por un cáncer de colon, como relata el cirujano coloproctólogo Daniel Montano. El especialista habla de un problema “estructural” del sistema.

TESTIMONIO

Las demoras “dantescas”: el relato de un cirujano y las listas de espera

Lo peor de la pandemia ya había pasado pero el efecto de los atrasos en estudios y consultas médicas se sentía cada vez más fuerte. En abril de 2022 el cirujano coloproctólogo Daniel Montano relató a El País varios casos de pacientes con tumores avanzados, por demoras de las mutualistas en concretar los estudios pero también por consultas tardías de los involucrados.

En uno de esos casos el tumor ya no se podía sacar. En otro el paciente decidió hacerse una endoscopía en forma particular porque hace tiempo que esperaba la hora para el análisis, tras un test positivo de sangrado en las heces. “Cuando le hicieron la endoscopía, tenía un cáncer”, contó entonces el cirujano. Y agregó que otros colegas, en prestadores públicos y privados, le contaban “todos los días” que le llegaban pacientes “altamente evolucionados”, que esperaron mucho tiempo el diagnóstico. “En cáncer seis meses es mucho tiempo”, dijo Montano, quien además preside el Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ).

¿Y hoy como está el panorama? “Siguen pasando estas cosas”, responde el especialista, ya que a su juicio es un “problema estructural” agravado por la pandemia. Agrega que desconoce los criterios de priorización de muchas mutualistas, a las que a veces “solo les importan los balances”. Las situaciones “son todas diferentes”, afirma, y a veces en el interior “están mejor” que en Montevideo porque “algunos casos de la capital son dantescos” con grandes listas de espera. Incluso, según el presidente del SAQ, el panorama de ASSE “puede ser mejor” que el del sector privado.

En diciembre operó a un hombre con síntomas muy sospechosos “que se dejó estar” y después la mutualista demoró “más de seis meses” en darle hora para la endoscopía. “Pero ese no es ni cerca de los peores casos”, admite. “Cuando se lo hicieron, era un cáncer”, resume sobre ese caso, “y logramos operarlo rápido”.

Montano asegura que, tal como se relata en este artículo, hay demoras de un año (”y también más”) en algunas mutualistas “pero no te lo van a admitir”.

Entonces va hacia atrás y explica que en la pandemia hubo un “parate casi total” de las endoscopías, igual que sucedió con las cirugías. Hubo un momento que solo se hacían las urgencias y los pacientes oncológicos, debido a la emergencia sanitaria: “El problema es que los pacientes oncológicos son oncológicos a partir que los diagnosticás. Si no le hiciste la endoscopía, el paciente es potencialmente oncológico”.

Henry Cohen, en tanto, dijo en abril pasado a El País que bajó la cantidad de pacientes asintomáticos con diagnóstico precoz y aumentaron los diagnósticos tardíos con síntomas, en parte por “retardos de los pacientes para consultar y en parte por problemas en los servicios de salud”. ¿Y hoy? Cohen dice que está alejado de la problemática de las mutualistas, dado que trabaja en su clínica y con seguros de salud pero tiene “la información” de que hay atrasos de muchos meses en endoscopías; de seguir el retraso “es bastante jorobado”, opina.

El panorama: opiniones.

¿Y qué argumenta el gobierno, las mutualistas y los médicos? El director general de la Junta Nacional de Salud (Junasa) Alberto Yagoda dice que la situación es una consecuencia de la pandemia, que generó una suerte de cuello de botella y en eso están de acuerdo las mutualistas.

Lo que dice el gobierno: incide la pandemia

Doctora y una paciente
Doctora y una paciente en pandemia

Las demoras para concretar estudios se deben en parte a razones vinculadas a la “pospandemia”, dice a El País el director general de la Junta Nacional de Salud (Junasa), Alberto Yagoda. “En pandemia disminuyeron las consultas y los estudios, pero con la recuperación de la actividad se generan los habituales y los postergados”, explica Yagoda, quien sin embargo admite que las autoridades no cuentan con la información estadística sobre las demoras. Sí reciben denuncias, pero eso es una pequeña parte del total.

“En estos temas no hay normativa de tiempo máximo de espera, como sí lo hay con las consultas o cirugías”, afirma Yagoda. El decreto 359/007 de 2007 establece que las instituciones deben otorgar consulta en medicina general, pediatría y ginecología en 24 horas. En cirugía general, el plazo es de dos días. Y para las especialidades, son 30 días para el primer profesional disponible. Estos plazos no son cumplidos por muchas instituciones: a veces ni siquiera hay horas disponibles.

Desde la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva, que agrupa a todas las mutualistas, dicen a El País que las solicitudes de estudios especializados crecieron en forma notoria a partir del cese de las restricciones impuestas por la emergencia sanitaria. Se trata de una situación que sucedió a nivel mundial, no solo en Uruguay, indican.

Fuentes de la coordinadora cuentan que por estos días se analiza si el incremento es algo coyuntural, “ya que se viene de un estado excepcional de demanda asistencial contenida durante muchos meses” y, por lo tanto, si esta demanda disminuirá en los próximos meses a niveles prepandemia o se mantendrá en los niveles actuales.

Además, aclaran que la situación cambia según cada institución, entre otros múltiples factores, por área geográfica de cobertura, perfiles de los grupos de asociados y sus demandas de atención.

En el Casmu, por ejemplo, afirman que hoy tienen unos dos meses de demora para coordinar endoscopías y están haciendo unas 700 al mes. Beatriz Iade, jefa del Departamento de Gastroenterología, reconoce que el año pasado hubo grandes atrasos, sobre todo cuando llegó la ola de ómicron en el verano de 2022. “Ahí pasamos de unos 500 estudios al mes a la mitad porque se enfermaron muchos endoscopistas, fue un desastre”, relata la médica. Hubo una gran acumulación que comenzaron a regularizar, según su versión, a mediados de año.

Desde Médica Uruguaya, el internista Martín Yandian —adjunto a la dirección de la mutualista— dice que, cualquiera sea el estudio, si se pide “a la brevedad o urgente”, se hace el mismo día o al otro día, “porque tenemos todo el equipamiento y no tercerizamos nada, incluso le damos cupos a otras instituciones”. En el caso de las endoscopías, si la consulta no es urgente, “se otorga fecha para dentro de dos semanas” mientras que la demora en la resonancia es algo mayor. Pero Yandian admite que hoy los médicos suelen pedir estudios “en forma indiscriminada, a veces por presiones sin razón de los pacientes” y por eso en algunos casos se evalúa “si el estudio está bien indicado”, para “optimizar” los recursos.

Otras instituciones médicas consultadas para este informe declinaron hacer declaraciones sobre el tema.

En tanto, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) no cuenta con datos actualizados y por esos sus autoridades tampoco quieren referirse al tema, pero fuentes del gremio dicen que están “en conocimiento” de la situación, que abarca a las mutualistas pero también a los hospitales públicos, y que de telón de fondo están los atrasos por la pandemia pero también “problemas de gestión” de las empresas. De hecho, el SMU está dispuesto a analizar este tema en las negociaciones bipartitas, pero dice que el Ministerio de Salud Pública y la Junasa “deben tomar cartas” en el asunto y controlar más a las instituciones. El asunto es complejo, de larga data y de difícil resolución.

Suba en precios de estudios fuera del PIAS

Igual que otros años, en diciembre Analía se debía realizar un estudio de lunares que se llama dermatoscopia digital. Su sorpresa fue grande cuando en su mutualista le dijeron que debía pagar 2.700 pesos, tres veces más que los años anteriores. “Me resultó exagerado, más cuando es un estudio que ayuda a detectar cáncer de piel”, indica, y cuenta que se quejó. Entonces le explicaron que los estudios que no están incluidos en el Plan Integral de Atención en Salud (PIAS) “subieron mucho”. La paciente presentó denuncia ante Defensa del consumidor y el MSP.

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