EN CARACAS

En seis partidos que se llevan jugados de los 18 que tienen las Eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Catar 2022, la selección de Uruguay tiene la misma cantidad de triunfos, empates y derrotas: dos. Y más allá de que aún queda muchísimo camino por recorrer, el nivel futbolístico de la Celeste preocupa y no ha sido el mejor. Tampoco el esperado.

Y más allá de eso, no es necesario agarrar la calculadora. Por ahora. El equipo del maestro Oscar Washington Tabárez sigue en zona de clasificación a la Copa del Mundo y si se comparan los resultados frente a los mismo rivales en el camino a Rusia 2018, Uruguay tiene los mismos puntos -ocho-, pero el juego celeste está muy por debajo de lo que se puede dar.

Es cierto que Uruguay no ganó, que apenas consiguió dos puntos de seis en la doble fecha que se cerró anoche, que lleva tres partidos sin triunfos y que suma 287 minutos sin poder convertir en las Eliminatorias, pero a no olvidarse que la Celeste ya pasó varias veces por situaciones como estas y hasta incluso peores, se supo reponer y todos vieron cómo la selección se metió en los últimos tres Mundiales.

Y acaso esa memoria que muchos críticos perdieron, también la perdieron en parte los jugadores en la cancha y será cuestión de recuperarla para encausar de nuevo a la Celeste en el rumbo esperado hacia Catar 2022.

Tanto contra Paraguay como ante Venezuela, Uruguay no tuvo volumen de juego. Al equipo de Tabárez le costó y mucho la generación y solo apareció algo con impulsos individuales.

En el partido ante los guaraníes, el ingreso de Facundo Torres le cambió la cara al ataque uruguayo y el 10 de Peñarol se ganó la titularidad en Caracas. Anoche, frente a la vinotinto, Nicolás De la Cruz entró a los 68’ y fue el abanderado de las ofensivas más importantes de la Celeste junto a Matías Viña.

Antes, en la primera parte, la zaga uruguaya no ofreció garantía alguna ante las pelotas a espaldas de la línea de cuatro en la que José María Giménez y Diego Godín tuvieron un mal primer tiempo mostrando un flojo rendimiento que elevaron bastante en el complemento sacando varios balones del fondo celeste y dando las garantías de siempre.

En ese lapso, Venezuela logró abrir el marcador a los 17’ con un gol de Josef Martínez que luego, a instancias del VAR, fue bien anulado por mano del atacante del Atlanta United de Estados Unidos.

La vinotinto siguió insistiendo con pelotas a espaldas de los defensores y generó algo de peligro en la primera parte ante un equipo uruguayo carente de ideas.

El 4-3-3 con el que comenzó jugando la selección no desniveló nunca. Torres tuvo algunos intentos por la derecha y Jonathan Rodríguez escasas incursiones por la izquierda jugando fuera de puesto, pero ninguno llegó a conectar con Luis Suárez, quien hizo un desgaste importante para tomar contacto con la pelota y que solo tuvo una chance clara tras un córner ejecutado por De la Cruz.

Y si el 9, el goleador y jugador más importante no toca la pelota o no se la entregan para generarle alguna situación de peligro, las chances de Uruguay se ven muy reducidas, sobre todo si también se toma en cuenta la ausencia de su socio Edinson Cavani, algo que la Celeste sintió y demasiado.

Acaso con la pelota quieta y las buenas incursiones de Nicolás De la Cruz, sumadas a lo que aportó Matías Viña desde el banco de suplentes marcaron el termómetro de una ofensiva celeste que no generó en la medida de lo esperado ante un rival que también tenía bajas porque no contó con seis jugadores titulares y que en el complemento tuvo una sola jugada de peligro con un cabezazo de Nahuel Ferraresi que obligó a una notable intervención de Fernando Muslera evitando el gol locatario.

Empate sin goles. Empate con gusto a poco. Muy poco. Empate que no complica tanto en la tabla de posiciones porque el camino es muy largo, pero que sí preocupa porque Uruguay volvió a mostrar falencias defensivas y más allá de no recibir goles, sufrió; y también dejó en evidencia la falta de ideas y de juego asociado a la hora de atacar.

Ahora será momento de trabajar y para el maestro Tabárez se viene una instancia que al cuerpo técnico celeste le vendrá como anillo al dedo: la Copa América.

Será un torneo en el que la Celeste no solo tendrá la obligación de buscar lo máximo sino también de intentar mejorar una imagen futbolística diferente a la de las últimas presentaciones por Eliminatorias.