EN FLORIDA

MATÍAS PÉREZ

En una tarde de lluvia, gris y fría, el color y el calor en Florida lo pusieron, dentro del 40x20 del Estadio 10 de julio, San Lorenzo y Carlos Barbosa en la final de la Copa Libertadores de Futsal.

Los brasileños, venían de ganar la Copa de forma consecutiva los últimos tres años y la última había sido en Boedo, Buenos Aires.

El ‘Ciclón’ llegaba con sed de venganza y el resultado fue una final del alto voltaje entre los dos.

Este tipo de partidos no se juegan, se ganan, y se los lleva el que hace más por ello. Méritos hicieron los dos y, tal vez por eso, hubo que esperar hasta el alargue para conocer al nuevo campeón.

San Lorenzo rompe una hegemonía. Desde 2000 todos los campeones han sido brasileños, con excepción de Cerro Porteño de Paraguay, y ahora el ‘Ciclón’ suma su nombre, y el de Argentina, a la lista de consagrados.

Y no fue nada fácil. Los de Luciano Antonelli venían de un duro partido ante Corinthians en semifinales, con mucho desgaste y si, se cargaron a los dos equipos de Brasil.

Tomás Pescio arrancó la ilusión de los de Boedo y, aunque Murilo empató para Barbosa, el nueve volvió a convertir para el ‘Ciclón’ que se fue ganando 3-1 al descanso gracias al penal largo que convirtió Juan Manuel Rodríguez.

Era la final ideal para los argentinos, pero los brasileños comenzaron a dar señales de por qué llevan ganadas siete Libertadores en total.

El partido era un golpe por golpe pero, de a poco, los de Edgar Baldasso comenzaron a convertir en figura al arquero de San Lorenzo, Brian Stecatto, que dio un show de atajadas impresionantes.

Pero por más bueno que sea, no es invencible. Dener Da Silva y Pedro Rei empataron el partido y parecía que el multicampeón pasaba seguía de largo.

San Lorenzo fue revulsivo en su peor momento en la noche y sacó todo lo que tenía para estirar la final al alargue, que tendría el gol de la noche.

Córner llovido al segundo palo y una volea de zurda, soñada, de Gerardo Menzeguez , se metió al segundo palo de Pedro y vale una Copa Libertadores. ¡Salud ‘Ciclón!