Cien años después, el estadio de Colombes vuelve a ser sede de los Juegos Olímpicos, como en 1924, cuando sobre su césped Uruguay obtuvo su primer título mundial.
Los organizadores parisinos buscaron defender el legado histórico de ese escenario, que en el 24 fue el centro de los Juegos, con la ceremonias de inauguración y clausura, el torneo de fútbol y las pruebas de atletismo.
Sin embargo, el estadio Yves du Manoir (su verdadero nombre, en homenaje a un jugador de rugby fallecido en un accidente aéreo en la década de 1920) tuvo una transformación radical: recibirá el torneo de hockey.
Para eso colocaron una carpeta de césped sintético en el campo de juego y reformaron la única tribuna que sobrevivía del diseño original, más algunas obras en las instalaciones anexas para varios deportes, con una inversión aproximada de 100 millones de euros.
El estadio tiene una larga historia. Cuando París obtuvo la sede de los Juegos de 1924 pretendió construir un colosal estadio para 100.000 espectadores, pero el presupuesto no alcanzó. Entonces reformaron el escenario del Racing Club de France, ubicado en la comuna de Colombes (que significa “palomas” en francés), unos 10 kilómetros al noroeste de la enorme capital francesa.
Se construyó con cemento y acero, usando técnicas innovadoras para la época. Pasó a tener dos tribunas laterales techadas y dos cabeceras descubiertas con localidades de a pie, con capacidad total para 60.000 espectadores.
Acontecimientos destacados
Allí se consagró el fútbol uruguayo el 9 de junio, pero también asistió a las hazañas del finlandés Paavo Nurmi, el primer atleta con preparación científica, que corría con un cronómetro para comprobar sus tiempos y ganó cinco medallas de oro en aquellos Juegos. También las actuaciones de los corredores británicos, reflejadas en la premiada película Carros de fuego. No fue la única vez que el cine recreó el estadio de Colombes: el partido entre el equipo de Pelé y otro de los nazis en Escape a la victoria supuestamente se jugó allí, aunque esas escenas se filmaron en Hungría.
Colombes fue también la sede principal de la Copa del Mundo de 1938 por tratarse del mayor estadio parisino. Luego albergó finales de la Copa de Francia e incluso un desempate por la Copa de Campeones (hoy Champions League) entre el Ajax de Johan Cruyff y el Benfica de Eusebio.
Sin embargo, la construcción en 1972 del nuevo Parque de los Príncipes desplazó a Colombes a partidos de rugby o fútbol aficionado.
En 1986 el tradicional Racing se transformó en el Matra Racing e incorporó cracks como los uruguayos Enzo Francescoli, Ruben Paz y Ruben Umpiérrez, pero jugaba en el Parque de los Príncipes.
Poco a poco las instalaciones del Yves du Manoir sufrieron el paso de los años. Primero fue demolida una de sus tribunas laterales y luego las cabeceras. En ocasión del Mundial 1998 ya estaba muy cambiado. Dirigentes y periodistas uruguayos que asistían a esa Copa dieron una vuelta olímpica con un pabellón nacional, luego que la Conmebol descubriera una placa en homenaje a los campeones de 1924.
La ciudad de Colombes, tradicionalmente gobernada por partidos de izquierda, se presenta como “la capital de la ecología solidaria” y quizás eso llevó al “reciclaje” del estadio. Habilitado en marzo pasado, albergará los torneos de hockey femenino y masculino entre el 27 de julio y el 9 de agosto. Ahora puede recibir hasta 27.000 espectadores repartidos en sus tres campos. Al número 1, que equivale a a la antigua cancha de fútbol, accederán 6.000 personas, más 3.500 en gradas provisorias. Sin fútbol, pero con el espíritu olímpico.
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