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Sepa todo lo que cambió en el Estadio Centenario de 1930 a hoy

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Obras en el Centenario
Obras en Estadio Centenario, arreglos, remodelacion, foto Marotta, Archivo El Pais, hoja 5448 del 19800908, Montevideo
Archivo El Pais/Archivo El Pais

COPAS CONTINENTALES

El escenario tuvo dos remodelaciones importantes y leves retoques periódicos

En sus más de 90 años de existencia, el Estadio Centenario recibió leves retoques periódicos y dos remodelaciones importantes: hoy se somete a una nueva puesta a punto con vistas a las finales de las copas Libertadores y Sudamericana, a la espera de lagran renovación que necesita para su segundo siglo de vida.

Una ampliación para la Copa América de 1956 y una refacción general para la Copa de Oro de 1980 representaron las obras más ambiciosas, acaso muy pocas para un escenario con su antigüedad y su uso, además destinado desde su origen a ser el principal del país.

El arquitecto Juan Antonio Scasso y sus colaboradores tuvieron menos de un año entre la decisión de construir el Estadio para el Mundial de 1930 y su inauguración, con ese torneo ya iniciado. La falta de tiempo determinó que abriera sus puertas el 18 de julio de 1930 con el partido Uruguay-Perú sin que las obras estuvieran completas.

Por eso, en los años posteriores y en forma paulatina se fueron realizando trabajos adicionales, como el cerramiento externo de la estructura o la instalación de los vestuarios (con sus respectivos túneles) bajo la tribuna América, además de la parquización de sus alrededores.

Con los años bajo sus tribunas consiguieron su lugar diversas dependencias, algunas que no guardan relación con su finalidad principal, como una escuela pública en la Olímpica o seccionales policiales en la Colombes, más un centro médico deportivo, una concentración deportiva, oficinas varias y el Museo del Fútbol, que lo convirtieron en un centro de actividades diarias, más allá de los partidos.

En 1932 se lo dotó de iluminación para encuentros nocturnos. Las torretas con lámparas se ubicaron inicialmente en los descansos de las escaleras en cada extremo de las tribunas de cabecera. En 1956 se colocaron cuatro torres metálicas en lo alto de la Olímpica y la América, más algunos focos en la Torre de los Homenajes. A fines de 1980 y debido a la mayor intensidad de luz exigida por la televisación en colores de la Copa de Oro, se las reemplazó por grandes torres en los ángulos exteriores del Estadio, sistema que permanece actualmente aunque el despliegue lumínico que era adecuado hace 40 años ahora resulta insuficiente.

AMPLIACIÓN. La primera gran transformación de la fisonomía del Estadio Centenario se realizó para el Sudamericano de 1956, cuando se añadió un tercer tramo a las tribunas Ámsterdam y Colombes, lo cual las dejó a la altura de la Olímpica y por supuesto aumentó la capacidad total del escenario en unos 11.000 espectadores, hasta alcanzar las 74.860 plazas. En tiempos más recientes y con nuevas medidas de seguridad, esa capacidad se redujo a alrededor de 65.000, aunque la venta de entradas tenía un tope todavía menor incluso en tiempos previos a la pandemia, siempre por motivos de seguridad.

A partir de 1977 comenzó otra remodelación. Sin que se paralizara la actividad se agregó un segundo piso en la tribuna América, lo cual permitió ampliar el palco oficial y mejorar las cabinas de transmisión de las radios. También se incorporó un techo voladizo al palco, detalle no previsto por Scasso. Por otro lado, se reformó la platea Olímpica, haciendo desaparecer una cancha de básquet allí ubicada. Finalmente, se colocaron bancos de cemento en los taludes, con lo cual se eliminaron todas las localidades de pie.

En 1978 el escenario estuvo cerrado durante varias semanas para permitir trabajos en su césped, hasta entonces muy castigado, pues allí se jugaban al menos cuatro partidos por fin de semana: era la sede habitual de los clubes grandes, con los respectivos encuentros preliminares. Y peor si en mitad de la semana había Copa Libertadores… La cancha representó un dilema permanente, pues se asegura que el Estadio fue construido en una zona pantanosa, donde se encontraban las surgientes del arroyo Pocitos. La intensa actividad agravaba el problema.

COPA DE ORO. Para la Copa de Oro de 1980 se manejó la posibilidad de erigir un tercer tramo para la América y con ello cerrar el anillo de tribunas, financiándolo con la venta de abonos, pero la idea se desechó.

Cuando se acercaba la fecha del Mundialito, el Centenario se cerró entre septiembre y diciembre de 1980, con el fin de encarar la remodelación más ambiciosa desde el Sudamericano de 1956. Si bien no se alteró la fisonomía del edificio, se pretendió recibir a los visitantes en un escenario renovado.

La primera medida fue levantar el campo de juego e instalar un piso nuevo. Por un tiempo el césped lució impecable, pero los problemas reaparecieron pronto. Según se indicó, el sistema de drenaje no funcionaba adecuadamente debido a la utilización de tierra demasiado pesada en la parte superior, que no permitía el paso del agua hacia las fosas que rodean la cancha.

Además se reformó el palco, en la tribuna América se colocaron instalaciones provisorias para atender a la prensa internacional, se pintó la estructura por dentro y por fuera y se colocaron las ya mencionadas torres para la nueva iluminación. También se agregó un tablero electrónico sobre la Colombes, en reemplazo del tablero manual de la Amsterdam, que fue desarmado aunque su base puede apreciarse todavía.

El cartel electrónico duró hasta un famoso temporal en agosto de 2005. Como se trataba de un elemento costoso, el esqueleto permaneció durante tres años hasta que se lo reemplazó por uno más moderno, con pantalla de video, donado por el gobierno de Venezuela.

Hubo también retrocesos. Como los bancos de los taludes fueron destrozados y sus pedazos utilizados como proyectiles por barra bravas en un partido Nacional-Flamengo de 1993, se optó por quitar los bancos que quedaban. Para evitar invasiones a la cancha o a otras tribunas, se colocaron en varios puntos, sobre todo en la tribuna Ámsterdam, alambrados desprovistos de toda estética.

Los trabajos actuales encomendados por la Conmebol buscan eliminar todo lo que lo afea y destacar todo lo bueno que tiene el Centenario, con una historia inigualable que no debe perderse pero tratando de proyectarlo hacia las exigencias del fútbol como espectáculo total.

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