Enviado - Porto Alegre
Ricardo Vairo no parece uruguayo, dijo alguna vez Eduardo Ache. Y, a juzgar por su simpatía y su aspecto bonachón, razón no le faltó. Faltan menos de 24 horas para el partido entre Internacional y Nacional y el presidente aprovecha para matar el tiempo muerto entre paseos por el shopping y pitadas de cigarrillos.
Hay 18 grados en Porto Alegre y comienza a estar fresco caída la tardecita. Pero él ya está un paso adelante de todos. Porque, además de las mudas de la valija, se trajo puesta una camisa y un buzo de hilo que acompaña con un saco para darle el toque de elegancia a la vestimenta.
"¡Me llamaste engañado!", dice en broma Vairo, como es habitual sentirlo antes de cada intervención, en este caso previo a tomarle una foto. Así también había sido el viernes por la tarde cuando Ovación le consultó en el Parque Artigas por el jugador del plantel que veía como su "debilidad" y, antes de decir Lucas Villalba, soltó: "Las preguntas de este siempre son... (risas)".
Si bien el tiempo lo apremia, porque horas después tendría una cena de camaradería con dirigentes de Internacional, se distiende fácilmente y olvida por un segundo el reloj, aunque luego lamenta: "Ya estoy tarde".
De sus expectativas en la Copa Libertadores, la "impaciencia" de los hinchas y la conversación reciente que tuvo con Martín Lasarte va esta charla.
-¿Con qué expectativas llegás? ¿Qué Nacional te imaginás ver?
-Con expectativas buenas. Es una buena chance para demostrar este crecimiento que está teniendo Nacional en los últimos partidos en cuanto a juego y dinámica.
-¿Qué firmás a cambio de la Libertadores?
-A esta altura de mi vida, menos a mis hijos, doy cualquier cosa.
-¿Firmás descender?
-Podríamos pensarlo (risas). Igual ascenderíamos al otro año y la Libertadores queda para toda la vida.
-Señalaste que Lucas Villalba es el jugador que es tu “debilidad”, ¿por qué?
-Lo veo un pibe sano, de familia, inteligente, que tiene claro que puede triunfar y tiene frescura para jugar. En un clásico irse riéndose a medida que iba corriendo pocas veces lo vi en mi historia viendo fútbol. Es un jugador con un futuro bárbaro que, para mí, es digno de admirar.
-¿Cómo notás la paciencia de los hinchas?
-¿Qué paciencia? No hay paciencia en el fútbol. Yo fui hincha toda mi vida y cada vez que ganábamos y a la otra semana perdíamos ya veía todo negro. Se olvida muy pronto todo y el fin de semana es el mundo entero. Es con lo que tenemos que convivir y yo los entiendo.
-¿Qué gana uno siendo dirigente?
-Hace muchos años, cuando empecé en básquetbol, dije que si un dirigente pensaba cinco minutos seguidos, se terminaba yendo. Es una actividad que tiene su parte de responsabilidad social. (...) Con Nacional es distinto porque es parte de la vida de uno. Tiene una connotación de un orgullo propio y un legado muy especial para mí. Pero también tiene la carga emocional de que uno es hincha. Pero a pesar de las problemáticas, yo disfruto de estar.
-¿Debería cobrar el presidente?
-Creo en la profesionalización y que cada vez debería haber mejores estructuras rentadas en las áreas deportivas. (...) No lo tengo claro. En principio, te diría que no. Los directivos son más políticos.
-¿Volviste a hablar con Martín Lasarte?
-Sí, me junté y fui a la casa. Tuvimos una charla linda. Yo tengo mucho respeto por Martín en todos los aspectos.Estaba más tranquilo, ya procesando la situación. Quedó a las órdenes para lo que precisara. Es un nacionalófilo de ley. Me quedó un concepto muy bueno. No es todo de él; hay una cuota de responsabilidad mía.
-¿Cuál es el pronóstico de Vairo?
-Como hincha, me gustaría ganar 1-0. ¿Por qué no? Una vez dije en la tele “capaz que hoy nos cobran un penal”, y pasó.
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