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Mauricio Larriera: los motivos del adiós a Peñarol, su opinión sobre Bielsa y por qué no dirigiría a Nacional

El entrenador de 52 años habló de la llegada del técnico argentino al fútbol uruguayo y recordó qué le molestó de la salida del maestro Tabárez de la selección.

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Recibió ofertas siendo entrenador de Peñarol y las rechazó. Lo llamaron de varios equipos del exterior luego de ser campeón Uruguayo y prefirió quedarse. Mauricio Larriera (52) encontró un club que como él mismo dice lo “emocionó”, pero también lo “movilizó” y la salida del aurinegro —en agosto de 2022— no fue fácil. Es un duelo que hasta el día de hoy sigue procesando —ya en menor medida— mientras espera la chance de volver a dirigir, pero no a cualquier institución.

¿Qué cosas has hecho en este tiempo sin dirigir?

—Ahora terminé la temporada de viajes y turismo con la familia, pero siempre estoy mirando fútbol, más de afuera que el uruguayo, pero cuando empezó el Apertura miré mucho más. También aproveché para revalidar la licencia Pro de Conmebol y hacer algunos otros cursos de actualizaciones que los había postergado. Pero trato de aprovechar las cosas que no puedo cuando estoy en un equipo y disfruto de las pequeñas cosas. Como objetivo me pongo tratar de alinear en el futuro la profesión con la vida sentimental, lo social y lo humano.

¿Qué capacitaciones hiciste?

—Los entrenadores tenemos una obligación y es la de actualizarnos, por un montón de motivos, por ejemplo, la nomenclatura de los términos que se utilizan en el fútbol porque hay técnicos jóvenes que vienen con algunos conceptos nuevos y tenemos que estar al tanto de eso. También hay que actualizarse con las diferentes formas de juego, porque el de posesión ya es ultra conocido, hay que capacitarnos más para desarrollarlo y también para enfrentarlo. Hay dos aspectos que el entrenador debe tener bien claro: actualizarse y adaptarse. Y la capacidad de adaptación es clave, porque todo cambia mucho y muy rápido.

Mauricio Larriera.
El entrenador Mauricio Larriera.
Foto: Juan Manuel Ramos.

¿Por qué no has dirigido más después de Peñarol?

—La salida de Peñarol fue muy movilizadora. Me costó. Es un duelo que me llevó un tiempo importante. Además, yo sé que había gente que creía que me iba del club y a los 20 días estaría en otro lado trabajando. Y la salida no se debió a eso. Necesitaba un descanso. Fueron 19 meses de una demanda enorme. Y sí, apareció algún club que ya había aparecido antes, hubo algunas propuestas interesantes y como dice un amigo, las balas pican cerca y algunas las esquivo, pero otras van para otro lado. Pero tenía la idea de comenzar a dirigir de nuevo este año tras el Mundial de Qatar y tener la posibilidad de llegar a un equipo, armar el plantel, prepararlo y competir. No se dio. Las opciones que llegaron no fueron satisfactorias. Entonces me mantuve por acá.

¿Por qué decidiste irte de Peñarol tras la primera fecha del Torneo Clausura?

—Trato de resumirlo en una frase de Michael Jordan que dice “no dejes que el éxito se te suba a la cabeza y que el fracaso no te cale los huesos o te dañe el corazón”. Y yo en Peñarol viví cosas que fueron maravillosas. En el momento de éxito disfruté y los momentos de fracasos, aparte del cansancio y otras razones más, llevaron a que en ese último partido, cuando habíamos construido un plantel relativamente nuevo porque llegaron muchos futbolistas, perder (1-0 con Fénix) en la circunstancia en la que perdimos, me caló los huesos. Fue la gota que derramó el vaso porque ya venía con cierto cansancio y algunas otras cosas que pienso llevármelas a la tumba. Todo eso me llevó a tomar una decisión que no fue impulsiva, pero sí dolorosa.

¿Por qué dolorosa?

—Fue muy dolorosa porque en ese partido teníamos posibilidades de acercarnos en la Anual, pelear el Clausura, los que iban arriba habían perdido puntos, fueron 27.000 personas al Campeón del Siglo en una noche fría de lunes y todo eso, sumado a que nos hacen un gol pasada la hora y de penal, fue un mazazo del que no me pude reponer y no me da vergüenza decirlo. Con mucho dolor tomé esa decisión que la verdad no estaba pensada y ni siquiera la sabía la gente más cercana a mí.

Mauricio Larriera.
Mauricio Larriera.
Foto: Juan Manuel Ramos.

¿Internamente pensabas que el partido con Fénix podía ser tan decisivo?

—Nunca me hice el planteo de qué pasaba si perdía ese partido. Yo estaba muy bien. Había repuesto un poco de energías, que esa es una cuestión que siempre hay que pensarla, porque cuando comenzamos la temporada 2022 venía acumulando un cansancio importante y no pude descansar. Pero decidí renovar y continuar en el club por un montón de motivos de los cuales no me arrepiento para nada porque fue como darle un espaldarazo a la gente que me llevó al club como Pablo Bengoechea, el área deportiva, el presidente Ignacio Ruglio y los dirigentes, que en algunos casos capaz pusieron piedras en el camino, pero que me habían sostenido, y sobre todo a los futbolistas, a los funcionarios del club y los compañeros de trabajo ya que habíamos formado un grupo espectacular. Y cuando decido continuar, no reparé en ese tema de la energía. Pero empieza el año (el 2022) y nos vamos desnudando. No es que vendieron todos los jugadores. Hay responsabilidad compartida y hay cosas de las que ni siquiera tenemos responsabilidad porque es la Ley del mercado. Hay futbolistas que tienen propuestas y se van. Se nos fueron yendo en diferentes momentos y eso fue menguando el funcionamiento del equipo. Fueron un montón de cosas que no nos dejaban ni siquiera acercarnos al Peñarol 2021, que para mí fue una expresión futbolística exuberante por momentos. Pero bueno, llegó esa noche y habían cosas que me venían resonando adentro pero que no se habían despertado hasta que lo despertó ese gol, ese penal y el dolor que en ese momento sentí. No hubo vuelta atrás.

¿Sentís que te quedó algo pendiente en Peñarol?

—Sí. Muchas cosas me quedaron pendientes. Ahora que se está jugando la Champions League, para mí no existe y la Copa Libertadores es el torneo más hermoso del planeta porque tiene cosas que no tiene la Champions: se juega en la altura, en el llano, es un fútbol que se emparenta mucho con el amateurismo, al sentimiento y yo entiendo el fútbol como una actividad humana por sobre todas las cosas. Entonces me emociona la Libertadores, me acostumbré a jugarla con Gerardo Pelusso llegando incluso a semifinales. Por eso, con todo respeto hacia la Champions, que ya vendría a ser como otro deporte, me emociona la Libertadores y me quedó en el debe hacer una buena Copa con Peñarol. Sinceramente tenía mucha esperanza que, con la base del equipo del 2021 y la incorporación de cuatro o cinco futbolistas, hacer un buen torneo, no ganarlo porque nunca te podés preparar para ganar una Libertadores, pero sí para ser competitivos y no se dio. Me quedó mucho dolor.

¿Volverías a Peñarol?

—No lo sé. Dejo fluir. Se tendrían que dar las circunstancias y no sé si van a volver a estar esas circunstancias. Ya quedé en la historia del club y por eso mismo continué en 2022, porque me preguntaban si me iba y dejaba las puertas abiertas. Yo qué sé. No sé hasta cuándo voy a vivir. Y no es ser dramático, es aprovechar el momento.

Mauricio Larriera
Mauricio Larriera, director técnico de 52 años
Foto: Juan Manuel Ramos.

¿Dirigirías a Nacional?

—No. Tengo un muy buen relacionamiento con la gente de Nacional y es más, el día que le ganamos el clásico 2-1 en el Gran Parque Central un reconocido hincha de Nacional me mandó un mensaje agradeciendo el respeto que tuve hacia el club y en cierta forma lo valoro y celebro, pero también me molestó porque, ¿cómo él conociéndome iba a pensar que le iba a faltar el respeto al club? El fútbol es un juego de caballeros y somos rivales, pero estuve dos años en Nacional, fui campeón Uruguayo y viví muchas cosas lindas, pero no dirigiría ahí. Tendría que pasar algo tremendamente grave en Peñarol para que yo vaya a Nacional. No iría por mí y por mi familia, porque mi señora y mis hijas se peñarolizaron totalmente. Quedamos dentro de la familia de Peñarol y yo creo que Peñarol nos incluyó como familia. Entonces contra eso no hay profesionalismo que valga porque estaría fallando en lo que siempre quiero hacer que es emocionar a la gente. Es un tema de piel.

¿Por qué decís que se peñarolizó tu familia?

—Dirigir a un gigante como Peñarol, sabiendo ellas que yo de chiquito había tenido un coqueteo sentimental con el club y siendo el entrenador principal, cuando vieron todo lo que le dedico y cuando se sintieron por momentos abandonadas porque uno está y no está, ya que vamos al cine, salgo y no sé ni qué película vi porque estoy pensando en el equipo, fue una cuestión de sentimientos. Es más, mi hija mayor hoy va a la barra de Peñarol, algo que en algún momento me daba temor y sin embargo se siente cuidada. La más chica anda en las redes sociales y si hay algo contra mí, sale a defenderme. Y mi señora que es mi cómplice y testigo de todo. Somos novios desde los 14 años y ya tenemos 52 años. Entonces es muy difícil no ponerse en la piel de papá y del esposo y a ellas Peñarol nos generó muchísimo y son emociones que vaya si vale la pena vivirlas.

¿Qué opinás de la llegada de Bielsa a la selección?

—Es una grata sorpresa que la AUF pudiera acceder a Marcelo Bielsa. Es el único entrenador del que he intentado ver siempre a sus equipos y no soy un devoto, pero siempre me pareció muy interesante su trabajo y aparte es uno de los famosos que no es profeta en su tierra. Yo creo que tanto la AUF como Bielsa se eligieron mutuamente porque no podemos desconocer que estamos en uno de los países que hunde sus raíces en la historia y la selección uruguaya es una de las que tiene más jerarquía, más prestigio y más historias en el mundo. Creo que llega en un buen momento porque puede hacer un gran trabajo con su metodología que va a tener que imponer rápidamente yendo desde lo futbolístico hacia un lugar apoyado en la infraestructura y también en la estructura del sentido de pertenencia que dejó el maestro Tabárez.

Mauricio Larriera.
Mauricio Larriera en entrevista con Ovación.
Foto: Juan Manuel Ramos.

¿Pensás que puede aportar y dejar cosas interesantes en Uruguay?

—Creo que puede agregarle cosas a nuestras raíces que a mi gusto son aspectos que nos van a hacer muy competitivos. Le va a sacar jugo a los ladrillos porque acostumbra a descubrir futbolistas desde donde uno no se imagina que están y no hablo solamente de resultados. Ahí también se lo va a evaluar, pero yo primero lo voy a evaluar desde otro lado como por ejemplo, el funcionamiento que genere y también ver si nos genera otras cosas como equipo.

Fuiste muy crítico mientras se especulaba con la posible salida del maestro Tabárez de la selección uruguaya y publicaste un tuit que tuvo mucha repercusión, ¿creés que se operó para que eso sucediera?

— Me dio lástima por un lado y bronca por otro porque siempre he estado medio en contra del sistema. Contra el sistema digo con esta forma de ser. Las redes sociales para mí representan el -1% de la realidad de lo que es el ser humano. Hay gente anónima, sobre todo en alguna red en particular. Y cuando se habla de uno en los medios, no me gustan las mlas intenciones cuando se habla del ser humano. En aquel momento tiré un tuit porque vi que se estaba operando, me parece que se estaba faltando el respeto y aparte simplemente hice una analogía porque para mí se iba a clasificar al Mundial y el maestro era merecedor de tener su último tablado. Hice una analogía con la murga porque soy carnavalero, soy murguero y me gusta. Fue más bien poética porque fue una entrevista que me habían hecho un tiempo antes. Como yo no manejo las redes tiré ese tuit y tenía los comentarios abiertos y yo no sabía. Después vino mi hija que es mi community manager y me dice “no papá ahí tenés que deshabilitarlos”. Pero bueno, quería hacerme oír o quería expresarme porque me duele por un lado cuando pasan esas cosas, como me dolió cuando se hablaba de mí porque sé que a pesar de que estuve totalmente abstraído de lo que se manejaba por fuera y bien blindado en el club, pero mirá que estuve abstraído de verdad. Yo no escuchaba nada, no leía nada, ni miraba nada. De hecho caí en antipático porque prácticamente no di entrevistas individuales y me hubiese gustado dar una o dos conferencias por semana porque si tengo que estar dos horas ahí respondiendo y hablando, estoy. Pero en definitiva, me da cierta pena por un lado y bronca por otro, porque me gusta la discusión que alimenta al juego. Si hay un periodista que dice no estoy de acuerdo con lo que hizo, perfecto. Pero ya cuando se entran a tejer otros temas y se están buscando que a ese entrenador se lo cese, entonces hay un movimiento, se vende más y todo lo que ya sabemos, eso sí me duele y me molesta. Pero yo me quedo tranquilo que llegué a Peñarol y por ejemplo en este caso por Pablo Bengoechea que tuvo esa locura, esa idea loca, y me fui porque yo sentí que me tenía que ir. Y no hubo “opereta” que valiera. Me duelen esas cosas y con el maestro Tabárez me dolió mucho más porque creo que era merecedor, más allá de que tenemos muchas diferencias incluso desde el punto de vista del juego, de tener su último tablado. Y lo que se estaba haciendo en ese momento sin saber yo lo que pasaba en la interna de la selección porque seguramente los dirigentes toman decisiones que uno no las conoce porque eso también estamos de acuerdo que es así, y trata de una cuestión de resultados, de varias otras cosas, pero de resultados. Pero hubo incluso un cambio de calendario que la verdad que fue muy malo para los intereses de la selección nuestra y del cuerpo técnico porque tuvo que enfrentar a los dos grandes (Brasil y Argentina) en pocos días. Pero en concreto esa situación me dio un poco de lástima y un poco de rabia al mismo tiempo.

—Vos te topaste con una situación de salud mental muy de cerca por lo que ocurrió con el fallecimiento de tu hermano. ¿Cómo lograste gestionar eso mientras trabajabas en un club como Peñarol que también implica un desafío mental más allá de haber sido muy diferente a eso que te tocó vivir?

—Cuando llegué a Peñarol había salido de Wanderers y mi hermano fallece estando yo en Danubio, pero después vino la pandemia. Fueron tiempos complicados. Fueron tiempos complicados. El fallecimiento de mi hermano fue un punto muy importante en mi vida y en la vida de nuestra familia, evidentemente. Decido salir de Wanderers y aparece esta oportunidad. Y yo no sé si esta fue la oportunidad que estaba esperando el ser humano Mauricio Larriera para sacar adelante una templanza que capaz que no sabía que estaba ahí, porque recuerdo que termina el partido con Sud América que cierra uno de los objetivos más importantes que era cortar el tricampeonato de Nacional para quedar de cara a las finales del Uruguayo. Y en ese momento dije que había tenido que sobrellevar eso con una templanza que no la conocía, que no sabía tenerla. Pero ¿qué pasa? Tuve muchísimo apoyo, estuve muy enfocado y yo disfruté mucho el 2021. Y ahí creo que está el tema. Lo disfruté mediante varias herramientas. Lo disfruté. Eso me llevó a pasarla relativamente bien. Incluso fallece mi padre en el medio de los dos clásicos de la Copa Sudamericana. Lo tuvimos que velar volando porque también quería proteger a la familia de que no era el padre del técnico Peñarol el que había fallecido ni tampoco victimizarme, porque se nos venía en tres días una final. Y bueno, cremación rápido. Es duro lo que digo, pero creo que lo llevamos con el apoyo de los afectos, con el apoyo de los compañeros de trabajo y con el apoyo de toda la gente de Peñarol, porque yo creo que me cobijó Peñarol. Y sobre todo con el apoyo de los futbolistas. En la conducción que yo llevé adelante y de la que tenía mis dudas porque en esa hoguera de vanidades llegar a dirigir a un equipo con tantos egos y vanidades que uno no se los imagina, no sabía cómo me iba a ir. Sin embargo, creo que ese fue uno de los grandes logros. Y creo que lo llevé con el apoyo de ellos, con ese y vuelta del día a día y, repito, con el apoyo y el cariño y el afecto y el sostén de la gente que tengo más cerca de la familia, los compañeros. Y lo pude disfrutar. Yo creo que el haberlo disfrutado y el haber tenido todos esos desafíos y de ir para adelante como un tren como lo hice llegó a que pudiera sacar adelante todo ese trabajo en un contexto que era complicado.

¿Qué cosas debe tener u ofrecer el próximo club de Mauricio Larriera?

—Un proyecto deportivo serio, buena infraestructura, objetivos claros, no estar en un momento complicado o raro en la mitad de un torneo y por supuesto me tiene que emocionar, como lo hizo Peñarol.

Mauricio Larriera.
Mauricio Larriera, director técnico.
Foto: Juan Manuel Ramos.

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