Mastrangelo, la guardiana del acervo de Peñarol: restauró bandera de 1891, va por otra y reveló qué la conmovió

En 2024, por encargo del museo del aurinegro, Valeria trabajó en la conservación de una pieza histórica que fue presentada a los hinchas el 28 de septiembre. Ahora le encomendaron una nueva labor.

Valeria Mastrangelo coloca un paquete sobre una mesa de la Casa de Manuel Ximénez y Gómez, donde se guardan objetos del Museo Histórico Nacional. Abre un envoltorio de papel y con cuidado deja ver una pieza histórica: una bandera del CURCC de 1906 que está restaurando. En 2024, por encargo del Museo de Peñarol, restauró una bandera de 1891 que fue presentada a los hinchas el 28 de septiembre.

“Lo que me generó trabajar con la primera bandera fue mucha emoción por cómo reaccionaron los hinchas y el público cuando yo les contaba el proceso de conservación. Hicimos una presentación con video y te puedo asegurar que no volaba una mosca. Grandes y chicos, ancianos y niños tenían lágrimas en los ojos, y eso no me pasó nunca”, inició en diálogo con Ovación.

Valeria Mastrangelo en pleno trabajo con la bandera del CURCC de 1906.
Valeria Mastrangelo en pleno trabajo con la bandera del CURCC de 1906.
Foto: Mateo Vázquez.

Mastrangelo se ha encarado de recomponer el acervo de Peñarol y reconoce que eso demanda convivir con cierta presión por tratarse de un club histórico con muchos fanáticos. No solo de sus piezas, sino también de sus valores y bienes culturales. “Yo restauré otra cantidad de piezas con mucho valor histórico y no digo que no signifiquen nada para las instituciones. Por supuesto que cada institución salvaguarda su acervo, lo respeta y lo cuida. Y los usuarios e investigadores de los museos van y las visitan, pero yo nunca vi una emoción tan genuina en el público, que es el usuario de ese acervo. Eso fue lo que me generó emoción y me conmovió”, añade con mucho entusiasmo.

Valeria Mastrangelo en pleno trabajo de restauración con una bandera del CURCC de 1906.
Valeria Mastrangelo en pleno trabajo de restauración con una bandera del CURCC de 1906.
Foto: Mateo Vázquez.

Trabajar para Peñarol en 2024 hizo que su trabajo tuviera una repercusión inesperada en amigos y familiares. Ni bien se percataron de que había sido designada para trabajar con la primera bandera, recibió una ola de mensajes y llamadas donde le solicitaban fotos de cómo es el proceso de restauración.

“Viste que a veces tenés personas que solo te llaman cuando te casás… pero cuando hice la publicación con la bandera de Peñarol me escribieron y yo ni me acordaba quiénes eran, así que imagínate”, narra en tono jocoso.

El trabajo de Valeria Mastrangelo sobre la bandera del CURCC de 1906.
El trabajo de Valeria Mastrangelo sobre la bandera del CURCC de 1906.
Foto: Mateo Vázquez.

Mastrangelo entiende que las piezas “cuentan historias que forman la identidad de una sociedad”. En este sentido agrega: “Esta bandera forma parte de un club que es uno de los clubes más viejos de América, y eso te habla de lo importante que es el deporte para nuestro país. Es una pieza histórica y por ende tiene algo para contar desde muchas perspectivas, no solamente desde la historia del club, se puede narrar desde la técnica y desde cómo fue confeccionada hasta su materialidad”.

Ya ingresando en su área de expertís, detalla qué es lo peculiar de estas banderas “Estos materiales ya no los encontrás, y tampoco las formas de hacer estos materiales. Es un testimonio de una manera de hacer y de un montón de procesos que no solamente tienen que ver con un club”.

Los detalles de la bandera del CURCC de 1906 sobre la que está trabajando Valeria Mastrangelo.
Los detalles de la bandera del CURCC de 1906 sobre la que está trabajando Valeria Mastrangelo.
Foto: Mateo Vázquez.

Ni bien comenzó a trabajar con la de 1891, se encontró con una “problemática grande” porque la bandera estaba muy degradada y con acidificación por el paso del tiempo. Lo primero que hizo fue realizar un diagnóstico de la pieza a través de un estudio microscópico. Ya con los resultados en la mano, armó un plan de conservación basado en la “mínima intervención” posible empleando materiales reversibles. Su trabajo obtuvo el visto bueno del museo y, de hecho, le encomendaron una nueva bandera histórica de 1906. “Esta tiene una naturaleza diferente a la anterior, que tenía un soporte de seda. La actual cuenta con un soporte textil de lino natural que tiene sus complicaciones pero tiende a degradarse menos”, explica.

Por tanto, la bandera no cuenta con tanto deterioro a nivel interno. “Primero se hizo una limpieza mecánica que consiste en un aspirado de forma superficial y no directo. Se arma una plancha de forma casera en la que se le pone una malla que puede ser de tulio u otra fibra y se aspira todo el polvo superficial y los residuos. Y después se hace una limpieza manual con un pincel para quitar todos los excedentes, sobre todo en las partes donde hay dobladillos y se puede juntar el polvo porque no llega la presión de la máquina. Luego, cuando se retira toda la suciedad superficial, le agregamos un nuevo soporte”, concluye agradecida por cómo volvieron a confiar en la calidad de su trabajo.

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