Por Diego Domínguez
Hace un año todas las miradas recaían sobre él. Manuel Monzeglioera, en el equipo de Nacional, que por aquel entonces conducía Pablo Repetto, un nombre puesto entre los 11 titulares.

Con la prestancia de un mediapunta clásico, pero con los altibajos típicos de un jugador joven, el futbolista de 21 años apareció como una de las figuras emergentes del fútbol uruguayo. Y así se mantuvo durante tres meses (desde febrero a mayo de 2022), donde registró 14 titularidades de 16 posibles y anotó tres goles, hasta que de pronto Repetto decidió soltarle la mano.

¿Qué pasó de un día para el otro? Ni el propio futbolista lo puede explicar. Monzeglio dejó de jugar, perdió la titularidad, el protagonismo, y pasó de ser el jugador del que todos hablaban maravillas a desaparecer del radar y entrar en un espiral obtuso donde todos los caminos conducían a la incertidumbre. “No sé porque fui de un extremo a otro: de jugar de titular a no estar ni citado a veces”, confesó en el programa Fútbol a Sol y Sombra (Radio Nacional) en el pasado mes de marzo.

Según dejó de manifiesto en sus declaraciones, Repetto jamás le explicó con claridad el motivo de su bajada repentina de minutos, aunque el DT sí hizo referencia al asunto en varias oportunidades de manera pública: “El tema pasó por una cuestión de confianza. Por eso a veces uno pide que se contemple un poco más a los jóvenes, que en Nacional son todos criticados. ¿Qué le quiero decir a la gente con esto? Que eso le llega al jugador y algunos lo soportan y otros no. (...) Manuel fue un jugador que por momentos lo sintió, mostrando inseguridad en algunas pelotas”.

La transición (de titular a suplente) fue tan brusca que Monzeglio entró en un declive futbolístico. Lo empezaron a notar sus compañeros en las prácticas, donde sentían que estaba “más bajoneado” y que, por momentos, entrenaba por “inercia”. Lo veía el entrenador en algunos ejercicios. Y él mismo lo percibía como una injusticia propia que dejó expuesta meses después en la radio: “Soy consciente de que tuve partidos muy buenos y otros en los que no jugué bien, pero tampoco fue que me arrastré”.

El momento en que el juvenil explotó y dio el salto a Primera División coincidió justo con un rendimiento irregular del equipo, cuando el nombre de Repetto aún estaba bajo la lupa, a pocos meses de haber sido contratado.

A base de ensayo y error, el entrenador se ganó la confianza de la dirigencia, pero el jugador, que siempre se desempeñó como enganche, no tuvo el mismo recorrido y de golpe se enredó en una nube gris que solo tenía dos salidas: o miraba los partidos desde el banco de los suplentes o dejaba de ser convocado.

“Ligó mal porque justo en ese momento, que Repetto llegó a Nacional y él venía muy bien, no ganamos un par de partidos y la gente estaba impaciente. Eso te influye porque no es lo mismo errar un pase y que la gente no diga nada a que se quejen porque se te fue por medio metro”, dijo a Ovación Santiago Ramírez, excompañero de Monzeglio en Nacional y hoy en Wanderers, al ser consultado sobre el tema. “Creo que partidos malos-malos nunca tuvimos. Sí en algunos fuimos mejores que en otros, pero llegar a tener el balde puesto no. En Nacional tenés que correr, pasar bien, hacer goles, marcar. Tenés que hacer todo. Y me animo a decirte que no hay ningún 10 que marque”, añadió.

Por sus características de juego, Monzeglio saca su mayor potencial cuando se posiciona con pelota dominada en campo rival. Algunos dicen que “tiene ojos en la nuca”. Otros, como el dirigente Gustavo Amoza, lo definen como un hombre “con despliegue físico, que corre y busca los espacios”. Y los más experimentados -como es el caso del gerente deportivo Sebastián Taramasco-que lo conocen desde que jugaba en la Sub 15 de Wanderers de Santa Lucía, sienten que “jugadores como él no hay”.

“De conocerlo toda la vida estoy convencido de que es uno de los jugadores con mayor potencial y con un activo importante. Su ubicación y los minutos que va a tener dependerán del entrenador (Álvaro Gutiérrez) y de su rendimiento”, complementó no sin antes destacar su “capacidad aeróbica”, su visión de juego, el cabezazo, y la zancada. “Carece un poco de potencia, porque no es un jugador que te saque mucha distancia en pocos metros, pero sí en velocidad, por la zancada. Es un jugador bastante integral”.

Una de las historias más recordadas de su etapa en las juveniles del tricolor pinta a la perfección esta última descripción. Fue durante un partido de Bella Vista-Nacional cuando el enganche tomó un despeje de los rivales sobre la mitad de la cancha, le pegó a la pelota de sobrepique y metió el 1-0 definitivo al ángulo.

El de hoy es un Monzeglio con ganas y confianza, que se parece al 10 suelto de esa época. Le cumplió a Gutiérrez en sus últimos dos ingresos -ante Fénix e Independiente Medellín- e ilusiona con una futura venta prometedora.

Había que buscar una fórmula, una alternativa, una solución para reparar la versión del Monzeglio apagado y que comenzara a parecerse más a la promesa que despuntó y asombró a propios y extraños cuando dio sus primeros pasos en la máxima categoría de Nacional.

Tomó el consejo de algunos futbolistas cercanos y empezó a trabajar en su salud mental. No solamente con Damián Benchoam, el psicólogo deportivo del club, sino también con un profesional que en el último tiempo comenzó a atenderlo de manera personal.

A las sesiones para mejorar el aspecto psicológico, el futbolista nacido en Santa Lucía les sumó actividad física extra. Complementó los trabajos en Los Céspedes con un preparador físico al que contrató para seguir una rutina particular en el gimnasio.

Foto: Estefanía Leal.

De esta manera, ganó masa muscular y se concentró en mejorar su resistencia. “No es que hay un clic del jugador de un día para el otro porque venga un entrenador nuevo y no hay tampoco un entrenador que llegue y diga ‘bueno, este está hundido; lo rescato’”, señaló Taramasco a Ovación.

Sobre el caso Monzeglio también tuvo palabras Martín Ligüera, quien lo hizo debutar en la Primera División de los tricolores. El entrenador, que sigue en busca de un equipo, lo recordó como un tipo de jugador “en escasez” y superior a la media en el aspecto técnico. “Es difícil de encontrar a alguien así hoy: con pases filtrados, ese tranco con pelota, de cabeza levantada, cambio de ritmo. Tiene todas las condiciones para ser un gran futbolista”, dijo y le sugirió concentrarse en la regularidad, el punto que, a su parecer, es el mayor debe.