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La historia de cómo Huracán Buceo logró el ansiado regreso a su casa

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Parque Huracán
Nota a Javier Baldriz, Presidente del Club Huracan Buceo, Montevideo ND 20220531, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

FÚTBOL URUGUAYO

Solucionado el concurso de acreedores, el club refaccionó su cancha y busca crecer en otros deportes

Había un vez un club de barrio que de pronto irrumpió entre los grandes, llenó estadios y le cambió la cara al fútbol. Con los años aquel cuento pareció concluido, como si se tratara de un libro cerrado y guardado para siempre. Pero en realidad, solo eran páginas en blanco: Huracán Buceo está vivo y quiere seguir escribiendo historia.

Cuando se juegue la tercera fecha de la Primera División Amateur, la vieja divisional “C” cuyo inicio está previsto para este sábado, el club abrirá otro capítulo: el de su regreso a casa. Ese día frente a Platense volverá a ser local después de más de 15 años en su Parque Huracán.

El tricolor de la playa había vuelto a las competencias en 2017, siempre en la “C”, aunque su situación seguía siendo inestable debido a su abultada deuda, varias veces millonaria en dólares. En abril pasado, sin embargo, lo peor de la tormenta quedó atrás: luego de 18 años se cerró el concurso de acreedores, con lo cual quedó libre de deudas a nivel judicial y canceló el riesgo de perder la personería jurídica y con ella la cancha. Para obtener fondos hubo que vender la sede social, una pérdida importante, pero lo principal era seguir adelante.

Javier Baldriz
Javier Baldriz

EL PRESIDENTE. Los Baldriz siempre fueron vecinos del Buceo. Varios de ellos trabajaron en Cristalerías del Uruguay, la industria emblemática de la zona. Javier, con siete años, acompañó las caravanas de aquel Huracán que detrás del muñeco del Topo Gigio llenaba las canchas y hasta el Estadio Centenario rumbo a Primera División.

En 1978 comenzó a jugar como arquero en las inferiores, inicio de una carrera profesional que lo llevó a varios equipos, aquí y en Ecuador y Perú. Luego fue también director técnico. Y desde enero de 2020 es el presidente de Huracán Buceo, ya reelegido dos veces. Junto a mucha gente se puso el club al hombro para seguir recuperándolo. En particular, la cancha.

“Cuando la visité por primera vez como presidente, se me cayó el alma al piso. Habían robado un portón de entrada, los muros estaban caídos, las tribunas estaban llenas de yuyos y la cancha tenía caballos pastando. Los vestuarios estaban imposibles de pisar y gente en situación de calle usaba las gradas para dormir o consumir”, recuerda el presidente.

El trabajo para recuperarlo fue duro. Los socios colaboraron con aportes monetarios o directamente fueron a trabajar al estadio, como Eduardo Cabrera, el Gordo Walter, Jhona, Peco, Cristian. Pintaron, cortaron pasto, arreglaron los alambrados, según destaca Baldriz.

El campo de juego se rellenó y se niveló, se extendió hasta alcanzar las máximas medidas reglamentarias, se colocaron arcos nuevos, cabinas y riego automático. Además, el club instaló en el predio su nueva sede y abrió un local multiuso, donde funciona un gimnasio y una escuela de boxeo a cargo del profesor Juan Petracca, con el respaldo de una comisión de padres cuya referente es Andrea Bottino.

El escenario estaba rodeado por el asentamiento Isla de Gaspar, el más antiguo de Montevideo, pero la Intendencia procedió al realojo de sus habitantes y creó allí el Parque Idea Vilariño. Así, la zona cambió radicalmente. También la alcaldía y la AUF colaboraron para recuperar la cancha, con lo cual Baldriz espera que pueda albergar como contrapartida partidos o entrenamientos de alguna de las selecciones nacionales.

“La cancha está en el centro geográfico de la ciudad, con vías de entrada por todos lados, por lo que esperamos que vuelva a vivir grandes jornadas. Si en el amistoso de reapertura contra Bella Vista, un día de actividad oficial llevamos 500 personas, esperamos que mucha gente nos acompañe cuando volvamos a jugar”, se permite soñar el presidente.

EL PRESENTE

Fútbol amateur y playa, básquet y boxeo

Hace 80 años, el Buceo era un vasto descampado lleno de campos de fútbol. En particular, había un baldío conocido como “las Cinco Canchas”, aunque dicen que eran muchas más. Allí, un grupo de niños puso a andar un cuadrito que después comenzó a competir en la AUF bajo el nombre de Huracán Buceo.

Por años compitió en las divisionales de ascenso, hasta que en 1968 protagonizó una extraordinaria campaña. Perdió la final para subir a la “A ante Bella Vista una mañana de domingo en el Centenario con 53.583 entradas, la mayor venta de la historia en un partido sin los grandes en la cancha.

Finalmente Huracán debutó en Primera en 1970, siempre llenando estadios. Poco a poco ese furor fue amainando, aunque el equipo se mantuvo en la “A” durante muchas temporadas.

De cualquier manera, en 1985 cumplió uno de sus sueños, con la inauguración del Parque Huracán. Los problemas deportivos y económicos se acentuaron a fines del siglo XX. Llegaron los descensos y luego la desafiliación.

Más allá del paso del tiempo y la excepcionalidad de aquel fenómeno de 1968, para el presidente Javier Baldriz, “la gente está respondiendo y siente la necesidad de apoyar este regreso”. El club tiene hoy alrededor de 500 socios, aunque la mayoría son vitalicios. La idea es atraer a jóvenes y niños de un barrio que mantiene su sentido de pertenencia.

Si bien ninguna institución deportiva puede sobrevivir solo con el aporte de los asociados, para Baldriz es importante que estos estén presentes para “vigilar y acompañar la gestión de los dirigentes”. En ese sentido, para cuando se solucionen los temas más urgentes, se piensa emcarar una reforma de los estatutos, pues actualmente es necesario llamar a elecciones todos los años, lo cual da a la directiva un plazo demasiado acotado como para desarrollar sus políticas.

Además del fútbol playa, Huracán Buceo está compitiendo en fútbol playa y en una liga amateur de básquet. También tiene su academia de boxeo en el salón multiuso ubicado en el estadio.

En el fútbol oficial, hace cinco años que participa en el torneo de la Primera División Amateur, con un equipo que cumple cabalmente con esa denominación: ni los jugadores ni el cuerpo técnico reciben dinero. El entrenador es Martín Sosa, el “Oreja”, que hasta 2020 era futbolista del tricoplayero. El vínculo con los exjugadores también se mantiene en varios hijos de antiguos cracks que están en los planteles.

“Son todos muchachos jóvenes, a los que brindamos la oportunidad de jugar en un equipo oficial”, explica Baldriz. “No estamos en condiciones de pagar sueldos, premios o viáticos”, añade.

Sin embargo, el presidente asegura que si el equipo es campeón de la “C” y sube al fútbol profesional, “voy a gritar el gol del ascenso y luego veremos cómo hacer y si esta directiva puede demostrar que está a la altura de las exigencias”.

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