Cada vez que Mauricio Pereyra llega a Los Céspedes, la imagen de su amigo le da la bienvenida. El mural de Santiago García (fallecido en 2021) gritando un gol con la camiseta de Nacional es lo primero que recibe a todos aquellos que se presentan por la mañana a entrenar y miran a un costado de la calle Camino Berges. En su caso, la rutina diaria no ha cambiado en absoluto la expresión de ese sentimiento de nostalgia. Y a las pruebas es posible remitirse.
Basta con repasar el momento en el que Sebastián Coates fue presentado en su regreso al club y él, con los ojos llorosos al ver una bandera del Morro, se escondió detrás de dos compañeros para no robar la atención de los hinchas.
O mismo recordar lo que decía en enero, cuando recién estaba empezando la pretemporada: “Nunca hablé del tema (públicamente) con nadie. Me mueve. Al principio fue duro llegar y ver el mural por un montón de vivencias. Desde los 12 años compartí con él y con Seba (Coates). Más que una amistad, habíamos hecho una hermandad”.
Las declaraciones dieron varios indicios sobre su sensibilidad respecto al tema: “Personalmente, cada vez que juego y me pongo la camiseta de Nacional, lo tengo presente (al Morro)”.
A cinco días de un nuevo clásico en el Gran Parque Central, Pereyra cumplió los plazos del desgarro que sufrió jugando contra Liverpool y ya está totalmente recuperado “para volver a jugar”, según confirmó Ovación. Lo curioso es que una persona muy cercana a él se afirma en que la lesión tuvo un tinte “emocional muy importante” que volvió a tocarlo de raíz luego de la dramática e inesperada muerte de Juan Izquierdo tras el partido contra São Paulo.
La tragedia le removió recuerdos del pasado, donde además de sufrir por el Morro, también vivió en carne propia el siniestro que devino en el fallecimiento del Oreja Diego Rodríguez, cuando corría el mes de setiembre, en el 2010.
Ahora, con una carrera hecha, a los 34 años, sus deberes como futbolista lo obligan a prepararse para un nuevo desafío contra Peñarol que también está condimentado por los momentos especiales. ¿El último? La final del Intermedio que su equipo ganó por penales para gritar campeón y donde le dio la asistencia del gol del empate al joven Gonzalo Petit, el héroe tricolor de esa tarde en el Centenario.
Antes, Pereyra había sido protagonista en el empate 0-0 por el Apertura en el Estadio Campeón del Siglo con un remate al palo y un rendimiento que solo quedó opacado por el arquero Luis Mejía.
En el radar, todavía aparece el amistoso de verano, en el que Nacional salió victorioso primero ganando por penales y luego imponiéndose 2-0. Jugó 75 minutos en uno y completó 78 en el otro.
Al viajar aún más al pasado, la estadística recuerda que en su último partido clásico, antes de volver al fútbol uruguayo, los protagonistas habían sido sus dos amigos: Santiago García, con el gol del 1-0 tricolor; y Coates, que hoy comparte plantel con él y en aquella oportunidad le dio el pase.
A diferencia del zaguero, es esperable que Pereyra no sea titular, aunque poco se sabe a ciencia cierta a esta altura de la semana clásica. En principio, podría llegar a entrar en el tramo final dependiendo de cómo se dé el partido.
La decisión quedará en manos del entrenador Martín Lasarte, que el domingo en rueda de prensa había adelantado la información confirmada por Ovación en esta jornada. “Va a llegar”, dijo, confiado. Ayer se entrenó sin dificultades.
Pereyra tiene la particularidad de estar invicto contra Peñarol, tanto en partidos oficiales como en amistosos. Si a su registro se le engloban todos los clásicos en Primera -independientemente de la condición- la suma da nueve jugados, con tres victorias y seis empates.
Antes de confirmar su regreso al país, había sido tentado para jugar en el aurinegro a través de su presidente, Ignacio Ruglio. Gentilmente agradeció, pero no se mostró dispuesto.
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