Jugó sin ofender a River y ahora peligra la Anual: el llamativo planteo de Peñarol en el último día de Arias

Amagaba a ser uno de esos días grises para Peñarol.Por el clima nublado. Por el frío, que hizo que el público no acompañara demasiado. Por la incertidumbre de que Alfredo Arias estaba entre la espada y la pared y tenía una última “bala” para cambiar el rumbo de un equipo desdibujado, que decreció desde el día en que Ignacio Laquintana se marchó a Brasil y se quedó sin entrenador luego de apilar cuatro derrotas seguidas (entre Intermedio y Sudamericana).

La pelota en juego no hizo más que confirmar esas percepciones que eran vox populi antes de que Peñarol jugara con River, perdiera su invicto como local en el Uruguayo y recibiera tres goles por cuarta vez consecutiva.

Una sorpresiva molestia de Juan Cruz de los Santos en la entrada en calor obligó al Chavo Díaz a hacer un ajuste a último momento, aún cuando por los altoparlantes se lo anunciaba como titular. Pablo López se metió en el once como su reemplazante y, junto a Joaquín Lavega, fue uno de los dos responsables de que Matías Aguirregaray tuviera una tarde para el olvido y River encaminara el partido por su sector en el segundo tiempo.

Foto: Francisco Flores.

Peñarol, sin claridad ofensiva al pasar la frontera de mitad de cancha, esperó con una línea de cinco volantes a un rival que salió a proponer sin ofender demasiado durante el primer cuarto de hora. Joaquín Trasante, con un remate impreciso, y Agustín Chopitea, al sacar un centro sin destinatario, dieron las primeras señales de acercarse a un arco que ayer tenía nuevo custodio: Jhonatan Lima, titular en lugar de Thiago Cardozo por decisión técnica.

De pronto, cuando el juego todavía estaba entreverado, Sebastián Rodríguez recibió sobre la frontal del área, levantó cabeza y aportó claridad con un pase filtrado para Carlos Sánchez, que, con algo de fortuna, la cedió de rebote para Abel Hernández, quien quedó de frente al arco y cruzó su disparo ante Rodrigo Formento, que ya se había jugado al otro palo.

Foto: Francisco Flores.

En el mejor momento de Peñarol, apareció Matías Alfonso por la izquierda, desbordó y Seba Rodríguez se ganó la amarilla. Ese tiro libre derivó en el empate de palomita de Santiago Brunelli antes del descanso. Al regreso, a medida que el sol empezó a caer, Peñarol también. El equipo se vio desdibujado y no logró romper líneas de una defensa armada con cinco jugadores. River, paciente, aprovechó los contragolpes y transformó en gol dos jugadas calcadas, que construyó Lavega y empujó a la red Faustino Barone.

Con el 3-1 abajo, desesperado, Rodríguez recibió su segunda tarjeta y se fue expulsado.

El aurinegro quedó apenas un punto por encima de Nacional en la Anual y encima sin entrenador.