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Los jugadores celestes que se perdieron mundiales por lesión...o por otras razones

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Daniel Fonseca
Daniel Fonseca con una llaga en el pie momentos antes de la partida de la Seleccion de Uruguay al Campeonato Mundial de Futbol Corea y Japon 2002, en su domicilio de Mvdeo., ND 20020407, foto Ricardo Brusoni - Archivo El Pais
Brusoni/Archivo El Pais

RUMBO A CATAR

Sufrir un problema físico en la previa de una Copa del Mundo es el gran fantasma de los futbolistas

Las lesiones en la previa de un mundial representan el gran fantasma para los futbolistas, pues esta competencia resulta tan breve y exigente que el menor inconveniente físico puede dejarlos afuera de la cita, sin tiempo para esperar la recuperación.

Pedro Rocha
El momento de la lesión de Rocha en México 1970

Si no, que le pregunten a Santiago Cañizares, el arquero español que iba a ser titular en Corea-Japón 2002: unos días antes, cuando se afeitaba, se le cayó al suelo un frasco de loción, los vidrios saltaron y uno le cortó un tendón, dejándolo sin torneo.

La situación que afecta hoy a Ronald Araujo es más deportiva: fue operado el miércoles 28 de setiembre en Finlandia tras sufrir en el amistoso del día 23 contra Irán una avulsión en el tendón del aductor largo de la pierna derecha, una lesión poco frecuente. Es cierto que en Brasil 2014 Luis Suárez volvió a jugar 20 días después de una operación de meniscos, pero cada lesión y cada jugador son diferentes, de manera que no se puede aventurar nada. Todo hace pensar que Diego Alonso esperará hasta último momento para resolver la cuestión de Araujo.

En la larga historia celeste en la Copa del Mundo hubo ausencias por problemas físicos (aunque en muchos casos se los incluyó igual en el plantel) pero también, y más importantes quizás, por medidas disciplinarias de distinto tipo.

Ya en la primera Copa, en 1930, la selección uruguaya se quedó sin el arquero campeón de Colombes y Amsterdam, sancionado por haberse escapado de la concentración.

El plantel esperaba el torneo en la casona que hoy es la sede de River Plate, junto al Parque Saroldi, por entonces cancha de Olimpia. Una noche, pocos días antes del debut, Andrés Mazali se fue sin permiso a visitar a su novia, con el tiempo su esposa. La comisión de dirigentes que estaba a cargo del seleccionado lo excluyó del plantel. Sus compañeros de Nacional plantearon abandonar el equipo en apoyo a Mazali, pero los dirigentes no cedieron. En su lugar fue citado Miguel Capuccini, de Peñarol, y quedó como titular Enrique Ballestrero, de Rampla.

Por la preselección para el Mundial de Brasil 1950 pasaron numerosísimos futbolistas durante el dilatado y desorganizado proceso de preparación. Incluso estuvo uno que se encontraba suspendido. Se trataba de Walter Gómez, el fabuloso entreala de Nacional, que había sido sancionado por un año tras su expulsión en el famoso clásico de 1949 en el cual su equipo no disputó el segundo tiempo.

Muchos lo pedían para el seleccionado y la comisión que citaba jugadores lo incluyó, aunque las autoridades de la AUF se negaron a considerar cualquier tipo de amnistía y finalmente quedó desvinculado.

Poco después, Nacional lo transfirió a River argentino, donde se convirtió en ídolo. Precisamente, estaba jugando en el estadio Monumental el 16 de julio de 1950 cuando por los parlantes anunciaron el triunfo celeste en Maracaná, lo cual originó el inmediato homenaje de compañeros, rivales y público.

En lugar de Walter jugó Julio Pérez, que terminó siendo fundamental para la hazaña. Sin embargo, también él estuvo cerca de faltar: la insistencia de alguna prensa reclamando la convocatoria de Juan Eduardo Hohberg, figura de Peñarol en su puesto, lo hizo pensar en renunciar. Hohberg era argentino y si bien había iniciado el trámite de ciudadanía, no lo había completado. Sí estuvo en Suiza 1954.

Uno de los campeones de Maracaná no jugó en Suiza por lesión: se trataba de Schubert Gambetta. Ya era veterano y no estaba claro si sería titular, pero era un referente celeste, como se dice ahora. De cualquier forma, se mantuvo junto a la delegación, con los gastos pagados por una agencia de viajes.

En México 1970, Uruguay perdió a su gran figura, Pedro Rocha, apenas diez minutos después de iniciado el partido del debut ante Israel, algo equiparable a no poder contar con él para todo el Mundial. El crack salteño venía sufriendo algunos problemas físicos, pero nada hacía pensar que en la primera jugada, un salto para buscar el cabezazo, iba a provocarle un desgarro. Cuando cayó sobre el césped del estadio de Puebla, desde el banco celeste se imaginó la gravedad de la situación.

Era casi imposible que se recuperara a tiempo y de hecho, pese a que la Celeste alcanzó las semifinales, no volvió a jugar en ese torneo. Antes de la semifinal con Brasil, el técnico Hohberg lo hizo moverse un poco en el entrenamiento para despistar a los brasileños: era solo un truco.

Walter Olivera se perdió el Mundial de Alemania 1974 por una fractura de su pierna derecha sufrida en Australia durante la gira previa (aquellos fueron dos partidos especialmente friccionados contra el combinado local).

En su mismo puesto de la zaga tampoco estuvo Atilio Ancheta, pero por otro motivo. Por primera vez se había llamado a jugadores que estaban en clubes extranjeros. Las condiciones que puso Gremio de Porto Alegre para cederlo fueron consideradas abusivas por la AUF, que desistió. Al final jugó Baudilio Jauregui, cedido por River argentino.

En 1986, Rodolfo Rodríguez, arquero titular y capitán del equipo, se quedó sin jugar el Mundial de México por golpe recibido en el abdomen durante el partido despedida ante el público uruguayo, frente a Peñarol. Fue operado de urgencia y se mantuvo en el plante. Siguió con su recuperación en la concentración mexicana, pero no le dio tiempo y terminó jugando Fernando Álvez.

Para Corea Japón 2002 se registró una doble situación especial. Por un lado, Daniel Fonseca regresó a Nacional a comienzos de la temporada con la idea de ser citado, y así lo declaró públicamente, pero no logró actividad continuada en el club y cuando lo hizo no rindió. Sin embargo, el técnico Víctor Púa lo llevó a la gira previa, en medio de grandes polémicas. Unos días antes del Mundial le apareció una gran ampolla en la planta del pie que lo dejó afuera y clausuró la controversia.

En esa misma gira Fabián O’Neill, que apuntaba a ser titular, sufrió una lesión en el tendón de Aquiles. Siguió en el plantel, lo esperaron para cada partido pero la recuperación no llegó a tiempo en la corta campaña celeste en aquella copa, que duró solo tres encuentros.

El “gran ausente” uruguayo en Sudáfrica 2010 fue el Cebolla Rodríguez. Había sido expulsado por un incidente con jugadores argentinos al final del último partido de las eliminatorias y la FIFA lo suspendió por cuatro partidos. Dos los descontó en el repechaje contra Costa Rica, pero le restaban dos para el Mundial. Todo hace pensar que el técnico Óscar Tabárez consideró riesgoso llevar a Sudáfrica a un futbolista indisponible para los primeros dos encuentros, por lo cual el Cebolla no estuvo en el plantel esa vez, aunque jugó luego en Brasil 2014 y Rusia 2018. Tabárez aseguró más tarde que el episodio ayudó a madurar al hoy jugador de Plaza Colonia.

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