ENTREVISTA

Hoy volvió a las raíces de su vida. Jorge Barrera es, como siempre, hombre de Peñarol. Pero ahora de forma muy distinta, porque no carga con las responsabilidades. Y disfruta del fútbol con su hijo, con algo muy importante, prestándole toda la atención y no pensando en el cumplimiento de las funciones que le entregaba el cargo de presidente. Hoy, alejado de la vida política de Peñarol, Barrera es de nuevo aquel muchacho de Minas, el que ama la vida académica y la docencia.

-¿Llevás la cuenta de los días que pasaron desde que dejaste la presidencia de Peñarol?
-No, pero recuerdo el día de la elección, que fue el 5 de diciembre, así que no llevo la cuenta pero es fácil contarlo porque fue casi un mes antes de fin de año y lo que va de 2021.

-¿Cuál fue o es la etapa más dura? ¿Los primeros días de tomada la decisión o ahora que transcurrió mucho tiempo y estás alejado de la vida cotidiana del club?
-Yo tengo una actitud ante la vida muy clara: cuando los ciclos se cierran, se cierran definitivamente. La decisión sobre no ser candidato y cerrar definitivamente mi ciclo en el mundo del fútbol fue muy meditada personalmente y familiarmente. Se puede entender que vivo un momento duro si fuese algo inesperado, pero si es algo reflexivo, meditado, que en definitiva al no ser la presidencia de un club una ocupación full time, lo que ocurrió es que se le dedicó más tiempo a actividades que ya venía desarrollando pero que había relegado. Duro no fue nunca.

-¿Ni siquiera cuando volviste al Campeón del Siglo?
- Te diría que viví siempre con alegría, primero haberme ido en el último partido con el primer clásico en la historia ganado en el Campeón del Siglo y cuando vuelvo fue en un partido que nos permitió estar en la situación que estamos hoy en Copa Sudamericana. Con lo cual volví a tener otra gran alegría. Y después tuve otro hito de alegría cuando volví después de 18 meses con mi hijo a ver a Uruguay y también fue con un triunfo. O sea que volver al Campeón del Siglo me da muchísima alegría y hasta ahora los resultados me han acompañado. Además, te soy sincero, voy con la misma pasión de hincha que fui siempre y sin la obligación de tener que tomar medidas o resoluciones que puedan afectar para bien o con decisiones erróneas la responsabilidad de tomar decisiones.

-¿El mismo amor, pero un disfrute diferente?
-Mirá, hoy estoy como estuve la mayor parte de mi vida, porque en definitiva soy hincha de Peñarol desde que nací, mi madre me llevó en el año 1974 por primera vez al Estadio a ver a Peñarol, porque nosotros vivíamos en Minas, y si calculas del año 74 hasta diciembre de 2008 que empiezo como delegado o diciembre de 2017 como presidente, es muchísimo más el tiempo que fui como hincha que con cargo de responsabilidad. Así que hoy vuelvo de nuevo a donde estuve la mayor parte de tiempo de mi vida.

-Te insisto, ¿es más lindo así?
-Se disfruta más porque no tenés que tomar determinaciones que te generen una gran responsabilidad y que podés afectar, para bien o para mal, la alegría de todo hincha de Peñarol que es ganar. No extraño porque saco tres conclusiones de mi periodo en el club como presidente...

-¿Cuáles son?
-La primera es que los sueños en la vida están para cumplirse y hay que trabajar para cumplir esos sueños; la segunda, con la misma firmeza, es que cumplir los sueños no te da la felicidad y lo tercero es que es un master en la vida.

-¿Por qué?
-Vivís y convivís con lo mejor y lo peor del ser humano, con la administración de egos personales y egos ajenos, con la alegría y la felicidad del triunfo y la tristeza y soledad de la derrota. Eso hace que sea un master en la vida, porque todos los seres humanos tenemos dentro nuestro la posibilidad de hacer los mayores bienes y los mayores males y si además de eso le sumás la pasión, porque no es un mundo donde solamente influyen las decisiones racionales, está además lo que significa la pasión. Entonces, yo en mi vida soy de cerrar ciclos. Tuve un ciclo en la vida de estudiante y la cerré habiéndome recibido en Licenciado en Relaciones Internacionales, abogado; tuve un ciclo en la maestría, soy magister en derecho penal; tuve un ciclo en la política, fui legislador y hace 16 años que no tengo contacto con la vida política partidaria; estuve en la Asociación Uruguaya de Fútbol, cerré el ciclo como vicepresidente de la AUF; estuve en Peñarol, cerré el ciclo en Peñarol. Creo que si uno vive apegado a cargos o su único objetivo es tener cargos, no entendió lo esencial de la vida.

-¿La soledad en la derrota es más fuerte que la alegría?
-Siempre cuento este momento: cuando salimos bicampeón uruguayo tuve 157 mensajes de saludo, de alegría y felicitación. El día más triste en lo deportivo, que fue cuando perdimos el tricampeonato, tuve 17 mensajes. Al principio eran siete, sin contar la familia. En estos cargos de responsabilidad la soledad es grande y uno tiene que tener claro que la familia, los amigos y los afectos son el sustento. Por eso a Nacho Ruglio le vivo repitiendo “no te olvides que en los momentos de mayor felicidad tenés que priorizar a la familia”. No hay que postergar a los amigos y a los afectos porque eso es lo que perdura. Después, si Florentino Pérez que es ultracampeón afirma que en el fútbol es más lo que se pierde que lo que se gana, cuando baja la pasión y viene la racionalidad es cuando uno empieza a analizar las cosas de otra forma.

-¿Qué aspectos fundamentales pesaron para tomar la decisión?
-Hay aspectos de vida y hay aspectos materiales. Lo voy a decir con total claridad: si vos estás en un cargo honorario, porque no percibís ni un centésimo por estar en la gestión del club, o tenés una espalda muy amplia para poder afrontar esa actividad o relegás ingresos que en un mundo en competencia implica también abandonar tu fuente. Estando en el club, en los tres años, dedicaba la mitad del tiempo al ejercicio de la abogacía del derecho penal y el 50% lo dedicaba al club. Eso lo puedo hacer tres años, no lo puedo hacer nueve años porque yo también puedo entender a un cliente que te diga: ‘mirá Jorge, está muy bien que te dediques a Peñarol, pero ¿vos a qué te vas a dedicar a mi caso o a Peñarol? Cuando yo te llame por teléfono, ¿vas a estar pensando en la audiencia de control de acusación o vas a estar pensando cuál es el mejor 7 que tenés que traer en el periodo que viene?”. Eso, aunque uno trate de explicarlo de que se pueden hacer las dos cosas, desde la perspectiva del cliente es entendible que le genere dudas. Yo vengo de una familia de trabajo y todo lo que he logrado en la vida ha sido en base al esfuerzo, el sacrificio y principalmente a horas de trabajo.

-Combinaste las dos cosas, ¿pero relegaste algo?
-Sí, la parte académica, por ejemplo. La docencia, que para mí es una pasión, no la pude ejercer como la estoy ejerciendo ahora y como quiero. La semana que viene empiezo a reescribir o actualizar dos libros que escribí hace diez años sobre defraudación tributaria y sobre la responsabilidad penal y los accidentes de tránsito. Ese tiempo antes no lo tenía, se lo dedicaba al club. Entonces, cuando vos tenés cargos honorarios y ejercés con honestidad y rectitud el desempeño de los mismos el tiempo es escaso y si seguís postergando pesa en el futuro, en las responsabilidad familiares y principalmente…

-¿En el bolsillo?
-Sí, hablemos claro. Esto es un tema tabú porque se tiene el mito de que el ser dirigente, y más ser presidente de una institución como Peñarol te puede generar una fuente de ingresos que es una irrealidad y una inexistencia. Yo tomé la decisión de cerrar el ciclo en el mundo del fútbol, porque no solamente hablo de Peñarol, hablo en el mundo del fútbol, y uno de los elementos que estuvo arriba de la mesa fue el tema material, porque es una realidad. Vivo de mi trabajo, tengo que tener empatía con el cliente y por lo tanto los clientes si requieren mayor dedicación, mayor tiempo y sobre todo mayor disponibilidad o le fallaba a Peñarol o le fallaba al cliente. Y como no quiero fallarle a ninguno de los dos opté por la profesión, por la familia, la vida académica.

-Siempre que pudiste llevaste a tu hijo al fútbol contigo, ¿es distinto ahora?
-Muy distinto. Lo que cambió mucho es el viaje de ida, el viaje de vuelta y la semana de él en la escuela. En el viaje de ida yo estaba muy tenso porque tenía que coordinar que no hubiera problemas de seguridad, que la organización estuviera bien, tenía una tensión importante. En el viaje de vuelta, además de la alegría o tristeza que me pudiera generar un resultado, la carga de responsabilidad y la planificación de la semana siguiente. Y en la semana a él porque evidentemente, como pasas del cielo al infierno si la pelota pegó en el palo y entró o pegó en el palo y salió, amiguitos, compañeritos cuando los momentos eran de alegría me imagino que estarían todos contentos y en los momentos de dificultad, la culpa fue del padre. Hoy es distinto porque tenemos la misma pasión de hinchas, nos alegramos y entristecemos de la misma forma que antes, pero sin el peso de la responsabilidad de las decisiones.

-Cuando se recuerde al Barrera presidente de Peñarol, ¿qué te gustaría que aparezca en la memoria de la gente?
-Me gustaría que me recordaran como un presidente que trató de buscar la unidad y trató de hacer las cosas de la mejor forma posible para que el club tuviera paz interna, pluralidad. Pero que también a la hora de asumir responsabilidad la asumía. Yo le deseo a Ruglio que sea muchísimo mejor presidente que yo, y le voy a desear al que venga después que Ruglio que sea muchísimo mejor presidente que Ruglio, porque si no nos damos cuenta que esto es un cuadro de fútbol y que todos tenemos el mismo objetivo y que no puede haber grieta entre los hinchas de Peñarol y no podés mirar de costado o de reojo a otro porque entonces priorizás la agrupación política en vez del club. Eso fue lo que yo quise dejar como impronta. Y es lo que me pasa hoy como hincha, porque me voy a abrazar y gritar con el gol y no le voy a preguntar al que me abrace si me votó, si está de acuerdo conmigo. Y cuando nos toque irnos tristes de algún partido voy a compartir la misma tristeza con el que votó a fulano o mengano.

-¿Cómo fue tu relación con el presidente de Nacional, José Decurnex?
-Decía José Ortega y Gasset en el libro Temas de nuestro tiempo, “yo soy yo y mi circunstancia”. Eso es la vida. Y eso implica de tener presente que yo nací en una familia con el viejo hincha de Nacional y mi vieja, no hincha, enferma de Peñarol. Entonces, desde que nací me formé en una familia donde mis padres se casaron el 11 de marzo de 1976 y estuvieron juntos hasta que mi padre murió el 11 de junio de 2019. Aprendí a convivir en mi casa, mi viejo quería que ganara Nacional. Siempre cuento la anécdota que el día que ganamos la quinta Libertadores vimos juntos el partido mi madre, mi hermana, yo, mi mejor amigo, también hoy fallecido, y mi padre. Los dos eran hinchas de Nacional y querían que ganara, vamos a hablar sin mitos, el América de Cali. Y aprendí a convivir con eso. Grité el gol, con mi madre nos abrazamos, me acuerdo que abracé la tele, era de esas teles gordas, saltó el cable y mi viejo me echó. Se armó un lío bárbaro, pero a la mañana siguiente era mi padre. Entonces, “yo soy yo y mi circunstancia”, al haber convivido con alguien que quise muchísimo y extraño hasta el día de hoy muchísimo, ¿me voy a pelear con Nacional? Voy a defender lo legítimo del club y los intereses del club, de la misma forma que grité el gol de la quinta libertadores. Pero con respeto. El límite son los valores, los principios de vida. ¿Mi relación con Nacional? Traté de defender los intereses de Peñarol siempre, pero dentro del marco valorativo que formé en mi casa. Tuve una muy buena relación y tengo un gran concepto de Decurnex y hablo desde el punto de vista humano, porque yo no me meto en gestiones. De Decurnex puedo decir que nunca me dijo una cosa y actuó de otra distinta, siempre fue muy frontal hasta en las discrepancias. Y hasta recuerdo un episodio que tuvo un malestar con unas declaraciones mías, él fue el primero en llamarme y decírmelo. Y eso yo lo valoro muchísimo.

-Sin problemas, entonces, ¿irías al Gran Parque Central a ver a Uruguay?
-Sí, ¿por qué no? ¿Voy a ser más hincha o menos hincha de Peñarol por ir a ver a Uruguay al Gran Parque Central? El único problema que tengo es ver si tengo entrada, porque, evidentemente, como en el Campeón del Siglo soy palquista tenía más fácil el acceso a la entrada. Iría con mi hijo contento porque es fútbol. El mismo sentido de fraternidad que se tiene que tener en el club se tiene que tener con los adversarios, porque la vida sigue después del partido.