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Así fue la épica noche de Enzo Pérez como arquero de River en la Copa Libertadores

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Enzo Pérez jugando como arquero de River Plate. Foto: La Nación.

ARGENTINA

Se mostró en las redes con el buzo con su apellido y número antes del partido, hizo el precalentamiento sin guantes y fue simple para cumplir su función.

Buzo amarillo, guantes negros, concentración plena, la mirada firme y algún guiño amistoso en su camino hacia la cancha. Así salió Enzo Pérez de los vestuarios, al final de la fila de los únicos 11 futbolistas de los que dispuso River Plate para enfrentar a Independiente Sante Fe en la noche del miércoles por la Copa Libertadores. Recibió arengas y algunos abrazos en su ruta hacia el arco, ese lugar improvisado en el que afronta el mediocampista el partido. Fue el arquero que eligió Marcelo Gallardo ante la adversidad.

Al minuto ya se descubrieron dos cosas. Independiente ejecutó un tiro libre desde casi la mitad de la cancha y River defendió fuera del área. Señales. El envío, malo, los pasó a todos y Pérez no tuvo inconvenientes en tomar la pelota. Tres minutos más tarde, el primer gol de River, de Fabrizio Angileri se festejó mucho. Enzo fue a abrazarse con un alcanza pelotas. Enseguida llegó el 2-0, con Pérez de espectador privilegiado.

Con las palmas sacó al córner la primera pelota aérea que llegó con cierto peligro. No quiso problemas, aunque los centrales lo protegían y tenía margen para tomarla. Iban 8 minutos. La ejecución de ese tiro de esquina terminó en sus manos, después de un cabezazo fallido. Y en el primer saque de arco, ni intentó golpear la pelota. Fue Lecanda el encargado de salir con el pie. Esa situación se repitió un par de veces más. Sólo en una ocasión se animó a lanzar de derecha, tras picarla tres veces.

A los 16 y sin dar rebote, se quedó con un envío largo. Ante un adversario sin ideas y con una defensa sólida, no sufre sobresaltos Pérez, sereno en su área. A los 20, en otro tiro libre más cercano y desde la izquierda, se repitió aquella imagen inicial: un lanzamiento malo, ante una protección lejos del arquero. Había puesto un único jugador en la barrera Enzo.

El primer remate al arco de los visitantes llegó a los 26. Se iba desviado, pero Pérez, ya embalado, apretó los puños y la desvió al córner. No hubo reproches. Sólo aliento. Y enseguida, a armar la custodia para defender un centro que resultó insulso. Enzo no sale, se queda en la línea, siempre. Los colombianos no intentan asociarse en el juego; tienen la idea fija en patear desde cualquier lado. Saber que hay un arquero improvisado los obnubila.
Al final del primer tiempo, Pérez fue con los puños ante un centro por primera vez. Se animó, justo cuando un atacante había quedado sin marca justo en el medio del área. Ganó en el salto, en un jugada que finalmente resultó invalidada. La primera etapa no le generó demasiadas demandas ni exigencias al número 24.

En la segunda etapa, tres minutos tardó Independiente Santa Fe en tener un tiro libre. Pérez pidió tres en la barrera. Allí dio la pelota, y enseguida River defendió bien para que la jugada no prospere. Enseguida, tres avances desprolijos de los visitantes llegaron a manos del arquero, sin exigencias. Y respiró hondo en un inmediato remate desviado.

Los colombianos tienen más la pelota y se arriman con más empuje que ideas. Eso implica más atención para Pérez, que ve desde más cerca a los rivales, con uno de los entrenadores de arqueros detrás de los carteles dándole indicaciones. A falta de 25 minutos, otra vez la pelota llegó mansa a las manos del arquero, en la posición donde estaba parado.

Enzo Pérez custodiando el arco de River. Foto: La Nación.
Enzo Pérez custodiando el arco de River. Foto: La Nación.

Otro tiro de esquina llegó a los 20. Ante el lanzamiento cerrado, Pérez no dudó, salió y recibió la falta. Nada pudo hacer en el descuento. Kelvin Osorio empujó un centro atrás que pasó entre varias piernas, luego de una proyección por izquierda de Jhon Arias. Enzo sólo pudo mirar a la pelota meterse en el fondo del arco. Faltaban 17 minutos.

Ya llegando al final, Enzo volvió a abrazar una pelota que estaba abandonada en el área luego de un centro y se quedó en el suelo, aguardando que pase el tiempo. El cartel indicaba que había cuatro minutos más para jugar. La serenidad de River ante la impericia de los visitantes. Pérez se siente protegido. Toma agua, transmite calma y espera el pitazo final. Ahí sí, se relaja, grita, salta, sonríe y recibe el abrazo de Gallardo. El emblema millonario volvió a tener otra noche que no olvidará en el triunfo por 2 a 1 frente a Independiente Santa Fe por Copa Libertadores.

“Estuve preguntando algunas cosas, mis compañeros arqueros me escribieron y practiqué con el entrenador de arqueros, que me dio consejos, como enfocarme siempre en el punto del penal y caminar en diagonal cuando la pelota iba para los costados”, describió Enzo cómo vivió las horas previas, y reconoció: “Con la adrenalina que tenía, por ahí me perdía un poco”.

Sobre la victoria, Pérez aseguró: “Del partido, mucho no tiene sentido analizar por lo que hemos vivido en este tiempo. Lo que rescato es el corazón, la hombría y la personalidad no sólo de los que jugaron hoy, sino también porque el domingo pasado jugaron varios chicos también y nos ayudaron a hacer un buen partido, más allá de quedar afuera (en los penales). Todo el grupo demostró otra vez lo que somos, incluso como personas”.

Y finalizó: “Todavía no caigo. Sólo traté de enfocarme y ayudar el equipo, pero seguro que desde mañana se va a hablar mucho de este partido”.

Enzo Pérez y una imagen repetida: el abrazo con Marcelo Gallardo. Foto: La Nación.
Enzo Pérez y una imagen repetida: el abrazo con Marcelo Gallardo. Foto: La Nación.

Cómo fue la previa de la elección del arquero

El brote de contagios de COVID-19 que afecta a gran parte del plantel de River, incluidos los cuatro arqueros de la lista de 32 jugadores que decidió entregar el club pese a que tenía habilitados 50 cupos, obligaron al DT Marcelo Gallardo a improvisar al que lleva los guantes este miércoles en el Monumental, ante Independiente Santa Fe, por la quinta fecha de la Copa Libertadores. Sin autorización de la Conmebol para sumar a mitad de camino a quienes no fueron considerados en tiempo y forma, el debate reglamentario y el sentido común quedaron en segundo plano, y Enzo Pérez terminó inicialmente debajo de los tres palos. En las redes, horas antes se mostró con una selfie sonriendo delante del buzo que tiene su apellido y número.

No estaban disponibles Franco Armani, Enrique Bologna, Germán Lux y Franco Petroli. Tampoco Alan Díaz, que fue titular a último momento y la figura del equipo el domingo en la derrota por penales frente a Boca por la Copa de la Liga, o Agustín Gómez, por los que pidió la excepción la entidad millonaria. Entonces, River analizó las posibilidades que tenía en los únicos 11 jugadores que le quedan disponibles de la lista y probó a Pérez, que arrastra una distención muscular; Tomás Lecanda y Agustín Fontana.

Enzo Pérez en la previa al partido de River antes de ser arquero del equipo. Foto: Instagram.
Enzo Pérez en la previa al partido de River antes de ser arquero del equipo. Foto: Instagram.

En la entrada en calor, Pérez hizo movimientos prudentes y se mostró con un dedo vendado en la mano izquierda, pero sin el buzo ni los guantes, aunque recibía indicaciones específicas. Sí, el mediocampista de 1,77 metros de alto fue el único que se movió dentro del área, devolviendo pases cortos tanto de derecha como de zurda. Tiene una muslera azul en su pierna derecha. El resto del equipo corrió a un costado e hizo ejercicios con pelota con mayor intensidad. Enzo volvió al vestuario antes que sus compañeros, ya ahí teniendo guantes en su mano derecha.

De hecho, durante el juego es posible hacer variantes entre los jugadores de campo, por lo que no llamará la atención si el buzo cambia de dueño en algún momento entre ellos, e incluso otro futbolista. Cada uno tiene su buzo, porque por los protocolos vigentes no pueden compartir ropa. El cerebro de River seguirá el juego detrás de sus compañeros.

¿Cuáles son las principales consignas que tenía “el arquero por un día”? Antes que nada, no salir en los centros. Después, no arriesgar nada, y eso incluye la indicación de que los defensores le deben pasar la pelota hacia atrás sólo a su mejor perfil. Y recordarles a todos, a los gritos y permanentemente, que no dejen patear a los rivales. Enzo Pérez se preparó contrarreloj recibiendo indicaciones por teléfono de los especialistas del puesto, además de nutrirse de videos.

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