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Las anécdotas que incluyen goles, festejos, patadas y una batalla campal

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Pintos Saldanha y la falta sobre Antonio Alzamendi

CLÁSICO

Venancio Ramos, Eduardo De la Peña, Antonio Alzamendi, Alejandro Lembo, Damián Macaluso, Waldemar Victorino, Miguel Peirano y Wilmar Cabrera evocan viejas batallas.

Jugar los clásicos entre Nacional y Peñarol siempre dejan buenos y malos recuerdos, pero también diferentes anécdotas. Venancio Ramos evoca que “en el 79 cuando empaté sobre la hora creo que fui el único jugador que en un momento así se va a festejar con el arquero. Fue un centro pasado y le pego de zurda cruzado. Salí corriendo festejando y lo fui a abrazar a Jorge Fossati que estaba en nuestro arco”.

Eduardo De La Peña recuerda “un clásico previo a una preparación de la Selección y Víctor Hugo Diogo me metió un planchazo enorme en la espalda. Salió la foto en el diario en la que se lo ve saltando y pegándome con la plancha. Recorté la foto y fui con ella al entrenamiento de la Selección. Lo agarro y le digo: 'Che, qué lindo que jugás vos'. No reímos todos”

Antonio Alzamendi también evoca un duelo especial. “Recuerdo un día que el querido Pintos Saldanha se me colgó de la cintura, me pegó 780 patadas. Lo echaron. Yo le decía: 'Pintos, dejate de joder. No seas malo. Me estás matando'. Y él me decía: 'Es que me mandaron Antonito'. Le dije: 'Te mandaron a pegarme no a matarme' (risas)”.

La batalla campal en el 2000
La batalla campal en el 2000. Foto: Archivo El País.

En la de Alejandro Lembo hubo más golpes. “La pelea del 2000 es de las cosas más fuertes. Más que anécdota es anecdotón. Fue terrible. Jugadores presos. Lo increíble es que Mario Regueiro se comprometía ese día y llegó la orden de fiscalía y lo fueron a buscar. Llegó de camisa blanca y zapatos de fiesta a la cárcel (risas)”.

Damián Macaluso también evoca un duelo especial. “Te digo que en los duelos con el Cacique Medina nos dábamos con todo los dos por más que teníamos amistad. Mirá que nos decíamos: 'hasta que no haya sangre no paramos' (risas)' Me encantaba jugar contra él porque era tremendo”.

Waldemar Victorino se acuerda “del clásico que a los 11 minutos de juego hice un gol y me fui detrás del arco, levanté los brazos y me tiré al agua del foso. Ni lo pensé, lo hice. Fue la mejor manera de celebrar con la hinchada. Caí parado y los del Talud deliraban”.

Miguel Peirano hizo un gol y lo pagó caro. “Íbamos ganando muy bien a Nacional. Expulsan a Washington González, Luis Cubilla me hace debutar y y yo hago el gol para el 2-0, salí a gritarlo con la gente y tuve esos 15 o 20 segundos de gloria. Pero el línea levanta el banderín y le hago el gesto que demuestra que te metieron la mano en el bolsillo. El Chino Da Rosa, que era el juez, me saca la roja. Los aplausos terminaron en silbidos. Y lo peor es que Peñarol no ganó”.

Wilmar Cabrera recuerda su primer clásico porque “ganamos 3-1 y fue el primer partido clásico que jugué de delantero. Todo el campeonato había jugado de lateral y de zaguero, pero en el clásico jugué de delantero”.

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