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Valentina Dorrego, la jueza de básquetbol que logró escalar las dificultades del género

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Valentina Dorrego. Foto: Marcelo Bonjour.
MARCELO BONJOUR

HISTORIAS

La jueza que arbitró por primera vez en una terna de mujeres declaró que "cada una puede cumplir su función acompañada de otra mujer, no necesitamos que haya un hombre en la terna para funcionar".

Valentina Dorrego no sabía que quería ser árbitro cuando era niña. Comenzó como jugadora de básquetbol porque le gustaba, pero la competencia era mala, había muy pocos equipos y esto la desmotivó para seguir el deporte desde ese rol. “No había absolutamente ningún apoyo al femenino y eso me cansó un poco, además no era tan buena jugando y entonces dejé”, explicó Dorrego.

El pase de picar la pelota a marcar las reglas fue impulsado por un amigo del barrio de toda la vida de Valentina que era y sigue siendo árbitro al que consultaba el reglamento. “Él me dijo que por qué no hacía el curso de árbitro, que él veía como yo tenía la carácter como para hacerlo”, recordó. Ahí empezó a averiguar cómo hacerlo, pero ese mismo año no había curso.

No hay curso todos los años, sino que es según la cantidad de árbitros que se presenten se toma la decisión de abrirlo o no. Valentina no era mayor de edad, y luego se enteró de que esto era uno de los requisitos para hacer el curso, así que tuvo que esperar. Cuando tuvo 18 se anotó en la Federación Uruguaya de Básquetbol y aprobó el curso de árbitro.

Valentina Dorrego empezó el curso en el 2006, pero se peleó con un profesor con el que tuvo una diferencia “el que mandaba en ese momento era él y no aprobé”, explicó. Pero eso no la detuvo, lo volvió a hacer en 2008 y lo aprobó.

Empezó a arbitrar en formativas, en la categoría B2, después arbitró mayores DTA, Metropolitano para luego ascender a la Liga. “Me parece que fue un buen tiempo como para llegar realmente formada a la Liga, porque también hay veces que los ascensos abruptos no te dan la experiencia para el lugar que vas a ocupar”, declaró Dorrego.

alentina Dorrego, Vivian García y Alejandra Godoy. Foto: Marcelo Bonjour.
alentina Dorrego, Vivian García y Alejandra Godoy. Foto: Marcelo Bonjour.

El 13 de abril Valentina , Vivian García y Alejandra Godoy cumplieron un sueño profesional: tres mujeres arbitraron en primera. “Si la persona que está a cargo del departamento se animó a hacer una terna femenina es porque tiene otra cabeza”.

Dificultades y desafíos

Una de las dificultades que plantea la jueza a la hora de dedicarse a esta profesión es el físico. “Estoy en una continuada lucha para estar bien físicamente, pagamos entrenamiento”, explicó. Los árbitros tienen un entrenamiento puesto por la Federación que está en el convenio laboral. En este plan se les pone un profesor a disposición tres veces por semana, una hora y media en el Centro de Entrenamiento de la Federación Uruguaya de Basquetbol (CEFUBB). “Eso es lo que la Federación nos da como entrenamiento, pero lo ideal es entrenar más y más tiempo”, declaró Dorrego.

La segunda dificultad es de índole más personal, y según la jueza, es su carácter, que es un poco controlador y que por momentos no le ha ayudado o se ha visto perjudicada por él. “Ser mujer y todavía confrontar a alguien en un ambiente que entienden que es de hombres es peor, si a los hombres confrontadores se lo hacen pagar…”.

Valentina explicó que en Uruguay es no se puede vivir solo del arbitraje. “Yo administro y hago gerencias en algunas empresas de diferentes rubros, pero en Uruguay, vivir de esto es inviable, creo que a todos los árbitros les pasa, a los del fútbol también”.

Su relación con Vivian García y Alejandra Godoy

La terna que arbitró el 13 de abril no está compuesta por tres juezas, sino por tres amigas. Cuando Valentina se enteró de que iban a arbitrar con Vivian García y Alejandra Godoy, con quienes desde hace tiempo tiene un grupo de WhatsApp llamado “Tripleta Femenina” se puso muy feliz. Con Alejandra se conocen desde chicas porque vivía cerca de su casa y tenían un grupo de amigos en común. A Vivian la conoció en el 2006, cuando hicieron el curso juntas y su hijo, Matías, es el ahijado de Valentina.

“Tenemos una relación de amistad”, aseguró la jueza, y agregó que si bien el logro es del género, que sea con amigas lo convierte en algo más emotivo. “Conseguimos que tengan confianza en que cada una en su rol puede cumplir la función acompañada de otra mujer, no necesitamos que haya un hombre en la terna para funcionar bien”, declaró.

Críticas e insultos

Valentina ha tenido que vivir, como tantas otras mujeres en el deporte, la mirada estigmatizante hacia el género. Le pasó desde que comenzó, durante el curso y también cuando empezó a arbitrar, recibía gritos al amonestar jugadores. “Una vez estábamos en una práctica y uno de los instructores nos miró, estábamos las mujeres sentadas juntas en el banco esperando para hacer la prueba y nos dijo: ‘¿Qué pasa están todas menstruando hoy?’. Hace 13 años de eso, pero fue horrible. Era lisa y sanamente porque éramos mujeres”, aseguró la jueza.

En una cancha un hombre, con su esposa al lado, le gritó: “Por eso las mujeres no pueden salir de la cocina porque después vienen a la cancha y hacen cualquier cagada”. Cuando Valentina se lo encontró afuera de la cancha y le respondió: “Señor lo lamento por las mujeres que tienen que formar parte de su entorno”. Dorrego explicó que siempre que tiene intercambios lo realiza “con altura” porque cree que es el único lugar desde el que hay que relacionarse. “Durante mucho tiempo quise educar a las hinchadas, pero me di cuenta que no, que no era el camino”, agregó.

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