Bruno Fitipaldo jugó una AmeriCup más con la camiseta celeste de la selección uruguaya de básquetbol, que fue especial en varios sentidos. Porque se obtuvo un triunfo enorme contra Estados Unidos y se plantó ante el continente con un equipo renovado que lo tiene a él como capitán y principal referente.
En diálogo con Ovación recordó su otra victoria sobre los norteamericanos que volvió a compartir con Álvaro Tito (entonces director técnico), evaluó el cambio generacional de la celeste y dio su balance "muy positivo" sobre el torneo FIBA.
También hubo tiempo para repasar su carrera en el Canarias (La Laguna Tenerife) de la Liga ACB de España, donde se mantiene junto a un "bloque de veteranos" que rejuvenecen adentro de la cancha, aunque admite saber que está llegando al desenlace.
Expresó que jugar la Liga Uruguaya con Malvín "está presente" y quiere hacerlo en vigencia y para pelear cosas importantes. Pero le quedan dos años más de contrato y los quiere jugar al máximo nivel en donde hoy es su hogar, porque en Tenerife conoció a su pareja y formó una familia.
—¿Balance individual y colectivo de la AmeriCup?
—Creo que principalmente por el grupo que nos tocó, obviamente por la victoria ante Estados Unidos y por pasar a la segunda fase con dos victorias, el balance a mí entender es positivo y quedamos contentos. Además, porque llegaban muchos chicos nuevos, para su primera experiencia en un torneo de este nivel y el resultado fue muy bueno.
—¿Cuál fue tu reacción cuando se confirmó EE.UU. como rival en cuartos?
—Nosotros ya sabíamos las probabilidades según cómo salieran Brasil y Estados Unidos. La verdad, pasando unos segundos nunca pensás que te vas a cruzar a un equipo tan difícil, pero al mismo tiempo todos los posibles rivales eran medios complicados así que al final daba un poco lo mismo. Nosotros el trabajo ya lo habíamos hecho que era clasificar.
—¿Qué cambió del primer partido contra EE.UU. al segundo?
—Y bueno, obviamente que en el primer partido contra ellos el factor sorpresa jugó y a favor de nosotros. Ellos no nos conocían mucho, seguramente la mayoría de sus jugadores no sabían cómo eran nuestras características, contra quiénes estaban jugando. Y nosotros estábamos muy convencidos, salimos muy bien. Tuvimos una noche muy inspirada de Joaquín (Rodríguez) y de Santi (Vescovi). Y claro, para el segundo partido ya se los veía más tensos, más concentrados en el juego, ya sabían de lo que éramos capaces. Pero al final todo eso también son pequeñas victorias que Uruguay consiguió por como jugó.
—Era una selección de Euroliga: ¿ya los conocías?
—Sí, yo conocía a la mayoría, muchos juegan acá en Europa y ya había jugado contra unos cuantos de ellos, sabía quiénes eran e incluso me parecía quizás la selección más fuerte de todo el campeonato. Después jugando los noté un poco fuera de ritmo, fuera de forma.
—Vos ya le habías ganado a Estados Unidos en 2011...
—Sí, le había ganado en un campeonato que no es FIBA, sino Panamericano, en Guadalajara. También estaba Álvaro Tito, hoy como gerente de la FUBB y en aquel entonces como entrenador del equipo. Y jodía que éramos los dos que habíamos ganado dos veces, como que era una cosa de todos los días. Incluso era un equipo mucho más inexperiente que el que enfrentamos ahora, universitario. Nosotros también fuimos con un equipo joven, con Martín Osimani como referente más veterano, y competimos contra casi todos los rivales.
—¿Qué evaluación hacés de la renovación y nueva camada de la selección?
—Hay chicos con mucho talento y con muchas ganas de formar parte de este proceso de la selección, de mejorar ventana a ventana y eso es muy importante. Tenemos tamaño en las posiciones de ‘3’ principalmente, algo muy difícil de conseguir en algunos años, y manejadores también, que nosotros jugamos generalmente a partir de eso. Yo creo que este campeonato nos demostró a todos que este equipo está preparado para competir por un lugar en el Mundial. Me llevé una gran sorpresa de los jugadores interiores como Mateo (Bianchi) y Pablo (Gómez), que compitieron, se equivocaron y acertaron como todos, pero trabajaron muy consistentemente, sobre lo que les pedíamos. También el Hueso (Martínez), un jugador con mucha proyección, que nos puede dar muchas cosas. No me quiero olvidar de nadie, pero en esos lugares fue donde hubo mayor cambio.
—¿Como capitán asumís el rol de transmitir el sentido de pertenencia y de “querer formar parte del proceso”?
—Yo no soy muy hablador, pero sí, hoy soy el referente del equipo, no solo por los años en la selección sino por la carrera que pude hacer. Entonces sí, muchas veces me preguntan cosas, o también ven mis actitudes y como yo hago las cosas. Pero en general tuvimos un buen diálogo, de vez en cuando hablar es necesario porque tuvimos solo 20 días para conocernos con algunos y es importante profundizar conversando y que tengan la oportunidad de preguntarme cosas. A mí me interesa ayudar cuando alguien está interesado en aprender. Cuando yo era chico era bastante preguntador y los volvía locos a los más grandes. Me acuerdo que se reían y me tomaban un poco el pelo.
—Vas a jugar la sexta temporada en el Canarias, donde se mantiene un grupo de varios años: ¿encontraste tu lugar ahí?
—Sí, sí. Encontré un lugar que me encanta, obviamente que me queda cómodo y disfruto mucho de ser parte de este equipo. También formé una familia acá en Tenerife y eso lo cambió todo 100%. Entonces sí, lo siento en mi equipo. También dentro de la cancha me siento muy bien. Encontré un lugar en una competencia de mucha exigencia, en un equipo que tiene objetivos grandes, entonces me cierra por todos lados.
—Dijiste hace poco que son un “equipo veterano”: ¿se piensa en un recambio o se está haciendo?
—Todos los años hacen algún retoque, pero el bloque principal es verdad que se mantiene: Shermandini, Marcelinho (Huertas), Doornekamp, Fitipaldo, Guerra, Abromaitis. Creo que en algún momento inevitablemente va a haber un recambio, pero por ahora el equipo viene respondiendo. Así que yo por las dudas disfruto todas las temporadas como si fuera la última de este bloque, y a fin de año se verá si hay algún cambio importante o nos mantenemos.
—La temporada anterior les fue muy bien: ¿qué esperás para la próxima, quién se reforzó mejor?
—Hay dos o tres equipos que son Barcelona, Real Madrid y Valencia, que yo creo están muy bien. Unicaja también viene los últimos años muy bien, aunque cambió mucho el equipo. Creo que son los principales contendientes de arriba y después venimos en el segundo pelotón nosotros, que el año pasado logramos superar esas predicciones y terminamos segundos/terceros, también Baskonia, Gran Canaria... Pero hay equipos que una temporada les va muy bien y a la otra no lo pueden mantener, nosotros hemos logrado mantener el nivel todos los años y eso considero es nuestro fuerte.
—Además formaste una familia en la isla e imagino que te sentís como en casa.
—Es un poco lejos, pero me acostumbré a la distancia de los viajes y la logística del club está bastante bien. Pero es un lugar perfecto para vivir, no tiene comparación con otros lugares de Europa en los que he vivido. Y bueno, conocí a mi mujer acá, ya tenemos un hijo y otro en camino... Así que sí, en Tenerife tengo una vida bastante armada y eso lo cambió todo porque es muy difícil encontrar eso fuera de Uruguay, de tu país. Yo lo encontré y me pone muy contento
—¿Hay más uruguayos?
—Hay más de los que pensaba realmente, conozco a varios que viven en las islas. Algunos han venido a verme a algún partido y me siguen. Han tenido que emigrar por diferentes situaciones y disfrutan yéndome a ver y yo también.
—Tira el paisito, ¿te gustaría volver a jugar la Liga Uruguaya?
—No sé si pendiente, pero sí lo tengo presente. Ver cómo voy a terminar mi carrera, que a largo plazo no es porque ya tengo 34 años y obviamente estoy dentro de los últimos años. Me queda mucho menos de lo que ya jugué. No lo tengo claro todavía ni decidido. Lo que sé es que tengo dos años más de contrato acá y eso lo quiero cumplir, quiero estar jugando dos años más a este nivel, en este lugar. Y ahí veré dónde estoy parado, y qué opciones tengo, tanto deportivas como familiares, que es lo más cómodo y lo mejor para todos. Pero una opción sí es volver a Uruguay, me gustaría volver a Malvín y jugar algún año ahí. Porque me siento identificado con el club, tengo muchos amigos, mi familia, y quieras o no le debo mucho al club que me permitió desarrollarme, le tengo mucho cariño y soy hincha. Pero las circunstancias de mi vida fueron a otro lado, yo no me imaginaba capaz de instalarme fuera de Uruguay.
—Sobre el estilo de la selección: el “early offense” (ataque temprano) que propone Jauri no se hacía con Magnano o Signorelli, o antes? Si siempre fuimos “jugadores chicos y rápidos”, como dijiste vos.
—Lo que pasa es que lo que más condiciona eso es la retirada de Esteban (Batista). Era un jugador totalmente atípico para el básquet uruguayo. Entonces aprovechamos mucho la ventaja que tenía en el poste bajo por tamaño y todo lo que él desequilibraba. Entonces teníamos un perfil de juego adaptado a su juego. Ahora es totalmente diferente, va a ser casi imposible que aparezca otro físico, otro talento, otro jugador como Esteban. Pero tenemos chicos jóvenes con otra características y tenemos que adaptarnos. Primero ser mucho más agresivos en defensa, tratar de ser más activos, jugar más dos contra uno, jugar más cambio de hombre. Eso se vio en la AmeriCup y lo hicieron muy bien los internos. Después, llegar jugando es obviamente que nuestra intención y tenemos que hacerlo mejor y tratar de perfeccionarlo. Es el camino un poco que Gerardo está insistiendo y nosotros estamos convencidos también.
—¿La tercera ficha extranjera de la Liga va en contra del desarrollo de este estilo de juego?
—Es un tema para el que me siento poco formado para opinar. Además la competencia contra jugadores americanos, atléticos, que jueguen por encima del aro, también es muy importante. No estoy seguro de que bajar el nivel de la competición les haga mejor a los jóvenes. Es verdad que la liga está un poco partida, pero es una discusión eterna.
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