Redacción El País
Luego de que el plantel de futbolistas de Nacional ingresaran a la cancha el domingo con camisetas blancas con la leyenda "Todos somos familiares" en letras azules —en alusión a una nueva Marcha del Silencio, que se realizará este martes 20 de mayo—, se generó una fuerte polémica por distintas visiones sobre la iniciativa y el club emitió un comunicado argumentando que "se debió a una desinteligencia interna".
En ese sentido, se le pidió a los jugadores del plantel de básquetbol tricolor —que jugó ayer lunes la segunda final de la Liga Uruguaya contra Aguada en el Antel Arena— que no lucieran las remeras debido al revuelo interno que se generó.
Según transmitieron fuentes tricolores a Ovación, fue "resolución de la directiva del club" que "no se pueda llevar remeras alusivas" a los detenidos desaparecidos. Y que es "un tema cerrado más allá de opiniones personales". Sin embargo, algunos jugadores la lucieron igual amparados en su libertad de expresión.
Y así fue: a pesar de que había dos remeras iguales a las que lució el plantel de fútbol colgadas detrás del banco de suplentes tricolor, los jugadores salieron a calentar con los uniformes habituales de Nacional y no hicieron referencia al tema en ningún momento del partido.
Sin embargo, este martes 20 de mayo sí posaron todos juntos con las remeras con la leyenda "Todos somos familiares" diseñada con los colores de Nacional, y sosteniendo carteles que dicen: "Bolsos por memoria, verdad y justicia. Ni olvido ni perdón".
Los que sí lucieron remeras alusivas a los detenidos desaparecidos durante la segunda final de la Liga Uruguaya de Básquetbol fue la terna arbitral compuesta por Andrés Laulhe, Diego Ortiz y Gastón Rodríguez.
La acción dividió las aguas en filas tricolores. Hubo voces que se pronunciaron en contra y rechazaron estos actos al considerar que van contra del estatuto del club, que establece que en las instalaciones de los bolsos no se puede realizar ningún tipo de acto que sea con tinte político, filosófico o religioso. Hay quienes consideran que no fueron actos vinculados a fines políticos, sino que de fondo hay una trascendencia social y humana.
La Marcha del Silencio es organizada e impulsada por el colectivo Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos y otras organizaciones de defensa de los derechos humanos. Su principal meta es convocar a la sociedad civil a marchar en silencio para generar presión social para que se esclarezcan las desapariciones y asesinatos impunes durante la última dictadura cívico-militar en Uruguay.