Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Uruguay necesita, en tiempos alejados de las campañas electorales, una reforma constitucional moderna y viva, capaz de adaptarse al siglo XXI y a los avances tecnológicos que cambiaron nuestra forma de participar. La democracia ya no puede reducirse a votar cada cinco años, debe abrir espacio a la voz directa del ciudadano en las decisiones que construyen nuestro presente y nuestro futuro.
Una reforma no debe dividir, sino unir; debe ser clara, simple y comprensible, sin imponer valores ni servir a intereses partidarios; una Constitución es el pacto que sostiene nuestra convivencia, no la bandera de un grupo.
El desafío está en diseñar un texto que inspire confianza, refleje el sentido común del pueblo y sea aceptado por la mayoría. Reformar la Constitución es perfeccionar el acuerdo que nos mantiene unidos, con humildad, respeto y visión de futuro, es tiempo de volver a creer en el poder del ciudadano.
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