Roberto | Montevideo
@|La amenaza de una nueva crisis histórica.

COFE y el gobierno iniciaron un proceso de conciliación por licencias médicas. Con un gobierno de izquierda y un Ministro comunista al frente de la conducción del país, Uruguay se encamina peligrosamente hacia una de las mayores crisis de su historia. No por falta de recursos, sino por el derroche institucionalizado, por la defensa de privilegios inadmisibles y por un aparato estatal cada vez más parasitario.

El empleo público se ha transformado, en gran parte, en una burocracia enquistada, sostenida por una red de cargos de confianza, amigos del poder y operadores políticos que poco o nada aportan al funcionamiento real del Estado. Mientras el aparato crece desmedidamente, la carga impositiva sobre trabajadores y productores se hace cada vez más asfixiante. En el corazón de este modelo no está la eficiencia ni el servicio a la ciudadanía: está el clientelismo, la compra encubierta de votos, y la consolidación de una casta privilegiada que vive a costa del esfuerzo ajeno.

Sin embargo, no podemos ser injustos: hay una porción -la menor, pero invaluable- de funcionarios públicos que trabajan con compromiso, que sostienen el día a día del Estado, que hacen del deber una vocación. A ellos se les niega el reconocimiento, se les congela el avance mientras otros cobran sueldos elevados por simplemente estar o ni siquiera eso.

Ahora COFE, el sindicato que históricamente ha defendido los abusos con el disfraz de los derechos, vuelve a la carga. Pretende reinstaurar el pago del 100% del salario con solo presentar un certificado médico, sin mayores controles. En tiempos donde el sistema actual marca diferencias claras con el sector privado -donde el trabajador pierde días de salario por enfermedad y recibe un subsidio menor-, esta reivindicación es un insulto a quienes realmente producen.

¿Vamos a seguir tolerando que las enfermedades imaginarias sean premiadas con licencias pagas? ¿Vamos a seguir permitiendo que el Estado funcione como una agencia de empleos para los amigos del poder, financiada por los que sí trabajan?

La izquierda y su lógica estatista siguen una hoja de ruta que no cambia: más impuestos, más empleados públicos innecesarios, más privilegios sindicales, menos productividad, menos desarrollo. Y todo esto, con un Ministro comunista que no busca administrar, sino ideologizar; que no quiere mejorar el país, sino someterlo a un modelo fracasado.

Uruguay no resiste más este rumbo. O lo enfrentamos con decisión y claridad, o nos encontraremos atrapados en una crisis sin retorno donde el Estado ya no sea el problema: será la ruina.